Ni uno de nuestros críticos se enteró en realidad de «El Barbero de Sevilla». A casi ninguno le gustó la dirección musical de Guelmetti, pero ni uno dijo qué versión estaba dirigiendo. Porque, me quieren decir, dónde estaban los agudos del «Largo al factotum? ó cómo se puede cantar «La calumnia» tan entrecortadamente? Y es que se ofreció la versión revisada de Zedda. El Real a pagar más derechos de autor y el público a quedarse con un Barbero descafeinado. De aquí que a algunos observasen una cierta monotonía
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