ESTOS INGLESES…

CDMC, Temporada 2007/08
BIRTWISTLE: Cortege, LARA: Kammerkonzert, HOLT: Sueños. Roderick Willaims (baritono). London Sinfonietta. Director: Thierry Fischer. 12 de Julio de 2007, Auditorio 400, Centro de Arte Reina Sofía.
Tocan de ensueño, de pasmo. La London Sinfonietta, a punto de cumplir 40 años de gloriosa existencia musical –se creó en 1968-, sigue siendo uno de los mejores conjuntos de cámara del planeta y su dedicación a la música actual merece tanto encendido elogio como admirado asombro. La categoría de sus instrumentistas quedó de manifiesto desde la primera obra del programa, acaso la más atractiva y la menos aplaudida por la audiencia, “Cortejo” de Harrison Birtwistle (Accrington, 1934), el ‘decano’ de la velada y uno de los clásicos de la creación contemporánea: el compositor, que lleva la teatralidad en la sangre, monta una sugerente ceremonia procesional sin director, en la que los músicos van permutando sus puestos y asientos para ejercer de solistas en el centro de la escena, en tanto que, inamovible, el percusionista David Hockings golpea, a veces con elegante suavidad, a veces con contundencia, un enorme bombo, hasta que la nueva flautista del conjunto, Karen Jones –relevo del recientemente fallecido Sebastián Bell-, entabla un diálogo paulatino, atril a atril, con los otros 13 instrumentistas, que cierran de pie, solemnemente, todo el ritual. Una obra extraordinaria, portentosamente tocada.
El vallisoletano Francisco Lara Tejero, alumno un día de Birtwistle, tardará en volver a oír una traducción más intensa y entregada de su “Concierto de cámara”, estrenado en 2005 en el Festival de Alicante, una página que invoca el virtuosismo y que aquí lo halló con creces. La obra más extensa, “Sueños” de Simon Holt (Bolton, 1958), estrenada –como “Cortege”- el pasado día 5, se basa en cinco poemas de Antonio Machado acompañados por tres breves interludios; fue espléndidamente cantada en excelente castellano por el barítono Roderick Williams. Con un total de 13 solistas, Holt, que en varias obras previas se había acercado a la poética de García Lorca, bucea en las sonoridades graves de un conjunto que evoca al Machado más inquietante y sórdido; combinaciones, como en ‘La lira inmensa’, de guitarra, tuba y percusión, o la de acordeón, violonchelo y contrabajo antes de ‘Señas lejanas’, nos hablan de inteligentes y perturbadoras búsquedas tímbricas.
Una sala prácticamente llena premió con entusiasmo la actuación de estos ingleses incombustibles, refrescantes, envidiables… José Luis Pérez de Arteaga