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Por Publicado el: 25/10/2022Categorías: Diálogos de besugos

Críticas en la prensa: Aida en el Teatro Real

AIDA (G. VERDI)

Disparidad de opiniones entre público y crítica y los propios críticos de los diarios nacionales, cuyas reseñas pueden leer a continuación, sobre el estreno oficial de la temporada lírica del Teatro Real con Aida. Preludiada por Orphée de Philip Glass en los Teatros del Canal mientras el Real renovaba la tarima del escenario, la apertura de temporada ha traído de nuevo al escenario del coliseo madrileño la misma producción de Hugo de Ana que ya se exhibió en marzo de 2018, si bien se ha modificado con la inclusión de proyecciones.

Este es uno de los primeros puntos que llama la atención de los expertos: la subida a escena de un montaje que ya hace 4 años se calificó entre lo vacío y lo estrafalario, subraya uno de los críticos. No es así para otros, como Álvaro del Amo, que valoran la imaginativa propuesta de de Ana o el atractivo que tiene para el público general. La dirección musical y actuación del reparto despliegan también un abanico de opiniones, aunque todos coinciden en señalar la interpretación de Piotr Beczala y Carlos Álvarez como la más sobresaliente de la noche.

Quedan aún 18 funciones por delante y en ellas se alternan las batutas Nicola Luisotti, Daniel Oren y Diego García Rodríguez; Anna Netrebko, Roberta Mantegna y Vittoria Yeo serán Aida; Jamie Barton, Keteban Kemoklidze y Sonia Ganassi el papel de Amneris; Beczala comparte el papel de Radamés con Yusif Eyvazov y Jorge de León; Carlos Álvarez, Artur Ruciński y Gevorg Hakobyan se meterán en la piel de Amonasro; y Alexander Vinogradov comparte la parte de Ramfis con Jongmin Park y Simón Orfila.

Música: Giuseppe Verdi. Libreto: Antonio Ghislanzoni. Dirección musical: Nicola Luisotti. Director de escena, escenógrafo y figurinista: Hugo de Ana. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Intérpretes: Krassimira Stoyanova (Aida), Piotr Beczala (Radamés), Jamie Barton (Amneris), Carlos Álvarez (Amonasro), Deyan Vatchkov (rey de Egipto), Alexander Vinogradov (Ramfis), Jaquelina Livieri (gran sacerdotisa), Fabián Lara (mensajero). Teatro Real, Madrid. 24-10-22

EL MUNDO 25/10/22

Aída abre la temporada del Teatro Real: Verdi en su esplendor

Nicola Luisotti, en su artística complicidad y también perfecta simbiosis con la dúctil orquesta del Teatro Real, repite su maestría en la obra magna del compositor

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Aida en el Teatro Real. Carlos Álvarez (Amonasro) y Krassimira Stoyanova (Aida) (c) Javier del Real

Giuseppe Verdi alcanza aquí la cumbre dramática y musical de un estilo que no hizo sino desarrollar una compleja y muy coherente temática basada en asuntos capitales como el poder, la patria, la paternidad, y la pasión amorosa siempre condicionada por el poder, la patria y la paternidad. El libreto riguroso sintetizó y armonizó magistralmente las turbulencias del alma con el conflicto bélico a través de un cuarteto esencial de figuras trágicas caracterizadas como personas con quienes no es difícil identificarse.

Regresa la versión de Hugo de Ana donde se diría que el artífice, que prolonga la dirección de escena con el diseño de la escenografía y el vestuario, ha encontrado en esta ópera la materia ideal para desplegar su imaginación, una simbiosis entre obra e intérprete teatral que se plasma en un poderoso espectáculo que va depurándose con nuevos toques y añadidos; esta vez con el concurso de sugestivas proyecciones.

Nicola Luisotti, en su artística complicidad y también perfecta simbiosis con la dúctil orquesta del Teatro Real, repite su maestría en la obra magna del compositor, un logro estético levemente empañado por una cierta tendencia al estruendo en determinados momentos, como indicó una atenta espectadora.

