Carnicer: Il disoluto punito. D.Korchak, W.Gierlach, A.Dell’Oste, J.L.Carmona, E.Fabbri, J.J.Frontal. Orquesta y Coro de la Sinfónica de Galicia. A.Zedda, director. SA01270.
La pasada edición del Festival Mozart tuvo el innegable acierto de recuperar “Il disoluto punito” de Ramón Carnicer, estrenada en Barcelona en 1822 y hoy olvidada. También el Real dio a conocer otro Carnicer “Elena y Constantino” y ambas dan ya una perspectiva de un compositor que no se arrendó a la hora de tomar prestada la música de sus colegas. Entonces aún no existían los derechos de autor como hoy los conocemos.
La ópera resulta un homenaje al “Don Giovanni” mozartiano, cuyas resonancias ni puede ni quiere evitar Carnicer. Es curioso porque la obra de Mozart fue estrenada en España en 1834, más tarde por tanto que el autor de Tárrega compusiera su peculiar doble, pero entonces también se viajaba y Carnicer lo hizo con frecuencia. Desarrollada en dos actos y con la acción situada en Burgos, presenta sustanciales diferencias con Mozart desde un punto de vista tanto dramatúrgico como musical. Así, por citar un par de ejemplos, la muerte del Comendador varía de sitio, para pasar del inicio al final del primer acto, y no da cabida a un final moralizador. También los personajes están tratados de forma diferente, hasta el punto que la auténtica protagonista casi es Doña Anna, con una patitura plagada de dificultades, lo que también comparte la de Don Octavio.
El homenaje a Mozart se halla presente desde la cita inicial al Comendador – con otra muy reconocible alusión al “Non piú andrai” en el primer coro- pero también hay recuerdos a otras obras y autores, como a “Una cosa rara” de Martín y Soler e incluso a temas folklóricos españoles. Sin embargo lo más notable es que Carnicer en su homenaje a Mozart no puede desprenderse de su amor por otro compositor, cuyo estilo fluye por doquier y este Don Juan parece escrito por Rossini. Ahí está la estética belcantista, las ornamentaciones vocales, las florituras de la cabalettas, con strettas incluidas…
Alberto Zedda está estupendo al frente de los conjuntos gallegos y de un plantel de intérpretes que afronta con valor y éxito unos personajes nada cómodos. Es obvio que algunos defectos son más notables en el disco que en una representación en vivo o un dvd, en donde la escena distrae, pero el conjunto resulta sobresaliente y, desde luego, la apuesta vale la pena. Gonzalo Alonso