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Por Publicado el: 29/02/2024Categorías: En vivo

Crítica: Regreso tras la convalecencia; Welser-Möst con la Filarmónica de Viena

REGRESO TRAS LA CONVALECENCIA

Obras de Hindemith, Schönberg, Strauss y Ravel. Filarmónica de Viena. Director: F. Welser-Möst. Musikverein, 25 de enero de 2024

Crítica: Regreso tras la convalecencia; Welser-Möst con la Filarmónica de Viena

Franz Welser-Möst con la Filarmónica de Viena

Franz Welser-Möst se ponía al frente de la Filarmónica de Viena tras su reciente convalecencia por enfermedad. El público del Musikverein recibió entre bravos al maestro quien mostraba una cierta cojera y hubo de dirigir con el auxilio de un taburete. El programa era de una extraordinaria exquisitez intelectual. Comenzó el concierto con la Konzertmusik für Blasorchester op. 41 de Hindemith. Los vientos de la Filarmónica de Viena demostraron entender a la perfección la obra marcando la distancia, algo irónica, entre la música militar que subyace a la obra y la magistral creación de Hindemith. A continuación, una evocadora interpretación de la fantasía sinfónica sobre Die Frau ohne Schatten. Welser-Möst demostró por qué es uno de los mejores intérpretes de Strauss de la actualidad ofreciendo una versión delicada, elegante y emotiva sin excesos. En este repertorio, la Filarmónica de Viena suena como pocas orquestas en el mundo y destaca especialmente su ductilidad dinámica.

Crítica: Regreso tras la convalecencia; Welser-Möst con la Filarmónica de Viena

Franz Welser-Möst

La segunda parte comenzó con las Variaciones para orquesta op. 31 de Schönberg. Welser-Möst sentó cátedra en esta obra capital del dodecafonismo destacando especialmente la capacidad para dotar y encontrar el color adecuado en cada una de las variaciones. Pero fue en La Valse de Ravel donde el maestro logró uno de los mayores actos interpretativos que jamás he visto en un director. Muy pocas veces he asistido a una versión tan epifánica de una obra. Partimos de la base de que la Filarmónica de Viena lleva el vals en la sangre, así que no hace falta hacer mucho en ese campo. Podemos decir que ofrecen el material ideal sobre el que interpretar ese fascinante collage que compone Ravel. El maestro dirigió de pie toda la obra con una energía contagiosa. Su disciplina y claridad del gesto compartía protagonismo con sus movimientos corporales sutiles y elegantes en comunión con los movimientos de los músicos de la orquesta en una especie de fascinante danza para interpretar ese extraño mundo de valses rotos que el compositor creó.

César Rus

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