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Por Publicado el: 18/02/2014Categorías: Crítica

Edgar:Puccini existe antes de Manón Lescaut

Puccini existe antes de Manón Lescaut

EDGAR  (G. PUCCINI)
Opernhaus de Frankfurt. 16 Febrero 2014.
Versión de concierto.

Bernd Loebe, el director de la Ópera de Frankfurt, no parece compartir las opiniones despectivas de algunos de sus colegas respecto de las óperas de Puccini. Si hace 5 años ofreció una nueva producción de Le Villi,  ahora le llega el turno a  Edgar, aunque en esta ocasión en versión de concierto, cuyo resultado ha sido un éxito incontestable,
basado en una notable versión musical y un reparto vocal de altura.

Edgar no será una obra maestra, como las que luego compusiera  Puccini, pero no cabe duda de que tiene denominación de origen y la inspiración del compositor de Lucca está presente en muchos momentos. El gran problema de esta ópera es su libreto, que hace agua particularmente en el último acto, que casi resulta incomprensible por no decir que
absurdo. Nada tiene de extraño que, tras esta experiencia, Puccini hubiera dedicado tanta atención a la elección de libretos y libretistas a partir de Manon Lescaut. Sin embargo, musicalmente no es una ópera que merece haber caído en el olvido, ya que tiene páginas muy buenas, entre las que destacaré los dos concertantes que cierran el primer acto, el dúo de Tigrana y Edgar en el segundo, el preludio del tercer acto, las dos arias de Fidelia en el acto final y la intervención final del protagonista. Pocas han sido las oportunidades que el aficionado ha tenido de conocer esta ópera en los último años. De hecho, en España hay que remontarse a 1998 en Valencia, en aquel  desaparecido Festival Puccini, y, posteriormente, a 2004 en el Liceu, siempre en versiones de concierto.


La versión ofrecida en Frankfurt es la última  de las  revisiones que hizo Puccini con ocasión de su estreno en Buenos Aires en Julio de 1905.

Al frente de la dirección musical ha estado el francés Marc Soustrot, cuya lectura ha sido bastante mejor de lo que esperaba de antemano. Dirigió con mano segura y estupendo control de todas las fuerzas musicales a su disposición. Ha apoyado bien a los cantantes y ha estado brillante en los preludios, así como en los concertantes, además del intermedio del tercer acto. A destacar la actuación de la Frankfurter Opern und Museumorchester, mejorado la actuación del día anterior en Falstaff. Buena también la prestación del Chor y  Kinderchor der Oper Frankfurt.

El reparto vocal ha hecho justicia a las grandes exigencias vocales de esta ópera. En otras óperas posteriores de Puccini los cantantes pueden taparse por la calidad y la popularidad de la música, pero no es así en este caso.  Con cantantes mediocres, no hay nada que hacer.

El protagonista Edgar fue interpretado por el tenor americano Bryan Hymel, que obtuvo un claro triunfo popular. La voz es muy bella y homogénea, canta francamente bien, se entrega y supera las dificultades de la partitura, teniendo una notable dicción italiana. A su instrumento le falta mayor potencia y volumen. De tenerlas, estaríamos ante el tenorísimo actual.

La soprano americana Angela Meade fue la intérprete de Fidelia y su actuación fue magnífica. Cantó con un gusto extraordinario, ofreciendo un instrumento muy rico y atractivo, acompañado de una técnica excepcional, que le permite ofrecer sonidos de gran belleza. No se entiende muy bien que en España no haya cantado ópera más que en
Perelada.

La mezzo soprano Tanja Ariane Baumgartner fue la intérprete de la malvada Tigrana, siendo la única representante de la Ópera de Frankfurt en el reparto. Su actuación ha sido francamente buena,  como lo han sido otras que le recuerdo en este teatro. Tiene un instrumento amplio y bien timbrado y  es una magnifica intérprete. Su mayor problema radicó en una dicción italiana incomprensible.

El barítono italiano Marco Vratogna se encargó del personaje de Frank y lo hizo bien, con voz adecuada. Se le veía suelto, casi sin necesidad de partitura, al haber cantado el personaje hace 4 años en Bolonia.


El bajo coreano Kihwan Sim, de la Opernstudio de Frankfurt,   cumplió en el episódico personaje de Gualtiero, el padre de Fidelia y Frank.

El teatro ofrecía una ocupación de alrededor del 80 % del aforo. El público mostró su entusiasmo en los saludos finales con bravos para Bryan Hymel, Angela Meade y Tanja Ariane Baumgartner, en este orden. Ovaciones importantes también para Marc Soustrot y la orquesta.

El concierto comenzó puntualmente y tuvo una duración de 1 hora y 59 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 1 hora y 30 minutos. Nueve minutos de intensos aplausos.

El precio de la localidad más cara era de 100 euros, habiendo butacas de platea por 53 euros. La entrada más barata costaba 29 euros, habiendo también localidades por 13 euros con visibilidad reducida. José M. Irurzun.

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