Leonskaja, valentía ausente
Ciclo de Grandes Intérpretes
Leonskaja, valentía ausente
Obras de Beethoven. Elisabeth Leonskaja, piano. Auditorio Nacional. Madrid, 27 de enero.
Los conciertos tienen su protocolo y en él entra discutir a su final sobre la calidad de lo escuchado. Un conocido hacía un tan peculiar como agrio comentario al nuevo recital de Elisabeth Leonskaja en Madrid: “Es música escrita por un sordo y tocada por una vieja”. ¡Para que luego hablen de la severidad de algunos críticos! El caso es que efectivamente Beethoven compuso sus tres últimas sonatas ya sordo como una tapia, pero Leonskaja (Tiflis, 1945) no es tan mayor, aunque este día al teclado pudiera parecerlo.
¡Quién pudiera con pleno oído escribir tres sonatas como las Op. 109, 110 y 111! Leonskaja tocó la primera como ausente, en parte por el nuevamente ruidoso comportamiento del público y en la segunda pesaron más los errores que la muy buena intención. Todo ello se tradujo en una siempre inadecuada sensación de distanciamiento de la música, lo que en Beethoven es pecado mortal. En la Op. 111 cambiaron las tornas y la estupenda pianista volvió a mostrar una de sus características fundamentales, su valentía, y con ella hizo música hasta acabar en un inolvidable trino allá donde Alfred Brendel hablaba de “preludio al silencio”. Gonzalo Alonso
Pdt. Y, hablando de Brendel, ¿Cómo es que Scherzo no le trajo a Madrid en su gira de despedida?
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