Critica: Excelente “Macbeth” en Jerez
Excelente Macbeth en Jerez
Giuseppe Verdi. Macbeth. Rodrigo Esteves, Maribel Ortega, Alejandro López, Santiago Vidal, Julian Henao, Lucía Tavira, Gregorio García. Orquesta Bética de Cámara de Sevilla. Coro del Teatro Villamarta. Director de escena: José Luis Castro. Director musical: Carlos Domínguez-Nieto. Jerez de la Frontera, Teatro Villamarta. 24 de enero de 2025.

Escena de “Macbeth”
A los dieciséis años de su estreno, esta producción propia del Villamarta, firmada por José Luis Castro y con las necesarias actualizaciones técnicas, sigue funcionando a la perfección. Con elementos escenográficos simples (paneles del fondo que se abren y cierran), con un muy vistoso despliegue de proyecciones tridimensionales (la escena en el Bosque de Birnam es especialmente atractiva) y con la facilidad para mover a personajes y masas que caracteriza a Castro, la dimensión teatral de esta tremenda ópera verdiana vino servida con los mejores mimbres. Todo funcionó con exactitud, con fluidez y sentido del movimiento escénico, sin excentricidades. Un aplauso especial para el vestuario de Jesús Ruiz y la iluminación y videocreación de David Bernués.
El otro pilar sobre el que se sustentó esta brillante velada jerezana fue la dirección musical de Carlos Domínguez-Nieto. Pocos maestros hay en España tan minuciosos, rigurosos y exigentes como éste. La muestra es que consiguió que la Orquesta Bética de Cámara de Sevilla, considerablemente reforzada, sonase con limpieza cristalina en sus cuerdas (delicadísimo su sonido en la escena final de Lady Macbeth), con empaste cálido en las maderas y brillo en los metales, con atención al detalle expresivo y con flexibilidad en los cambios dinámicos. Domínguez-Nieto imprimió desde la obertura un tempo dramático, agitado, de acentos cargados de fuerza, ricos en sforzandi, sin dejar decaer el discurso melódico, algo perfectamente apropiado para esta partitura violenta y agitada. Hubo momentos de un sonido volcánico que nacía desde el foso, como en las escenas de los vaticinios de las brujas. Y, con todo, prestó el maestro atención continua a las voces, marcando todas las entradas y equilibrando los balances entre foso y cantantes, sin llegar nunca a cubrir las voces.
Espléndido Rodrigo Esteves vistiendo a un Macbeth frágil, inseguro, acomplejado, presa de mil temores y remordimientos, lo que se plasmó en un fraseo rico en colores y en reguladores, lleno de mil detalles expresivos sustentados sobre una voz firme, bien sostenida, generosa en aliento, timbrada y con una línea de canto plenamente verdiana. Su aria final (aquí se suprimió su última intervención “Mal per me che m’affidai”) “Pietà, rispetto, amore” fue fraseada con un aire de nobleza, con frases de un solo trazo, toda una lección de legato.
La voz de Maribel Ortega encaja perfectamente con el personaje de Lady Macbeth. Timbre acerado, penetrante, un punto agrio y de agudos metálicos (alguna nota extrema sonó más bien chillada al final de “La luce langue” y de la escena del sonambulismo), en los concertantes corona con holgura a todos los demás cantantes y coro. Fue una Lady malvada, calculadora y manipuladora, inmisericorde con su marido y con todos los demás mediante un fraseo cortante. El Banquo de Alejandro López se benefició de una voz de bajo verdadero, resonante, pero de emisión clara y dicción nítida, lo que no es sencillo de encontrar en esta cuerda. En su aria “Come dal ciel precipita” se recreó en un legato de la mejor ley. Una sorpresa fue escuchar la famosa “Ah, la paterna mano” en la voz de Santiago Vidal, un joven tenor de bello timbre lírico, de emisión algo frágil, pero con una emisión perfecta; la voz está fuera, corre perfectamente y brilla en toda la gama. Un nombre a seguir. Al mismo nivel el resto de los personajes y voces. El coro ha subido un peldaño en calidad y empaste, especialmente la sección femenina, tan exigida en esta ópera en las escenas de las brujas. Buen empate global y brillo en todas las secciones, el coro ayudó, especialmente en esta ópera tan coral, a redondear la noche, poniendo el broche con el coro final de la victoria. Andrés Moreno Mengíbar
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