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Por Publicado el: 18/02/2024Categorías: En vivo

Crítica: Contenido Requiem alemán en Ibermúsica

Thomas-Hengelbrock-IBERMUSICA

IBERMUSICA 23-24. BALTHASAR NEUMANN CHOR & ENSEMBLE. THOMAS HENGELBROCK. ELEANOR LYONS. DOMEN KRIZAJ

Contenido “Requiem alemán”

“Un Requiem alemán” de Brahms. Coro y Orquesta Balthasar Neumann. Eleanor Lyons, soprano; Domen Križaj, barítono. Thomas Hengelbrock, dirección musical. Ciclo Ibermúsica. Auditorio Nacional. Madrid, 15 de febrero de 2024.

Expresa Ibermúsica en sus notas al programa -estupendas las de Arturo Reverter– que “Una profunda pasión por la música, una excepcional calidad artística y una alegría irreprimible por el canto. Esto es lo que representa el Coro Balthasar Neumann, fundado por Thomas Hengelbrock en 1991” y eso es efectivamente lo que demostraron en el Auditorio Nacional cantando “Un Requiem alemán”. Esta obra de Brahms tiene poco que ver con los réquiems de las misas católicas, pero ello no la priva de su sentido espiritual que es, eso sí, más cercano y humano.

El coro es el protagonista principal y asumió ese papel dentro de la forma contenida que ofrecieron las huestes Balthasar Neumann comandadas por Thomas Hengelbrock. Lo hemos escuchado, y no está de más recordarlo, con formaciones mucho más amplias, como cuando Frühbeck de Burgos lo dirigía con la OCNE en el antiguo Teatro Real, por cierto, con una inolvidable Gundula Janowitz, años luz superior a la Eleanor Lyons de este concierto. Eso por no citar a Karajan con los berlineses. Es naturalmente cuestión de gustos. Dentro de la vía elegida todo funcionó con milimétrica corrección, primando más el recogimiento que la emoción, algo también compartido por la orquesta y los dos solistas. La citada soprano Eleanor Lyons dejó oír sin problemas su voz, pero sin llegar a comunicar con su canto, lo que sí logró el barítono Domen Križaj, cantando con expresividad poética y recogida, quizá algo privado de la teatralidad que se recomienda en algunos momentos. Esta teatralidad se logró alcanzar conjuntamente tanto en el segundo número, con su peculiar especie de marcha fúnebre con las palabras “Pues toda carne es como hierba» así como en su fuga conclusiva. También en el climax del número sexto con la victoria de la vida sobre la muerte. De alguna forma ambos números enlazan con los “Dies Irae” de los réquiems católicos. Un buen concierto que, sin embargo, no quedará para el recuerdo como otros y que es preludio del maratón de Ibermúsica en estos días. Gonzalo Alonso

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