Suscribirse a la Newsletter de Beckmesser

¡No te pierdas ninguna noticia!

¡No enviamos spam! Lee nuestra política de privacidad para más información.

Busca las entradas de cada mes

Últimas 20 entradas

Últimos tuits de Beckmesser

Javier PerianesCritica: Perianes con la OCNE
Critica: Halka en versión de Concierto
Por Publicado el: 13/11/2023Categorías: En vivo

Critica: Remembranzas de Rafael Orozco

Remembranzas de Rafael Orozco

XXI FESTIVAL RAFAEL OROZCO. Integral de la obra para piano y orquesta de Rajmáninov. Serguéi Yerokhin, Daniel Ciobanu, Jorge Luis Prats, piano. Orquesta de Córdoba. Salvador Vázquez, director. Lugar: Córdoba, Gran Teatro. Fecha: 10 noviembre. 

Serguéi Yerokhin, Daniel Ciobanu y Jorge Luis Prats

Nada más natural y lógico que el Festival Rafael Orozco programe la integral para piano y orquesta de Serguéi Rajmáninov. No en vano, el inolvidable coloso del piano cordobés, tempranamente fallecido en 1996, y que este año hubiera cumplido 77 años, grabó a principios de los setenta, en Holanda, con apenas 26 años, una deslumbrante versión integral de los cuatro conciertos y de la Rapsodia sobre un tema de Paganini que es referencia universal, junto con las de Ashkenazi, la reciente de Yuja Wang o, en fin, las del propio compositor, registrada en Filadelfia entre 1939 y 1941.

Coincidiendo con el 150 aniversario del nacimiento de Rajmáninov, el Festival al que el rajmaninoviano Rafael Orozco da nombre, y cuyo director artístico es una personalidad pianística del peso, saberes y competencias de Juan Miguel Moreno Calderón (autor él mismo de una exhaustiva y rigurosa biografía de Orozco), el certamen ha programado esta integral en dos jornadas. En la segunda, celebrada el viernes ante un Gran Teatro abarrotado de un público entre el que -por su entusiasmo- se notaba bien que abundaban jóvenes estudiantes de piano, se escucharon versiones muy disímiles de los conciertos primero y cuarto y de la Rapsodia sobre un tema de Paganini. Sus protagonistas, tres artistas del teclado de probados quilates: el ruso Serguéi Yerokhin (Cuarto concierto), el rumano Daniel Ciobanu (Rapsodia) y el cubano Jorge Luis Prats (Primer concierto). Como cómplices imprescindibles, los profesores de la muy ampliada y mejorada Orquesta de Córdoba, bajo el atento gobierno en el podio del malagueño Salvador Vázquez (1986), quien salió bien airoso del brete de afrontar este concierto de conciertos junto a tres pianistas tan radicalmente diversos. 

El moscovita Serguéi Yerokhin no tuvo precisamente su mejor día ante un concierto tan cargado de retos y exigencias como el Cuarto, y tan marcado por la versión legendaria de Michelangeli. No tanto por unas dificultades que un pianista de su envergadura sortearía con relativa fluidez, sino por una específica falta de preparación, evidenciada no solo en los acusados lapsus que se produjeron (con parada general incluida en el tercer tiempo), sino por la inseguridad e inestabilidad que desde los primeros acordes marcaron su fallida interpretación. El podio, muy atento a cualquier cosa que pudiera ocurrir en el teclado (y ocurrieron muchas), se empeñó a fondo para que el desastre no fuera a más. Por fortuna, se impuso la profesionalidad y al final lograron llegar juntos a discreto puerto. El público, con cómplice generosidad, aplaudió hasta con algo de entusiasmo tras el muy apurado Allegro scherzanzo conclusivo. Yerokhin, visiblemente apesadumbrado y que pasó un gran mal rato, tuvo ánimos hasta mostrarse risueño ante la comprensión del público, y hasta el coraje de regalar un bis. 

Radicalmente diferente resultó sido la actuación del rumano Daniel Ciobanu, un artista de los pies a la cabeza y un virtuoso de poderosos medios y vital musicalidad. Bordó una lectura de la Rapsodia sobre un tema de Paganini -quizá la mejor página del conjunto- rica en colores, registros, sugestiones, pulso rítmico, equilibrio y aliento romántico. Cantó como los ángeles la famosa variación XVIII, efusivamente acompañado por Salvador Vázquez y los sinfónicos cordobeses. Naturalmente, encandiló al público. También en la serie de bises -hasta tres-, en la que habló con gracejo, tocó con magia jazzística y hasta canturreó mientras adentraba las manos en el clavijero del piano para bordonear los acentos jazzísticos de un bis cargado de citas y resonancias.

Virtuosismo, imaginación, talento  y empaque pianístico también lució el siempre imprevisible Jorge Luis Prats (Camagüey, 1956), un fuera de serie del teclado que, como dice su currículo, “lleva a cotas extremas la combinación del virtuosismo y rigor de la mejor escuela rusa con la que calidez que se le supone a un artista del trópico”. El virtuosismo brillante y arrollador carácter extravertido del juvenil Primer concierto de Rajmáninov, catalogado con un revelador “opus 1” y cuyos albores se remontan a los años en que aún era estudiante en el Conservatorio de Moscú, con 17 años, viene como anillo al dedo al pianismo desbordante y fogoso de Prats.

Con su pianismo fulgurante y siempre lozano, fresco y cálido, Jorge Luis Prats enfatizó los aires más vibrantes y apasionados, sin descuidar el cantable lirismo que atesora el calmo movimiento central. Fue el colofón sobresaliente de una noche excepcional, en el marco propicio de un festival marcado por remembranzas del inolvidable Rafael Orozco, y cuya actual edición será clausura el próximo sábado, día 18, con un recital de Javier Perianes en la Mezquita de Córdoba. Antes, habrán actuado en la XXI edición de este festival de festivales pianistas como Yulianna Avdeeva, Domenico Codispoti, Anna Fedorova, Judith Jáuregui, las Hermanas Labèque o Carles Marín. Rafael Orozco, artista y amigo inolvidable, estaría bien contento. Justo Romero.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

banner-calendario-conciertos

calendario operístico 2023