Concurso Operalia
Un nivel discreto
J. KAISER, J. LANGSTON, M. GRIMSON, A. CHACON CRUZ, S. PHILLIPS, B. RIBEIRO, J. RIVERA, F. SACCHI, D. MENENDEZ DIAZ, V. LADYUK, K. DOBAY, A. NOGUERA, B. RIBEIRO. Orquesta Sinfónica de Madrid. P.Domingo, director. Teatro Real. Madrid, 10 de junio.
Operalia nación en 1993 como una iniciativa de Plácido Domingo para ayudar a los jóvenes cantantes en sus inicios, una ayuda de la que él no dispuso. A la largo de estos años ha promocionado nombres como los de los tenores José Cura y Rolando Vilazón o las sopranos Ainoa Arteta y Mariola Cantarero. Esta es la segunda vez en la historia del concurso que se celebran en Madrid las pruebas que han finalizado con la audición en el teatro Real de trce
cantantes de los cuarenta que llegaron a los cuartos de final en el Teatro de la Zarzuela.
La mitad de los participantes provenían del continente americano -EEUU, Canadá, Brasil, Méjico y Argentina- y el resto de Australia, Letonia, Italia, Portugal, Alemania y Rusia. Finalistas y no finalistas unieron sus voces, al final de la gala, en el coro de «Nabucco» de Verdi. Plácido Domingo volvió a mostrar su versatilidad, además de como promotor, dirigiendo las diecinueve piezas. Y también su fortaleza, pues no sólo fueron estas sus únicas tareas en su semana madrileña, sino que también completó toda la parte del tenor en la grabación de la «Pepita Jiménez» de Albéniz con la Orquesta de la Comunidad de Madrid.
Un jurado integrado por diez personalidades de la música, entre los que se encontraban Emilio Sagi -esa noche con estreno en la Zarzuela-, Joan Matabosch y Helga Schmidt -responsables artísticos del Real, Liceo y Palacio de las Artes- y otras personalidades ligadas a teatros como el Chatelet, Covent Garden, Bordeaux o Lieja y José Carreras, añadido sorpresa, otorgó los primeros premios al barítono ruso Vasily Ladyuk y a la soprano a mericana Susana Phillips, los segundos al bajo brasileño Diogenes Randers y el tenor canadiense Joseph Kaiser y los terceros al barítono español David Menéndez y al canadiense Joshua Hopkins. Se entregó además los Premios de Zarzuela, fundados en homenaje a los padres de Plácido Domingo, a la mezzo alemana Kinga Dobay y al tenor mejicano Arturo Chacón Cruz. .
El público también tuvo ocasión de dar su opinión y mientras deliberaba el jurado se contaron los votos de la audiencia, que mostró su preferencia por la soprano Phillips. Los once seleccionados en repertorio operístico mostraron lo más lírico de él, sin que hubiese casi ningún exponente del repertorio dramático. Hasta Argentina, Méjico, Portugal, Alemania, Rusia y USA ha llegado la zarzuela, siendo de valorar el esfuerzo de los provenientes de esos países. No parece probable que esta vez puedan surgir de entre los concursantes figuras como Cura o Vilazón, pero varios de ellos, especialmente el tenor portugués Bruno Ribeiro -incomprensiblemente sin premio alguno- y el barítono ruso Vasily Ladyuk, harán carrera. Teresa Berganza escuchó desde platea como las concursantes interpretaban «Piangero la sorte mia» o el rondó de «Cenerentola». También las escuchó la Ministra de Cultura. Gonzalo Alonso