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Por Publicado el: 02/06/2013Categorías: En la prensa

Mehta: «Es un milagro que el Palau de les Arts siga aguantando»

EL MUNDO, 01-06-2013

La primavera rara de Valencia derrite el hormigón del Palau de les Arts y Zubin Mehta (Bombay, India, 1936) no puede evitar el encendimiento. Camiseta de manga corta con un elefante bordado en el bolsillo, la mano que abanica. Arriba, abajo, arriba, abajo. Acude a la cita con un pequeño retraso; ha estado de audiciones desde primera hora. El tenor Aleksandrs Antonenko, su Otello, canceló su participación por enfermedad y hacía falta un recambio. Los otellosno están en una estantería en el supermercado, no se piden por correo.

«Pocos tenores cantan Otello», dice Mehta. «Pavarotti lo hizo una vez, Carreras nunca. A los latinos no les va bien». Finalmente, eligió a Gregory Kunde, «ideal para el papel». Otello, que se estrena hoy en Les Arts, es la segunda incursión en Valencia del maestro en el repertorio verdiano después de su aplaudido Il trovatore. «Es un Verdi raro, tardío», matiza, «Es su obra más wagneriana. Supongo que él nunca reconocería a Wagner como influjo, pero…».

Y entonces Mehta, con maneras impecables y mocasines con calcetines, con el pelo cano y alborotado como un Gainsbourg que pasó de la pose, se entusiasma: «Verdi y Wagner tenían el mismoleitmotiv: el amor, el odio… Esas cosas no cambian». Luego se pone a hablar de la escenografía sin necesidad de preguntarle. «Mire, hay que ahorrar. No hay sillas, no hay mesas, no hay una sola cruz sobre el escenario. Toda la ópera en una escena. Pero el trabajo de Livermore [Davide, director de escena] es estupendo. Es como el Globe Theatre de Shakespeare…».

En la sala está también la intendente del Palau, Helga Schmidt, que apunta que la producción es nueva porque así es más barato. Alquilar un montaje similar llegado de Pekín, por ejemplo, «costaría lo mismo que hacerla de cero». Por el transporte, el seguro y esas cosas. Mehta sonríe: «Su nueva religión es ahorrar». De hecho, la producción se enmarca en un Festival del Mediterrani que comenzó con tres óperas y ahora muestra una. «Todo depende de la economía», dice el maestro.

Schmidt se retira; Mehta sigue hablando de «la jefa». «Sin ella, todo esto se vendría abajo. Y es un milagro que el Palau esté aguantando, con los recortes de presupuesto que ha vivido». Los gastos de la intendente han generado controversia durante meses pero el director lo tiene claro: «No sé cuánto cobraba antes, pero tendrían que devolverle el salario. Ningún intendente del mundo, ¡del mundo!, cobra tan poco. Es un escándalo. El intendente de Florencia y Gerard Mortier están en 250.000 euros; Helga gana ahora 60.000. Es rídiculo».

Sobre los aprietos y sobre la renovación de Schmidt habló Mehta con el presidente Alberto Fabra. «Me prometió que no habrá más recortes. La situación es difícil, me dijo, pero me dio su palabra».

–Pero, maestro, ¿no cree que se gastó en exceso durante los inicios de Les Arts, que en el mundo de la ópera el dinero no se mide?

–El presupuesto inicial, de 34 millones de euros, era bastante pero no mucho. Ahora no tenemos ni la mitad. En Múnich tienen 50 millones… y en Salzburgo, 64 para cinco días. No, estas cifras no son un exceso.

—¿Es verdad que los grandes del negocio rebajan el caché?

Uhhhh, claro que sí, claro que sí. En todo el mundo, en todos los teatros. Pero en el Palau de les Arts, sin duda. Helga es muy dura.

Mehta responde a estas dos preguntas mirando a los ojos, ladeando una sonrisa cómplice, moviendo la cabeza. Palabra y gesto, conciencia. Sabe que la situación se ha complicado para todos, que su trabajo no es bajar a la mina pero, qué demonios, ya nadie vive como hace unos años. Él también ha rebajado su salario en unos 100.000 euros para seguir viniendo a Valencia cada año.

Aunque la ópera siempre será cara. «Le pregunté a Fabra si quería una ópera de nivel internacional». Es lo que hay. «El Gobierno», prosigue, «debería ayudar a la Orquestra de la Comunitat a girar. Valencia tendría que estar actuando en el Carnegie Hall… pero el Carnegie Hall no puede pagar el viaje, eso lo tiene que hacer la Administración. Es promoción, es la mejor forma de darse a conocer». Sobre el Teatro Real y el Liceu no habla, porque «yo soy valenciano». El director se muestra esta vez algo más prudente que en otras intervenciones. Hace un año dijo que la situación del Palau respecto al resto de óperas españolas era injusta. «¿Por qué Barcelona y Madrid reciben más que Valencia?».

Miles Davis, probablemente con un whisky en la mano, dijo eso de «mi ego sólo necesita una buena sección rítmica». Como Miles, Mehta puede parecer un músico de raza maldita. No lo es. Sólo que habla sin melindres. «El Gobierno no tiene coraje para reforzar la educación y la cultura. Y pregunte usted a la gente qué preferiría hacer con su dinero: ¿pagar a los políticos o destinarlo a la cultura? A ver qué dicen». Sigue: «En España falta una ley de mecenazgo. En EE UU es perfecto. Recibes el dinero entero, sin impuestos, sin política… limpio. Es la mejor manera de trabajar, así nadie te obliga a trabajar con familiares, a tener contrapartidas. Sólo cultura. Cultura y educación», remata. Daniel Borrás

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