Crítica: Benjamin Alard, criterio y estilo en Cáceres
Benjamin Alard, criterio y estilo en Cáceres
III FESTIVAL ATRIUM MUSICAE. Benjamin Alard (órgano). Obras de Boëly, Carl Philipp Emanuel Bach, Bach y Mendelssohn-Bartholdy. Lugar: Concatedral de Cáceres. Fecha: 31 febrero 2025.

El organista Benjamin Alard
Fotografía: Sandra Polo
Nuevo llenazo en la Concatedral de Cáceres en el marco del III Festival Atrium Musicae. En esta ocasión, para escuchar las interpretaciones al órgano del francés Benjamin Alard (1985), artista de renombre que ha debutado en la gran cita musical extremeña con un recital de contrastes que transcurrió desde el puro barroco bachiano hasta el romanticismo recalcitrante de Mendelssohn-Bartholdy, representado por su brillante Cuarta sonata para órgano, cuyos cuatro movimientos, establecidos sobre la tonalidad matriz de Si bemol mayor, trazan un detallado retablo de las posibilidades y registros del órgano en el ámbito romántico.
Fue una versión en la que el virtuosismo y la capacidad expresiva del organista y clavecinista francés (hoy domingo repite actuación en el Festival con un monográfico Bach interpretado desde el clave) puso a prueba las posibilidades del órgano de la Concatedral cacereña, cuya sonoridad, moldeada por el arte y saberes de Alard, se benefició de la acústica propicia del granítico templo románico, construido entre los siglos XV y XVI sobre una construcción mudéjar del siglo XIII. Fascinaba escuchar el impuso romántico mendelssohniano en medio de la sobriedad de la piedra catedralicia. Era algo así como escuchar la romantizada versión que el devoto bachiano que fue el hamburgués realizó de La pasión según san Mateo.
Fue una interpretación volcada en las aristas más románticas y efusivas de la gran sonata de Mendelssohn-Bartholdy, que contrastó con la cuadratura barroca de la Primera sonata de Johann Sebastian Bach que tocó inmediatamente antes, en la que se impuso el criterio y estilo de quien hoy es uno de los grandes servidores de la música del “Kantor de Köthen”, quien no en vano anda enfrascado en la grabación integral de su magna obra para teclado, tanto la de órgano como la de clave.
El genio de Bach y el talento de Mendelssohn-Bartholdy contrastó con la corrección y buena letra -pero no más- del francés Alexandre Pierre François Boëly (cuya grandilocuente Fantasía y fuga opus 18 abrió el programa) y Carl Philipp Emanuel Bach, cuya clásica Sonata en sol menor está a años luz de la música de su padre. Ni siquiera las ideales interpretaciones de Alard pudieron hacer levantar el vuelo de estas páginas bien escritas pero apenas más.
Demasiado rehenes de conveniencia y buenas maneras de su momento. A pesar de los muchos aplausos, no hubo una sola propina. Quizá porque pocos minutos después comenzaba un recital de Christian Zacharias al piano. Es la agenda plural y densa de este festival de cinco estrellas habitado por estrellas del panorama musical contemporáneo.
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