Deja como legado cuidados montajes para la ópera, teatro y cine  en colaboración con directores como Giorgio Strehler, Liliana Cavani, Mario Gas, Lluís Pasqual, Vittorio de Sica y Bernardo Bertolucci

Ezio Frigerio y Franca Squarciapino

Estudiante de arquitectura y discípulo del pintor abstracto Mario Radice, Ezio Frigerio abandonó su vocación de marinero y su futuro en la construcción por una vida al servicio del teatro. Su extensa obra queda hoy huérfana y son muchos los teatros, artistas y compañeros que lamentan el fallecimiento del escenógrafo, muerto hoy a los 91 años.

Dario Franceschini, ministro de cultura italiano, le ha dedicado las siguientes palabras: «La muerte de Ezio Frigerio viste de luto el teatro nacional, donde fue auténtico protagonista. La pasión, profesionalidad e inteligencia que guiaron su trabajo han marcado la segunda mitad del siglo XX». Desde el Teatro alla Scala han recordado también a Frigerio como «una de las figuras clave de la cultura italiana».

Nacido el 16 de julio de 1930 en Erba (Como), inició su trayectoria profesional como figurinista y diseñador de vestuario en el Teatro Piccolo, a cuyo fundador, Giorgio Strehler, conoció como alumno de la Universidad Politécnica de Milán. La calidad de su obra llamó la atención de teatros y casas de ópera europeas, que introdujeron el mundo lírico en su producción y a este género consagró la parte esencial de su labor. Su pasión por la pintura, especialmente la florentina, y su conocimiento de múltiples culturas, gracias a un espíritu viajero infatigable, dieron al escenógrafo una inteligencia visual única evidente en cada detalle. En La Scala puso su firma a 10 aperturas de temporada y especialmente memorables son sus montajes para Lohengrin, Simon Boccanegra y Falstaff.

Su vínculo con España fue muy especial, como recuerda el Teatro Real en su despedida al artista:

El Teatro Real lamenta profundamente el fallecimiento del genial escenógrafo y figurinista Ezio Frigerio, autor de creaciones inolvidables para el cine, el teatro y la danza, vinculado estrechamente a la escena en España, cuyo trabajo obtuvo siempre el reconocimiento internacional y el aplauso del público, y del que el Teatro Real fue testigo en siete producciones de ópera.

Junto a la figurinista Franca Squarciapino, su compañera de vida y de creación artística, realizó sus proyectos más importantes, exponentes de una forma de pensar y de hacer personal, reconocible, elegante y mágica, que fue objeto de una exposición en el Museo Thyssen-Bornemisza, entre otros.

El trabajo de ambos creadores pudo disfrutarse en el Teatro Real en las óperas Manon (2000) y Les Contes d’Hoffmann (2006) con Nicolas Joël en la dirección de escena; Falstaff (2002) en la producción de Giorgio Strehler; Madama Butterfly (estrenada en abril de 2002 y repuesta en 2007 y 2017) junto a Mario Gas; Tosca ( 2004 y 2011) de la mano de la actriz y directora de escena Nuria Espert; y Don Giovanni (2005) y Tristan und Isolde (2007), con Lluis Pasqual.

Para Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, “Ezio Frigerio es uno de los nombres señeros del teatro europeo de las últimas décadas. Le gustaban las escenografías espectaculares, pero algunos de sus mejores trabajos han sido para pequeños textos de Goldoni como La familia dell’antiquario para el Teatro Stabile del Veneto; “La hija del aire” de Calderón para la Compañía Nacional de Teatro Clásico, a petición de Mario Gas; o tantas maravillas para el Piccolo, de Giorgio Strehler”.