La compositora Elena Mendoza y Matthias Rebstock, libretista y director de escena

Estreno absoluto de una ópera en el Real

Quizás sea este el último recuerdo que nos quede de Gerard Mortier y su paso por el Teatro Real, ya que fue él quien encargó a Elena Mendoza (premiada en aquellos días de 2010 con el Premio Nacional de Música) la ópera que el 20 de febrero sube al escenario del teatro madrileño como estreno absoluto.

Con un título magnífico, “La ciudad de las mentiras”, basada en cuatro cuentos del enorme Juan Carlos Onetti (1909-1944) y en aquel mundo de ensoñación y locura por él inventado en Santa María,  cuatro mujeres, una de ellas  sin nombre (interpretada por una soprano), Moncha (viola), Gracia (soprano) y Carmen (acordeón), rechazan la realidad hostil y claustrofóbica del pueblo refugiándose en un desquiciado y absurdo mundo paralelo, alejado del vecindario, cuya vida gravita en torno a una encrucijada de calles sin salida de la que sólo es posible escapar a través de la “mentira”: metáfora de todas las formas de evasión, incluyendo el arte.

La compositora y Matthias Rebstock, libretista y director de escena, han querido desde el inicio de su colaboración hacer el trabajo de llevar a escena un estreno de forma radicalmente distinta a la tradicional, en la que el compositor pone música al libreto que previamente le entregan.

Escena de la obra

Así, dice Mendoza que tuvo que plantearse qué significa el artificio ópera dentro de su propio mundo musical, por qué y cómo hacer interaccionar su música con textos, acción escénica y elementos visuales en un escenario operístico.

Y explica esta novedosa forma de crear: “Entre los dos hemos desarrollado un proceso de trabajo en el que, partiendo directamente de textos literarios, concebimos la idea de la obra, el texto, la música y la escena en paralelo (y no como en el tradicional procedimiento sucesivo libreto-composición-puesta en escena), implicando desde muy pronto a la escenografía y el vestuario, y en seguida también a los propios intérpretes. De este modo todas las disciplinas son capaces de reaccionar a todas las demás: no solo la música al texto sino también el texto a la música; no solo la idea escénica al texto, sino también el texto a la idea escénica, etc. Así se va forjando paso a paso una compleja composición colectiva e interdisciplinar de principio a fin comenzando en el momento de la concepción de la obra y terminando el último día de ensayo”.

Los que asistamos a este estreno de ópera el lunes tendremos que ver y escuchar sin duda con los ojos y los oídos del siglo XXI.