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RTVE: BRIOSO Y PROSAICO
Mehta con los suyos en Juventudes Musicales
Por Publicado el: 02/02/2011Categorías: Crítica

Firmeza y seguridad en la ORCAM

FIRMEZA Y SEGURIDAD

Rossini: “Stabat Mater”. Ainhoa Arteta, María José Montiel, Ismael Jordi, Nicola Ulivieri. Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid, Coro de Cámara de la Música Catalana. Director: José Ramón Encinar. Auditorio Nacional, Madrid. 31-1-2011.

Obra siempre bien recibida por su melodismo, excelente construcción (de lo que es buena prueba la fuga final), emocionante en su sencillez expositiva, este “”Stabat Mater”, a falta de recogimiento, es efectivo, directo, de cierto y comprensible regusto operístico. Llevado por la mano segura de Encinar, encontró una interpretación con cosas muy destacables, que interesó mucho al respetable.
Es indiscutible la calidad vocal de Montiel, antigua soprano, hoy mezzo lírica de timbre cálido, lleno, notablemente homogéneo. Pese a una evidente, y no anunciada, indisposición –quizá un fuerte catarro-, mantuvo el tipo, exhibió potente caudal y tuvo frases espléndidas en su solo “Fac ut portem”, ligeramente tirante en los ascensos al la bemol agudo y relativamente audible en los graves. En todo caso, anduvo en el dúo “Quis est homo” más atinada que su colega Arteta, de bella encarnadura vocal, pero destempladilla y altisonante luego en los nada fáciles does sobreagudos del “Inflammatus”. Jordi delineó hermosamente la nada fácil “Cuius animan”, con escalada al re bemol 4, aunque su timbre de lírico-ligero, no especialmente rico, no sobrepasó el excesivamente fuerte tejido orquestal, con metales a toda presión. Buen centro y graves potables, no tanto los agudos, los del bajo cantante Ulivieri, elegante fraseador.
Los coros tuvieron una buena noche y cantaron estupendamente el “Quando corpus”, número “a cappella”, que está, en realidad, asignado a los cuatro solistas. Naturalmente, es más fácil que lo canten cuarenta o cincuenta voces: la afinación ofrece menos problemas. Encinar mantuvo firmes las estructuras, hizo sonar muy bien a los conjuntos, aunque hubiéramos preferido una versión algo más matizada, sin la rudeza mostrada, por ejemplo, en el “Amen”, en donde las líneas polifónicas no se siguieron siempre con claridad. Arturo Reverter

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