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Anna Bolena en el Liceo
Por Publicado el: 22/01/2011Categorías: Crítica

Feliz en tu día, amiguito que Dios te bendiga

Cumpleaños de Plácido Domingo
Feliz en tu día, amiguito que Dios te bendiga
D. Polaski, A. Denoke, A. Kampe, P. Groves, B. Terfel, J. Pons, D. Zajick, I. Mula, L. Ataneli, A. Arteta, S. Yoncheva, A. M. Martínez, E. Schrott, etc. J.Colon, director. Orquesta y Coro Titular del Teatro Real. Madrid, 21 de enero

Si Plácido Domingo hubiese celebrado su setenta cumpleaños en familia o con un homenaje en el Real entre amigos a puerta cerrada, nunca se escribirían estas líneas. Sin embargo resultan obligadas al transformarse el cumpleaños en un espectáculo público, con entradas a la venta, gran pantalla para proyección en la plaza de Oriente y retransmisión televisiva a numerosos países en una coproducción del teatro con la BBC y Eurovisión. No deja de resultar significativo que quien compró entradas en taquilla lo hizo sin tener idea de lo que vería. Tanto se admira, se quiere al tenor y tanto gusto hay por el folklore. Como no deja de resultar curioso recordar las palabras de Plácido al enterarse de la nominación de Mortier para el Real: “Pues no se si me verás ya mucho por Madrid, porque Mortier no me ha mostrado ningún cariño especial ni en Salzburgo ni en París, donde apenas ha contado conmigo”. Pero el destino es así y a la fuerza ahorcan: Mortier se ha reconvertido y le ha tocado “dirigir” la gala programada por Antonio Moral, su antecesor.
Clave en este tipo de actos es tener clara la idea del objetivo: festejar al homenajeado o al público. El término medio no suele funcionar. Un homenaje a Domingo en su ciudad natal parece obvio que hubiera debido incluir lo que no se incluyó: imágenes de lo más destacado de sus triunfos en ella, ya fuera en el actual teatro o cuando era sala de conciertos, lo que sucedió con «El Cid». Igualmente los éxitos en el Teatro de la Zarzuela, en el campus de la Ciudad Universitaria o en el Estadio del Calderón.
La ministra Gonzalez Sinde le entregó esta semana la Orden de las Artes y las Letras en el claustro de los Jerónimos del Museo del Prado. Se hubiera pensado, dado el lugar, en una reunión cultural multidisciplinar pero sólo asistió personal de la música. Un gran fallo. Como lo es que en el Real sólo cantantes rindan tributo a Plácido, cuando el mundo musical es mucho más amplio: directores musicales, de escena, iluminadores, maquilladores… ¡Si hasta estamos los críticos! Y un pequeño apartado bien podrían haberse incluido, aunque sólo fuera para que –parodiemos el «Todo en el mundo es burla», cantado al final- se abrazasen Domingo y Arturo Reverter, todo menos su crítico de cámara.
Intervinieron como solistas Deborah Polaski, Angela Denoke, Anja Kampe, Paul Groves, Bryn Terfel, Juan Pons, Dolora Zajick, Inva Mula, Lado Atanelo, una Ainhoa Arteta que apostó fuerte con «Manon Lescaut» y ganó haciendo ya incomprensible su ausencia de las temporadas del teatro, Sonya Yoncheva, Ana María Martínez y Erwin Schrot. Cantaron todos, por cierto siete provenientes del concurso Operalia del tenor, bajo dirección de James Conlon, páginas claves del repertorio como el aria de Felipe II y otras más intrascendente como la de “Giuditta» de Lehar. En butacas Angela Gheorghiou, Elena Obraztsova y Jaime Aragall. Tan Dum, presente en la sala y de quien Plácido ha cantado «El primer emperador», estrenó por encargo la fanfarria «PLA-CI-DO».
En estos eventos las presencias son importantes y las ausencias significativas. Se echaron en falta figuras como Waltraud Maier, Leo Nucci, Ruggero Raimondi o José Carreras, por no citar a Montserrat Caballé. Para compensar se contó con el divertido “Feliz cumpleaños” de otra madrileña, Teresa Berganza, al más puro estilo Marilyn Monroe.
Brindemos por los setenta de Plácido aunque sea desde dique seco por falta de esa pasión de la que habló Iñaki Gabilondo en su presentación. Faltó personalización, un toque «Federico Gallo», porque galas similares hay muchas por doquier. ¡Menos mal que Teresa puso el toque de emoción y salero que casi hizo llorar a Plácido Domingo en su alocución final! A Plácido, tras estos diez días, ya sólo le quedará que Dios baje a la tierra para bendecirle. ¡Feliz en tu día! Gonzalo Alonso

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