Aida, Amneris, Amonasro y Radamés, soprano, mezzo, barítono y tenor, pertenecen a la más recia y estricta estirpe verdiana, con una particularidad: su brioso fuste, expresado tanto en exigencia vocal como en presencia teatral, una doble dificultad que el primer reparto cumple a medias. La Aida de Krassimira Stoyanova despliega toda la potencia y hondura de un papel de soprano muy alejado de las frágiles Leonoras de antaño, Amneris (Jamie Barton) resulta en exceso bondadosa y su voz de mezzo no se impone a la soprano. El efusivo Radamés de Piotr Beczala recuerda a veces demasiado al asustadizo Álvaro, y el padre terrible, Amonasro resulta poco terrible en la voz de Carlos Álvarez. Kamfis (Deyan Vatchkov) es el sumo sacerdote truculento y despiadado.

En conjunto, una grata noche de ópera, presidida por Sus Majestades los Reyes. con un público satisfecho; se premiaba la función, a la vez que algo más secreto e impalpable flotable en el ambiente, una peculiar simpatía entre el público y su teatro, algo que no era difícil apreciar este lunes por la noche al salir a la tibieza de un otoño por fin algo húmedo. Álvaro del Amo

ABC 25/10/22

Aida, o el sueño de ver y no creer

La ópera, con todo su cartonaje escénico, se repone por tercera vez desde el estreno en 1998

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Escena de Aida. Krassimira Stoyanova (Aida) y Piotr Beczala (Radamès) (c) Javier del Real

[…] Tanta es la confianza que el Real tiene en su vuelta que ha elevado a categoría de ‘autohomenaje’ estas representaciones, lo que es tanto como convertir en emblema estético del teatro una producción que, sin muchos miramientos está a años luz de la inmensa mayoría de las propuestas escénicas presentadas en los últimos veinticinco años. […]

Definitivamente, esta ‘Aida’ está en las antípodas de lo bondadoso pues en su mochila cabe la pesadez, la vacuidad, lo estrafalario, lo vulgar de las coreografías… el mal teatro: todo aquello que ya se dijo cuando la producción fue programada en 2018 y que ahora se acentúa al llevar la escenografía a un abigarramiento de imágenes, a una sobrecarga de gestos (mal ejecutados) y a una sobreactuación de la corporeidad egipcia que tiene muy difícil digestión. […]

El tenor [Piotr Beczala] encabeza uno de los tres repartos que se alternan estos días incluyendo nombres de categoría internacional (sin duda lo más reseñable de esta ‘Aida’) pero tampoco anoche se le vio demasiado arrobado mientras se plegaba a una realización que hizo agua desde el mismo arranque y que muy duras penas cogió algo de aire en el dúo final de los protagonistas. Demasiado tarde.

Incomprensiblemente, el coro titular vivió una jornada de desajustes continuos y la orquesta se deshilvanó en un transcurrir sin chispa ni interés, a veces confusa y en ocasiones enmarañada. Al maestro Nicola Luisotti, ‘Aida’ se le escapó ayer entre los dedos, ofreciendo una versión insustancial que facilitó, por la falta de rigor, la problemática realización de un reparto del que era razonable esperar mucho más. […]

Beczala, fue con todo y en paralelo a la honrada posición de Carlos Álvarez en el papel de Amonasro, lo más reseñable de la representación. Jamie Barton y Krassimira Stoyanova, desde registros muy distintos compartieron posiciones similares deletreando sus papeles en un italiano imposible. Barton se mostró muy ahogada ante Amneris, con una carga dramática poco sustanciosa, corta de expresión y fundida en la desigualdad vocal. Stoyanova, por su parte, admitió algún destello musical, pero su Aida, sin mordente, y recortado fiato hizo muy difícil la romanza del acto segundo y ralentizó absurdamente el ‘duetto’ con Radamés. Entre los secundarios hubo de todo, incluyendo la escasa salud vocal del rey Deyan Vatchov, claramente desmejorado. […] Alberto González Lapuente

