Ciclo Juventudes Musicales
La juventud se aplica
Obras de Monteverde, Marini, Carissimi, Cavalli, Haendel, Haydn y Piccini. Solistas y Orquesta de les Arts Florissants. W.Christie, director. Auditorio Nacional. Madrid, 7 de marzo.
No sería justo empezar este comentario sin mencionar el mes de oro que supone marzo para el público del ciclo madrileño de Juventudes Musicales. No es nada fácil, sino casi un hito, poder reunir en tan corto espacio de tiempo a las que quizá sean las tres batutas más solicitadas de la música de los periodos clásico y barroco, Christie, Gardiner y Minkowski, para acabar de redondear con Mutti y Maazel. Todo un record.
Los tres citados han encontrado su espacio en el mundo musical, su respectivo filón. Christie nos viene presentando desde hace años el espectáculo bautizado como “Le jardin des voix” en el que, junto a la la agrupación Les Arts Florissants, que formara el propio director en 1979, se presentan jóvenes voces en los inicios de sus carreras para interpretar individual y colectivamente un repertorio de músicas antiguas que Christie casi logra que nos suenen como nuevas. El espectáculo está muy trabajado, cuidado hasta el más mínimo detalle y abordado con enorme cariño. Hay una semiescenificación, con ropa actual diseñada expresamente, que ayuda a evitar la monotonía en la que podría caerse. Christie muchas veces permanece sentado, sonriente, como un espectador más y se toca y canta sin batuta. La selección musical suele estar bien realizada, si bien en esta ocasión hubo alguna pieza de excesiva duración para el contexto –el aria de “Orfeo” de Monteverdi- o de excesiva complejidad y dificultad para sus noveles intérpretes, caso de las arias de “Deidamia” de Haendel o “La buona figliuola” de Piccini. Y es que los jóvenes cumplen, pero para cantar en condiciones ciertas páginas hay que poseer dosis de calidad y experiencia superiores. En cambio se acertó plenamente en las dos obras de cierre de primera y segunda parte: el precioso y breve dúo de “La coronación de Popea” de Monteverdi y el sexteto ampliado de “L’incontro improvviso” de Haydn. Buena cosa es que en el plantel hubiese un español, el tenor Juan Sancho, que resultase ser uno de los cantantes más sobresalientes de la velada.
En la sala, entre ese público habitual de Juventudes que un día fue joven pero ya no lo es tanto, se encontraba la plana mayor artística del Teatro Real, que no suele acudir al Auditorio. Había una razón: Christie abordará junto a Pizzi la gran trilogía monteverdiana en tres temporadas consecutivas a partir de la próxima. Gonzalo ALONSO