Crítica: Pedro Halffter, la Sinfónica de Madrid y la corporeidad de Bruckner
Pedro Halffter, la Sinfónica de Madrid y la corporeidad de Bruckner
Obras: Sinfonía concertante, K 364 de Mozart. Sinfonía núm. 7 de Bruckner. Intérpretes: R. Mendoza, violín; C. Regojo, viola. Orquesta Sinfónica de Madrid. Director: P. Halffter. Auditorio Nacional de Música. 11-VI- 2025.

Pedro Halffter
Mozart y Bruckner, dos vías de acceso a las alturas de la música: la de la gracia y la de la rotundidad. Para el intérprete, ambas resultan inasibles: la una, por incorpórea y la otra, por lo contrario, por una corporeidad apabullante que, sin saberse cómo, ha de acabar ascendiendo hasta dar en luz. Las de Bruckner son, efectivamente, moles destiladas, como los pilares de piedra del gótico, que abajo aplastan y arriba se vuelven aire.
Ivor Bolton tuvo que renunciar por enfermedad a liderar a la Orquesta Sinfónica de Madrid en esta tarea y otro maestro, Pedro Halffter, se prestó a última hora, a sustituirle, con muy poco tiempo para ensayar. Dificultad sobre dificultad, pero Halffter y la Sinfónica salieron bien parados.
La cumbre de la Séptima sinfonía de Bruckner se sitúa a mitad del Adagio, que es una lamentación larga y profunda ante la muerte de Richard Wagner. El pico, subrayado con choque de platos y trémolo de triángulo, sonó convincente, firme pero sin excesos. La subida propiamente dicha, la marcha de aproximación, podríamos decir, hubiera ganado seguramente direccionalidad, sentido elegíaco, con más tiempo de preparación. Es una direccionalidad muy difícil de conseguir, porque no mira tanto al frente, a lo que ha de venir, como a la hondura del lamento y a la altura de su sublimación. El Scherzo sonó fatídico, como corresponde.
La cuerda, que ya se había mostrado pastosa y densa al inicio de la sinfonía, cantó el Trío con el énfasis más efectivo, que es el de la serenidad. Toda la orquesta, cuerda, maderas y metales, tuvo ocasión de lucir su calidad. En Bruckner, de manera colectiva; en Mozart, individualmente, porque, en los papeles solistas de la Sinfonía concertante, oímos a dos músicos de impecable técnica, bonito sonido y evidente musicalidad que se sientan habitualmente en los primeros atriles de la orquesta: el violinista Rubén Fernández y la violista Cristina Regojo.
Ruben Mendoza el violinista