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"Aida" se tiñe de negro
Por Publicado el: 17/11/2010Categorías: Crítica

«Il Corsaro», un ensayo verdiano

Temporada de ABAO
Ensayo verdiano
«Il Corsaro» de Verdi. B.Ribeiro, S. Dalla Benetta, K. Lewis, L. Salsi, M.A. Zapater. R. Palumbo, director musical. L. Puggelli, director de escena. Orquesta del Teatro Regio di Parma. Coro Ópera de Bilbao. Palacio Euskalduna. Bilbao, 16 de noviembre.
«Il Corsaro» no es obra frecuente en las programaciones a pesar de firmarla Verdi y es que no se halla entre lo mejor de su autor. En cierto modo hasta supone un retroceso respecto a obras, como «Ernani», estrenadas con anterioridad. Su partitura denota demasiado convencionalismo, con arias de salida para sus cuatro protagonistas, no fáciles de cantar pero de corto vuelo. El concertante final del segundo acto, las escenas del barítono y el poderoso dúo entre Gulnara y Corrado, resultan lo más destacado si bien quizá la página más conocida sea el aria de Medora. No podía faltar en el «Tutto Verdi» de ABAO, quien planteó un reparto de lujo encabezado por Fabio Armiliato y Maria Guleghina, alentando la edición discográfica de las representaciones. Sin embargo ésta se vino abajo con las cancelaciones por enfermedad de ambos artistas.
ABAO logró salir del paso de forma muy airosa, sustituyéndolos por dos jóvenes que abordaron la ópera en Busseto en 2008. El portugués Bruno Ribeiro tiene cuanto hoy se precisa para hacer carrera: presencia grata, valentía, entrega y una voz lírica bien proyectada con agudos firmes. Empezó mejor que terminó, ya que el dúo citado le resultó demasiado dramático en un teatro de las dimensiones del Euskalduna. Fue justamente ovacionado, lo mismo que Silvia Dalla Benetta, cuyo material no es de calidad excepcional pero cuenta con los graves y agudos precisos para una particella nada simple. Kristin Lewis interpretó una Medora de mayor sustancia vocal de lo habitual, resintiéndose algo las coloraturas y Luca Salsi compuso un Seid relevante, mostrándose como un barítono a seguir.
La producción escénica, dirigida por Lamberto Puggelli, provenía del Festival Verdi de Parma (2004). De corte tradicional y escasos elementos fijos, reúne la inteligencia de servir exactamente para lo que ha se servir con coste reducido, tal y como se precisa en obras de escasa circulación. Cuenta y enmarca la acción decorosamente y sin pretensiones innecesarias en la dirección actoral de un libreto bastante pobre. Gran baza, no valorada en lo que correspondía, fue la presencia de la Orquesta del Regio de Parma y, sobre todo, de Renato Palumbo en el foso, con una dirección musical, viva y muy eficaz. Cumplió el coro, a pesar de los disfraces de adamascas de algunas de sus orondas componentes, propia de esa «Una noche en la ópera» de los hermanos Marx, que acaba de cumplir 75 frescos años. Prueba superada con notable a pesar de la adversidad. Gonzalo Alonso

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