EL PAÍS 25/10/22

‘Aida’ exhibe sus paradojas en el Teatro Real

El coliseo madrileño inaugura oficialmente su temporada 22/23 con una propuesta escénica anticuada del popular título de Verdi y varios destellos musicales

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Escena de Aida en el Teatro Real. Plano general. Piotr Beczala (Radamès), Jamie Barton (Amneris), Alexander Vinogradov (Ramfis), Coro Titular del Teatro Real y figuración

[…] El Teatro Real ha optado por inaugurar oficialmente su temporada 2022/23, tras el aperitivo de Philip Glass en los Teatros del Canal, invocando este rentable y querido título verdiano. No obstante, lejos de explorar otras opciones escénicas, se ha optado por reponer la suntuosa producción de la casa, firmada por el director de escena, escenógrafo y figurinista argentino Hugo de Ana. Una propuesta estrenada en 1998, tan solo unos meses después de su reapertura, y actualizada con proyecciones de vídeo, en 2018, pero que resulta para el público actual tan pretenciosa como anticuada.

Esta actualización estética de Aida, que se incluye dentro de los cánones faraónicos y de lo que los alemanes llaman werkreue, se queda por debajo de propuestas similares estrenadas mucho antes. […] Liberar Aida del yugo arqueológico permite subrayar aspectos tan intemporales como la oposición entre la razón de Estado y la libertad individual o la lucha entre el poder político y el poder religioso, por no hablar del colonialismo y la esclavitud. […]

De Ana opta por escenificar el preludio inicial con una procesión decorativa y añade misteriosos e innecesarios figurantes por doquier. También prefiere las coreografías mayoritariamente acrobáticas o directamente kitsch, como ese concurso de aspirantes a momias en la danza sacra de las sacerdotisas del finale primo, que además casan mal con la música de Verdi. Hay que reconocer que la escenografía incluye elementos muy atractivos, como el lujoso telón de boca o el bello dosel de la habitación de Amneris en el segundo acto, pero tampoco se libra de algunos problemas. […]Entre las múltiples indicaciones incluidas en estas páginas podemos conocer el tono exacto de piel que quería Verdi para Aida y Amonasro, que no era negro, sino “oliváceo bermejo-oscuro”, aunque en esta reposición se ha evitado el “blackface”.

La dirección musical de Nicola Luisotti al frente de la Sinfónica de Madrid volvió a ser tan brillante e incisiva como hace cuatro años […] Pero tampoco se libró de varios desajustes e imprecisiones en los dos primeros actos y, especialmente, en la famosa escena triunfal, donde el Coro Intermezzo tampoco sonó compacto. Todo mejoró tras el descanso, en los dos últimos actos.
La soprano búlgara Krassimira Stoyanova, que debutaba en el Teatro Real tras su cancelación hace seis años en Otello, elevó su Aida especialmente en el tercer acto.

[…] En el segundo dúo, el tenor Piotr Beczala mostró una sobresaliente audacia vocal, pero también una visión poco compleja de Radamés que lo acerca a Alfredo en La Traviata. […] La mezzo estadounidense Jamie Barton también debutaba como Amneris y fue de menos a más, con un imponente dúo con Radamés en el cuarto acto, […] Ramfis fue el sólido bajo ruso Alexander Vinogradov y entre los secundarios no hubo nada reseñable. […] Pablo L. Rodríguez

EL CULTURAL 25/10/22

Una ‘Aida’ pa’ gozarla en el arranque de la temporada en el Teatro Real

Esta ópera, que para Verdi era «la peor» que compuso, tiene una tracción irresistible para el aficionado más o menos ducho. Está llena de grandes y famosas melodías.

