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ESPERANDO A...AFKHAM
Por Publicado el: 02/05/2014Categorías: Recomendación

Yuja Wang, pianista, juventudes musicales orientales

Yuja Wang

JUVENTUDES ORIENTALES

Yuja Wang, pequinesa de nacimiento, comenzó sus estudios de piano en la capital china, pero  se mudó a Canadá a los 12 años. A los 15 ganó el concurso del Festival de Aspen, lo que le animó a trasladarse a EE.UU, donde siguió estudiando en la Curtis de Filadelfia. Se graduó allí en 2008, y al año siguiente firmó un contrato de artista exclusiva con Deutsche Grammophon, compañía con la que sigue haciendo discos. La han dirigido Dudamel o Gergiev, Pappano o Tilson-Thomas, Barenboim o Abbado,  con quien grabó una obra tan peligrosa para un joven pianista como la Rapsodia sobre un tema de Paganini, música de enorme rango expresivo que se suele tocar bastante superficialmente.  Su disco más reciente, en fin, es un reflejo del caos que viven las compañías discográficas ante la acuciante falta de compradores de discos: un conjunto de piezas de compositores que van de Chopin a Saint-Saëns, pasando por ¡Bach y Scriabin!  Pero deja ya registradas en disco, por ejemplo, las sonatas para violín y piano de Brahms (con Leonidas Kavakos), que no son precisamente un repertorio de andar por casa. Wang es una incansable trabajadora, que no para de dar conciertos y recitales, en agotadoras giras por América, Asia y Europa, pero es también una pianista de enorme talento. La escucharemos de nuevo en el Ciclo de Grandes Intérpretes, de la Fundación Scherzo, al que regresa tras su participación en la octava edición de su hermano menor, el Ciclo de Jóvenes Intérpretes.

         Es una suerte que Madrid cuente con un ciclo como este, iniciativa de una revista de música clásica (una de las dos de mayor prestigio en España), es decir de una empresa cultural que ha de partirse los brazos (entre otras partes del cuerpo y la mente) para que esa minoría llamada aficionados a la música clásica puedan seguir escuchando en Madrid si no a todos sí a una buena parte de los más grandes pianistas del momento. Y es una suerte no ya que podamos contar con el propio ciclo, sino con su valerosa continuidad, pues llega ya a la edición 19. Esta vez nos propone un pianismo joven, lo que de entrada interesa, ya que como todo el mundo sabe y comprueba día a día, al margen de las calidades que da la experiencia, los músicos jóvenes se suelen expresar con unas ganas y un convencimiento alejadísimos de los usos funcionariales que se van adquiriendo con el tiempo cuando se producen más adulaciones de la cuenta. Yuja Wang rezuma juventud y entusiasmo; para bien y a veces para regular. Pero nadie le puede discutir su capacidad para jugársela cada vez que sube al escenario, y su absoluta voluntad de decir algo nuevo y alejado de la ideología única. Su Chopin o su Liszt son muy de recibo, en este aspecto, aunque de una humanidad más fogosa que contemplativa y, hasta donde pueda conocer a la artista de Beijing, tampoco  un Chopin a la Debussy o un Liszt a la Scriabin, cosas estas cada día más de moda entre artistas jóvenes, siempre ávidos de contar cosas distintas. Así que bien, esa es Yuja Wang; a eso me refería antes cuando hablaba de que se la juega: hacer a los románticos no muy románticos, y, al mismo tiempo, sin dejarles pensar en claves de futuro es algo que solo se pueden permitir los que, antes de ponerse a tocar como posesos, dedican un tiempo a pensar.

     En este recital, junto a Chopin, se podrá escuchar obras de Prokofiev, Stravinsky y Nicolai Kapustin: la tercera sonata de Prokofiev, una obra que ya apunta buenas maneras con respecto al grueso de la serie; los tres movimientos de la Petruchka, de Stravinsky, que como todo buen aficionado sabe es una importante prueba técnica para cualquier pianista,  y una interesante pieza del ucraniano Nikolai Kapustin, las Variaciones op.4, que si el lector desea conocerla antes puede encontrarla grabada en un disco de la marca Hyperion, en una excelente  interpretación de Marc-André Hamelin. Pedro González Mira

 

Yuja Wang, piano. Obras de Prokofiev, Chopin, Kapustin y Stravinsky. Auditorio Nacional de Música, sala sinfónica. Miércoles 7, 19.30. Entre 31 y 56 €.

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