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Por Publicado el: 03/11/2014Categorías: Crítica

Londres: Domingo sigue siendo un milagro, pero menos

I DUE FOSCARI (G. VERDI)
Covent Garden de Londres. 2 Noviembre 2014.

I  Due  Foscari    es  la  sexta  ópera  que  compuso  Giuseppe  Verdi  y  su  segunda colaboración con el libretista Piave. Para mi gusto personal estamos ante una ópera que cuenta con una escena final magnífica, a la altura del mejor Verdi, pero que en su conjunto se ve lastrada  por su endeble y, en gran parte,  previsible argumento. En los últimos 50 años ha sido una de las óperas menos representadas de Verdi hasta que Plácido  Domingo  decidió  añadir  el  personaje  del  Doge  Francesco  Foscari  a  su repertorio, habiéndolo paseado por Los Angeles, Valencia y Viena, llegando ahora a Londres.

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La producción escénica ha sido la misma en todas las ocasione señaladas, ya que es bien sabido que los teatros que quieren contar con determinados cantantes, tienen que aceptar sus  condiciones. Así  pues,  la  producción escénica  es  la  ya  conocida  de  Thadeus Strassberger, que se pudo ver en Valencia hace casi dos años. Strassberger se limita a narrar la historia de los Foscari (Venecia, siglo XV), sin relecturas de ningún tipo y poniendo la acción en la época histórica referida. Lo menos convincente de la narración es colocar la última escena en el dormitorio del Doge, en lugar de en la Sala del Consejo, lo que resulta más adecuado e impactante. La escenografía (Kevin Knight) presenta un escenario único, con una plataforma en el centro, cambiando las escenas con algunos módulos móviles y elementos de atrezzo. El escenario siempre ofrece un puente elevado, en donde se colocan algunos figurantes o coralistas en las escenas de conjunto. El vestuario (Mattie Ullrich) es lo más atractivo de la producción, siempre en rojo, negro o blanco, excepto el vestuario de Lucrezia Contarini. El ambiente nocturno y tétrico  elegido  por  Strassberger  permite  una  buena  labor  de  iluminación  (Bruno Poet).La dirección escénica no tiene nada de particular y resulta poco convincente la extravagancia guiñolesca que hace en la escena del Carnaval. La producción no molesta, pero tampoco resulta ni atractiva ni interesante.

En estas óperas del primer Verdi la figura del director musical tiene una gran importancia, ya que, si el podio no tiene un gran maestro, la ópera puede convertirse en un tanto  aburrida. Uno de los elementos fundamentales de estas representaciones era precisamente la presencia de Antonio Pappano al frente de la dirección. Muy pocos son los maestros que pueden compararse a Pappano interpretando la música de  Verdi. Lamentablemente,  en  esta  representación no estaba Antonio Pappano, ocupando el podio en su lugar Renato Balsadonna, el director del Coro de la Royal Opera House. Es evidente que toda la preparación de la orquesta es obra de Pappano, ya que él ha dirigido todas las representaciones anteriores. No obstante, la lectura no me resultó particularmente vibrante e inspirada. No cabe duda de que Renato Balsadonna es un gran músico, pero eché en falta mayor inspiración en el foso. La prestación de la Orquesta de la Royal Opera House fue muy buena. Al Coro, en cambio, le he encontrado por debajo del nivel excelente de otras ocasiones anteriores.

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El protagonista, el Doge Francesco Foscari, fue interpretado por Plácido Domingo, sin duda el foco de interés de estas representaciones para el público. Más allá de que a sus casi 74 años sigue siendo un milagro vocal, está claro que el público no viene a juzgar la actuación de su ídolo, sino a rendirle tributo de admiración y homenaje por su gran carrera, y con toda justicia, tendría que añadir. Plácido Domingo es como una  madre a la que sus hijos van a ver en el teatro. A las madres se les quiere y un hijo no se dedica a sacarle defectos. Algo de esto es lo que ocurre con él. Como mis amigos no esperan que yo sea también hijo de Supermán, les diré que su actuación ha estado por debajo de la que ofreció hace dos años en Valencia. Su escena inicial me resultó bastante preocupante, aunque luego las cosas mejoraron. En cualquier caso, la voz ha perdido frescura, el control de la respiración ha empeorado y Foscari es un personaje menos adecuado a sus características vocales que otros barítonos verdianos que ha interpretado en los últimos años. El público le aclamó, pero yo salí pensando que nos queda muy poco tiempo para seguir viendo a Plácido Domingo en escena. Quizá haya sido ésta la última vez que yo le vea.

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La soprano italiana Maria Agresta es una de las grandes revelaciones de los últimos años, poseedora de una voz de calidad y muy bien manejada. En el  personaje de Lucrezia Contarini la encuentro un tanto al límite de sus posibilidades. Para mi gusto es una de las más interesantes sopranos líricas de la actualidad, pero hace falta algo más que eso para este personaje.

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Maria Agresta y Francesco Meli

Algo parecido podría decir de Francesco Meli. A mi parecer estamos ante un cantante elegante y de fraseo muy refinado, especialmente adecuado para el repertorio puramente lírico. En mi opinión el personaje del desgraciado Jacopo Foscari requiere una voz más dramática que la de Francesco Meli. Como en el caso de Maria Agresta, se trata de dos estupendos cantantes que brillan más en un repertorio más ligero.

I DUE FOSCARI. COVENT GARDEN_page4_image5Maurizio Muraro y Plácido Domingo

Adecuado y sonoro Maurizio Muraro en el personaje del malvado Jacopo Loredano. Los otros personajes secundarios fueron bien cubiertos por Samuel Sakker (Barbarigo) y Rachel Kelly (Pisana).

El Covent Garden estaba prácticamente lleno. El público se mostró calido, aunque no entusiasmado, a escena abierta, desatando al final su entusiasmo, especialmente dirigido a Supermán, y también, aunque en menor medida, a Maria Agresta y a Francesco Meli.

La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 2 horas y 24 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 1 hora y 48 minutos. En Valencia (Omer Meir Wellber) fue 7 minutos más   corta. Parece que también la Royal Opera House se quiso sumar al homenaje a Plácido Domingo, ya que el telón no bajó hasta transcurridos casi 8 minutos de terminar la ópera, en lugar de los 5 habituales.

El Precio de la localidad más cara era de 235 libras (aprox. 300 euros), siendo el precio de la localidad más barata con visibilidad plena de 43 libras (aprox.55 euros). José M. Irurzun

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