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Escena Aida en el Teatro Real. Plano general. Carlos Álvarez (Amonasro) y Krassimira Stoyanova (Aida), Jamie Barton (Amneris) y Piotr Beczala (Radamès). Coro Titular del Teatro Real

El Teatro Real cerraba su temporada 2021-22 con Nabucco y ha arrancado su temporada 2022-23 apostando con otro gran Verdi, por los fuegos artificiales y la exuberancia egipcia de la Aida, frente a años pasados cuando una «semplice» Cenerentola o un atormentado y oscuro Don Carlo, que no lucieron con tanto nivel como esta Aida apabullante que nos ocupa.

Además celebra así su 25 aniversario de la apertura del teatro tras 80 años cerrado y dedicado a sala sinfónica. Aprovecha para la ocasión la recuperación de una de las grandes producciones del inicio de la era moderna del Teatro Real aquella Aida de Hugo de Ana de 1998 que hoy día muy pocos espectadores recuerdan y que felizmente se ha recuperado.

Sin duda el título ayuda para generar interés y atraer público, veterano y nobel, más o menos joven. Esta ópera de Verdi, que para el compositor era «la peor ópera que he compuesto» tiene sin embargo una tracción irresistible para el aficionado más o menos ducho. Llena de grandes y famosas melodías, con muchas opciones para el lucimiento escénico y con una estructura clásica verdiana de cuatro grandes roles para soprano-tenor-barítono-mezzo.

El título está sin embargo lleno de trampas, es un inmenso campo de minas en el que los intérpretes, los músicos y los responsables de la dirección escénica corren grandes riesgos de naufragar y por ende hacer que la función sea eterna -e insufrible- para el espectador. Si no se canta espléndidamente bien, si la orquesta y el coro no están a la altura, si la producción no tiene gancho, puede ser una ópera que se hace bola.

Afortunadamente el Teatro Real no ha cometido ninguno de estos errores y la primera noche se salda con un enorme éxito. Uno tiene claro que las dieciocho funciones restantes mantendrán o incluso superarán los goces del arranque.

La producción, propia del Teatro que ha coproducido con el Abu Dhabi Festival, parte de una idea original de Hugo de Ana de 1998. No caben más pirámides, dioses, teselas, jeroglíficos, esclavos, etíopes y egipcios en tanga en escena. Además en todos los formatos: pirámides en cartón-piedra, en cromas, proyectadas, invertidas y de todos los tamaños, colores y densidades.

Vestuario de extraordinaria calidad y vistoso -uno contó hasta seis cambios de vestuario de Amneris, sin ir más lejos- grandes estilismos para el coro, menos ropaje para el cuerpo de baile, apenas un taparrabos, y grandes sotanas para Radamés. Vestuario y peluquería de gran barroquismo y vistosidad.

En esta Aida todo transporta a un Egipto más imaginado en Europa tras la campaña napoleónica de 1798 a 1801 que a un Egipto arqueológico. Hay un gusto por recuperar el tremendo impacto que a nivel artístico y cultural supuso aquel viaje del general francés que influyó sobremanera a comienzos del XIX.

Pero a pesar de la vistosidad, del lujo y del más-es-más de esta producción, hay elementos que denotan el paso del tiempo, especialmente el exceso de proyecciones y el uso y abuso del telón de tul, que llega a ser incómodo y molesto.

Algunas escenas son visualmente impecables: el arranque de la ópera o la elección de Radamés como general con una eterna y gigantesca pirámide y otras son ciertamente mejorables, especialmente los fallidos ballets diseñados por Leda Losjodiste. Es muy difícil salir vivo del reto de coreografiar los ballets de Aida, y me temo que no ha sido la ocasión propicia.

Hugo de Ana por su parte realiza un estupendo trabajo: excelentemente bien movido el coro, algo tan difícil, y muy bien trabajados los personajes. En definitiva supone un acierto la recuperación de parte del patrimonio escénico del Teatro Real cuando se trata de producciones que en su momento costaron «un Congo» y que siguen funcionando escénicamente para un público que en su mayoría desconoce este proyecto.

