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Por Publicado el: 16/03/2013Categorías: Crítica

Temporada de la Zarzuela: Una marina nocturna

Temporada de la Zarzuela

Una marina nocturna

“Marina” de Arrieta. M. Cantarero, C. Albelo, J.J. Rodríguez, S. Orfila, G. Bullón, etc. Coro del Teatro de la Zarzuela y Orquesta de la Comunidad de Madrid. I. García, dirección de escena. C. Soler, dirección musical. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 15 de marzo.

Antonio Fernández Cid consideraba en su crítica de la anterior producción de “Marina” en el teatro de la Zarzuela (1994) que se trata del título más popular entre las óperas españolas. Probablemente lo fuera en aquellos años en los que Alfredo Kraus la paseaba por escenarios y salas de grabación. Lo cierto es que hoy se encuentra un tanto olvidada, hasta el punto que buena parte del público que acudió al estreno del viernes se preguntaba cómo es que no se programa más. Han hecho falta casi veinte años para que volviese a los escenarios madrileños, pero lo ha hecho con una rara virtud para lo que ha sido costumbre en el último periodo del coliseo madrileño, la supremacía de la voz, y con la versión que supuso su estreno en el Teatro Real en 1871, dieciséis años después de ser dada a conocer en la Zarzuela.

El papel de Marina no es moco de pavo, sobre todo con su rondó final –Arrieta acompaña con flauta a la protagonista recordando la escena de la locura de “Lucia di Lammermoor”- y el hasta ahora desconocido dúo con Roque, de tintes más verdianos que los belcantistas del resto de una partitura transformada por Arrieta en ópera que sin embargo no perdió sus aires de zarzuela. Cualquier soprano queda muy expuesta ante las exigencias en el registro agudo y alguna que otra en el grave. Mariola Cantarero supo lidiar las dificultades, cortar trofeo y dar la vuelta al ruedo entre las ovaciones del respetable. Quizá no posea ya aquella voz que nos deslumbraba por las alturas en Las Palmas en 2004, porque ha ganado cuerpoo y crecido el vibrato, pero ha ganado en expresividad. Esta característica fue compartida también por Juan Jesús Rodríguez -¡qué estupenda materia vocal!- como Roque y Simón Orfila como Pacual. Ambos luciendo además una perfecta dicción. Hay que agradecer a Celso Albelo que en todo momento nos recordase al añorado maestro Alfredo Kraus de aquella “Marina” de 1994 y de las anteriores, porque ha estudiado bien la forma en que aquél abordaba cada frase. A Albelo le falta impregnar a Jorge de mayor personalidad propia, pero ya lo hará con el tiempo. La voz ha ganado peso, pero conserva la envidiable capacidad para los agudos y plasmó una interpretación realmente brillante.

De bella estética escenografía y luces, bastante abigarrado el vestuario, ambición en los movimientos y acierto en eliminar cursilerías –uno no podrá olvidar a Kraus cantando el “brindis” de marinerito- de Ignacio García, si bien peca de dibujar una marina excesivamente nocturna. A Cristóbal Soler le faltan horas de vuelo y estudio para hacer suya la partitura, pero salvó la papeleta gracias a las voces que había en el escenario.

En el patio de butacas mucho famoso, desde la duquesa de Franco a Carlos Divar, pasando por Pilar Jurado, María José Montiel. Merece la pena acudir a esta nueva producción del Teatro de la Zarzuela. Gonzalo Alonso

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