Temporada de ópera de ABAO
Norma va de outlet
«Norma» de Bellini. F.Cedolins, M.Cantarero, F.Hng, M.Spotti, M.de Diego, G.Lanza. Coro de la Ópera de Bilbao y Orquesta Sinfónica de Navarra. F.Tiezzi, dirección escénica. Y.Abel, dirección musical. Palaci Euskalduna. Bilbao, 26 de septiembre.
La producción de Federico Tiezzi, proveniente de Bolonia, Trieste y Bari, muestra toda una melopea mental, en la que se mezclan romanos, druidas, uniformes napoleónicos, columnas neoclásicas, telones con pinturas infantiloides, balones, etc. Como si se hubiese visitado un outlet buscando qué meter en la ópera. Las contradicciones entre texto y escena son más que evidentes, las gesticulaciones de protagonistas y figurantes totalmente trasnochadas… La relativa belleza fotográfica de algún cuadro no justifica tal empanada cuando se cae en absurdos como que el público sonría en una escena tan tremenda como la del frustrado matricidio, al ver a los dos hijos de la sacerdotisa jugando con un trenecito. ¿Para qué gastarse el dinero en tales producciones cuando lo que este repertorio requiere es simplemente claridad e imaginación?
La dirección de Yves Abel resulta irregular. Confunde frecuentemente velocidad con tensión, cuando concertar más deprisa no significa hacerlo con más vibración. Al contrario, la discreta Orquesta Sinfónica de Navarra suena pachanguera en momentos como la declaración de guerra de druidas a romanos. En cambio acierta en otros muy líricos, especialmente en casi todo el último acto.
Afortunadamente el éxito del belcantismo radica fundamentalmente en las voces y esto se sabe bien en ABAO. Si al Oroveso del bajo Marco Spotti le basta con cumplir y el tenor Francesco Hong luce agudos pero poco refinamiento belcantista, apartado especial merecen Norma y Adalgisa. ABAO confía ambos roles a dos sopranos, como fue en una época, y logra que ambas voces contrasten en sus dos dúos, muy bien cantados. Mariola Cantarero borda Adalgisa, ofreciendo facilidad en las coloraturas, medias voces, pianos, fortes, etc. de la mayor pureza estilística. Toda una exhibición con plena comodidad. Caballé, Norma de referencia, decía acertadamente que este papel era mucho más complicado que el de Isolda. Realmente precisa una dramática de agilidad, voz nada frecuente. Las dramáticas puras naufragan en la cabaleta «A bello a me ritorna», las ligeras en el dúo del último acto y sólo las voces exactas sobreviven al terrible trío final del primer acto. Fiorenza Cedolins, de espléndida figura en escena, es soprano lírica pura y de ahí que componga una Norma equilibrada ante todo, con alguna dificultad en las agilidades pero de intensa expresividad en los pasajes lírico-dramaticos. Perfecto el «Dormono entrambi» y emotiva desde el «Qual cor tradisti» al «Deh, non volerli vittime». Viniendo estos al final de la obra, el triunfo por aclamación está siempre asegurado. Gonzalo Alonso