Musicalmente no cabe duda que hay una apuesta por asegurar el éxito con grandísimas voces. En el estreno se han escuchado cuatro inmensos cantantes pero están programados dos repartos más a cual mejor llenos de nombres ya consagrados, divas de la ópera y excelentes intérpretes. Cualquier función, viendo los cantantes programados, será una buena ocasión de disfrutar de voces muy adecuadas para sus roles.

En el caso de la primera función, cabe destacar el trabajo tan fulgurante de Piotr Beczala como Radamés, Krassimira Stoyanova como Aida, Jamie Barton como Amneris y Carlos Álvarez como Amonasro. Beczala llega a Madrid con el papel del general egipcio fresco y recién estrenado en el pasado festival de Salzburgo. Está en un momento de su carrera pletórico y con muchas ganas de triunfar con este rol. La voz es magnífica, preciosa y muy armónica, generosísimo en los agudos y con un gran temple, algo más débil en la mezza voce con la que se empeña en hacer algunos pasajes. Es una delicia oírle cantar.

Krassimira Stoyanova hasta donde uno recuerda no ha cantado nunca en el Teatro Real y esta Aida supone su presentación en este teatro. Se programó para cantar Desdémona en el Otello de Verdi de 2016 pero canceló y había ya ganas de escuchar a la búlgara con su peculiar fraseo -inexistente- pero con una potentísima y muy bien proyectada voz.

Llega tras una carrera muy exitosa, aunque escasa en grabaciones y con una irregular campaña de promoción. Es apabullante como cantante y bien conocida de grandes teatros especialmente por sus maravillosos roles Straussianos -una gran Mariscala, Ariadne o Danae- y volcada en roles verdianos complicadísimos como la Aida que canta estos días en Madrid, o la Leonora de Trovatore y la partitura de soprano del Requiem de Verdi.

Jamie Barton arrancó sorpresivamente muy fría y apenas audible. Las primeras notas generaron en uno cierto desasosiego, porque ya conocía había disfrutado de esta mezzo americana y no la escuchaba apenas. Pero a lo largo de la primera parte ha ido cogiendo vuelo y en la segunda, especialmente en el dúo con Radamés y en su aria solista, ¡vaya si se la ha oído! Apabullante y una vez más una inmensa cantante, escénicamente poco expresiva pero vocalmente extraordinaria.

Carlos Álvarez, irreconocible bajo tantas capas de ropa, peluca y maquillaje, ha resuelto un Amonastro maravillosamente bien cantado, con la garra y la seguridad que conocemos en el barítono malagueño y la potencia vocal ya recuperada. Probablemente su duo con Aida ha sido de lo más electrizante de la noche.

Flojo el rey de Deyan Vatchkov y estupendo Fabián Lara como mensajero, un minúsculo rol al comienzo de la ópera pero que ha contado con una impecable interpretación del tenor mexicano.

Nicola Luisotti, tan elegante y refinado en sus anteriores visitas al Real, me ha parecido en esta ocasión un tanto exaltado en la definición de algunos pasajes. Mucho mejor en la segunda parte, esa Aida tan íntima con esa encadenada secuencia de arias, duos, tercetos, duos y tercetos tan distinta de la pirotecnia musical de la primera parte, con tanta fanfarria y derroche en la que el maestro italiano ha tenido momentos en los que quizá hubiera tenido que sujetar la tentación de optar por el exceso de estruendo. Jean Valjean

Un comentario

  1. Francisco Molina 27/10/2022 a las 12:58 - Responder

    La reseña de la critica de El Pais no de corresponde con la impresa en el periódico.Al final dedica un espacio mínimo a la soprano e ignora absolutamente al resto del reparto.Todo lo anterior representa un ejercicio muy pedante de erudición en la linea de Mortier(Lo fundamental es la Producción y los demás secundario)Una pena

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