Crítica: Gustavo Gimeno con la Sinfónica de la Radio de Baviera. Debut sin público
GUSTAVO GIMENO y la ORQUESTA DE LA RADIO DE BAVIERA
Debut sin público
Gustavo Gimeno, director; Daniil Trifonov, piano; Martin Angerer, trompeta. Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks. Obras de Prokófiev, Shostakóvich y Stravinsky. 22 de enero de 2021. Munich, Herkulessaal.
Debutar como director con una de las mejores orquestas del mundo es siempre un acontecimiento importante y emocionante en la carrera de un artista. Especialmente, cuando es la orquesta en la que su mentor fue director titular durante 16 años. Gustavo Gimeno, valenciano de 45 años, ha tenido esta oportunidad un año después del fallecimiento de Jansons. Desafortunadamente, debido a la crisis sanitaria, las salas de concierto y teatros están cerrados al público en Alemania.
Sin embargo, Gimeno sacó lo mejor de esta triste situación. Se mantuvo el programa, que se interpretó a puerta cerrada y se emitió en radio, televisión y por streaming en internet. Obras rusas con las que se rendía homenaje a Jansons. Junto con el aclamado pianista ruso Daniil Trifonov, Gimeno ofreció el primer Concierto para piano en do menor op.35 de Dimitrii Shostakóvich, una composición brillante que refleja el espíritu irónico del compositor a los 26 años, edad a la que escribió este Concierto, y que él mismo debutó en San Petersburgo.
Acompañado por el fabuloso trompetista solista de la Orquesta, Martin Angerer, consiguieron expresar exquisitamente el humor de la obra: la mezcla de romanticismo ruso, el espíritu neoclásico y las melodías de salón de música. “Cuando el público sonríe o se ríe directamente de la interpretación de mis obras encuentro una gran satisfacción”, explicó Shostakóvich. Una lástima que esta vez no haya podido haber nadie que se emocione en la sala.
La segunda obra de la noche fue el homenaje de Prokófiev a Joseph Haydn, la ‘Symphonie Classique‘. Aquí también se hizo notar la formación como percusionista de Gimeno. Claridad rítmica, ligereza y elegancia caracterizaron su interpretación. La transparencia y el brillo de la sección de cuerdas y el virtuosismo de los solistas de viento recrearon una excelente interpretación, que consiguió que se cumpliese la intención de engañar a la audiencia de Prokófiev, un Haydn del siglo XX, su visión de la modernidad.
Para su ballet ‘Apollon musagète‘ para orquesta de cuerdas, una obra de encargo, Stravinsky volvió de nuevo la mirada a la Antigüedad clásica, un mundo al que ya había recurrido en Edipo Rey. El dios Apolo instruye a tres musas para encarnar el arte de la danza: Calíope, Polimnia y Terpsícore. En contraste con el arcaico y áspero Edipo, Stravinsky quiso plasmar en esta obra la uniformidad de la Antigüedad clásica, un planteamiento que se refleja en la reducción de la plantilla a una orquesta de cuerdas. Gimeno aprovechó esta situación para demostrar la armonía y precisión de los profesores de la formación bajo su batuta.
La cultura del streaming en Múnich
Los conciertos, las funciones de ópera y el teatro de Munich, por lo tanto, también tienen lugar en la época del coronavirus, aunque sin público. Los artistas muestran que están dispuestos a cumplir su misión aunque la política les ofrezca poco apoyo. La Orquesta Estatal de Munich transmitió el lunes un concierto con Camilla Nylund (Strauss, Four Last Songs) bajo la batuta de su antiguo director, Zubin Mehta. Continúa el jueves, 28 de enero, con la Orquesta Sinfónica y el Coro de la Radio de Baviera. No es suficiente. El 30 de enero dirige la Filarmónica de Munich y acompaña a Lisa Batiashvili en el Concierto para Violín de Beethoven. Hartmut Pfeifer
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