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Despojado de trascendencia
Borrachera de Idomeneos
Por Publicado el: 09/04/2006Categorías: Crítica

Bros y Cantarero en oratorio

Ciclos Musicales de la CAM
Bros y Cantarero en oratorio
“Crucifixus” de J.L.Turina y “Cristo en el Monte de los Olivos” de Beethoven. J.Bros, M.Cantarero, M.L.Galindo. Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. J.R. Encinar, director. Auditorio Nacional. Madrid, 7 de abril.
Con muchos claros en el Auditorio, posiblemente provocados tanto por la quizá excesiva actividad de la Orquesta de la CAM como por el inicio de las vacaciones, se celebró uno de los conciertos de Semana Santa más interesantes, en un año marcado por la peculiar e incomprensible ausencia de la “Pasión según San Mateo” de Bach. Encinar programó una obra de juventud de José Luis Turina con el único oratorio de Beethoven, ese “Cristo en el Monte de los Olivos” de tan rara audición y añadió dos solistas de referencia: José Bros y Mariola Cantarero.
El “Cricifixus” de José Luis Turina es obra temprana, compuesta con prisas para su presentación a un concurso que no ganó. Sin embargo hemos escuchado muchas partituras de menor atractivo vencedoras en concursos más importantes. El título no se corresponde con una intención religiosa, sino que alude a su relación con un tema de cuatro notas que Bach introdujo en el Primer libro de su “Clave bien temperado” y que luego empleó en la gran Pasión citada al inicio para simbolizar la imagen de la cruz. Formación exclusivamente de cuerda, con un piano apenas activo, para ensoñar casi un nocturno en el que alternan solos con secciones reducidas.
A Beethoven no se le dio especialmente bien ni el oratorio ni la ópera, quizá por ello el único del primer género que compusiera mantiene un cierto sabor lírico desde su muy interesante entrada, con dos arias sucesivas de tenor y soprano, hasta los juegos vocales en los coros de soldados y discípulos. No es una obra maestra, pero sí merece ser más conocida. La dirigió muy bien José Ramón Encinar. Mariola Cantarero posee una voz limpia, segura en agudo y agilidades, quizá aún un poco escasa en el registro bajo, pero casi ideal para Serafín. José Bros resultú un auténtico lujo como Jesús. Ya quisiéramos escuchar tenores de esta categoría en este tipo de obras. Voz de gran belleza, homogénea, sin problemas técnicos, siempre esforzado en el estilo, musical y con un caudal que crece por meses y que se proyecta muy bien. Entre él, que acaba de cosechar un gran éxito en la Scala con “Lucia di Lammermoor” , y Rolando Villazón media un abismo publicitario y un mejor saber escénico a favor del segundo, mientras que el primero vence en el puro canto. Jornada bella, buena y breve que hizo honor al refrán. Gonzalo ALONSO

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