Bienal de Venecia
Ovaciones para las obras y la orquesta española
Obras de J.M.Sánchez Verdú, G.Erkoreka, F.Romitelli, L.de Pablo, F.Guerrero, A.Posada y H. Kyburz. P.Carneiro, marimba y U. Wiget, piano. Orquesta de la Comunidad de Madrid. J.R.Encinar y L.Pfaff, directores. Teatro Malibran. Venecia. 15 y 16 de octubre.
En el reformado Teatro Malibran se presento “la Orquesta de la Comunidad de Madrid para ofrecer dos programas centrados en la música española, auténtico foco de atención de la presente edición de la Bienal. Resulta todo un símbolo fue el programa inaugural llevase España en sus notas y que España haya sido el país del que mas música se escuchará en esta Bienal y es que Italia siente gran admiración y un poquito de envidia por cuanto sucede en nuestra música contemporánea. El conjunto madrileño ha conseguido que estos sentimientos sean aún más fuertes tres su paso por Venecia. Según ha reconocido el propio director de la muestra, el compositor Giorgio Battistelli, es muy infrecuente que las obras de nuestros días se presenten tan trabajadas como lo han hecho los de la CAM. Tanto Encinar como Pfaff han realizado un gran trabajo, sin escatimar ensayos, para ofrecer siete obras que eran estrenos en Italia y casi todas primeras lecturas para el propio conjunto, aunque sus autores quizá no las hayan escuchado nunca mejor tocadas. No son de extrañar los calurosos aplausos –ovaciones al final del segundo concierto- del público que días antes había protestado a la Orquesta de La Fenice.
Se comprueba con satisfacción el nexo que existe entre la vieja guardia y las jóvenes generaciones de autores y que éstos vayan reafirmando sus personalidades. “Vendaval” de Luis de Pablo viene a recopilar sus últimas estéticas en un trabajo sólido y redondo, que sigue el camino de la asequibilidad de sus últimas obras. Tanto “Taqsim ” como “Afrika ” se dejan influenciar por las culturas afroasiáticas. La primera es casi un preludio que deja constancia de los trazos seguros y refinados de Sánchez Verdú y en la segunda, de Erkoreka, el lenguaje se vuelve más popular y la marimba toma prestados sonidos de otros instrumentos, como la vasca txalaparta. Su segundo tiempo no oculta citas a Stravinski. Fausto Romitelli dejó escrita antes de morir «Flowing down too slow», encargo de la Bienal, y en ella muestra como es posible combinar la afición a la música electrónica popular con la emotividad.
Pero sin duda la partitura triunfadora de cara al público de los tres conciertos presenciados fue «Coma Berenices per orchestra» , de escritura rompedora y rotunda, de bruscas sonoridades plenas de tensión y de gran violencia en las numerosísimas cajas. Fue aclamada. El «Ápeiron para orquesta» de Alberto Posada se inicia a partir de una trama compacta que constituye un fondo sobre el que se proyectan diversos acentos dramáticos que van tensando la estructura. Hay mucho de Guerrero en ella, aunque suavizado. Completó la sesión el «Concierto para piano y orquesta» de Hanspeter Kyburz, tocado por Uli Wiget, en el que revolotean ritmos jazzísticos enmascarados en una sucesión vertiginosa de notas y por la profusa percusión. La radio italiana emitió en directo el último concierto. Éxito de la música española servido espléndidamente por una orquesta a la que han dejado las puertas abiertas para el regreso. Gonzalo Alonso