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Por Publicado el: 17/12/2006Categorías: En la prensa

José Luis Castro: «El Teatro de la Maestranza requiere una dedicación casi exclusiva»

José Luis Castro: «El Teatro de la Maestranza requiere una dedicación casi exclusiva». ABC, 17 de diciembre 2006. ALFREDO VALENZUELA
Cuando le destituyó como director del Maestranza, Juan Carlos Marset dijo públicamente que le gustaría contar con usted en el organigrama del Teatro ¿Qué le ofreció?
-Hasta ahora…, nada.
-Supongo que ahora, con el mismo color político en las tres Administraciones representadas en el Consorcio del Maestranza, debe ser más fácil dirigirlo que en la época en que le tocó a usted.
-Yo creo que para algunos asuntos sí; como por ejemplo, para nombramientos, presupuestos, acuerdos sobre la aportación al Teatro de las diferentes instituciones del consorcio,… En cambio, durante mi etapa como director del teatro de la Maestranza, conté siempre con la libertad suficiente para la gestión del mismo, y con el consenso de todas las instituciones que componían el consorcio, aunque fueran de distinto signo político.
-¿Alguna vez algún político trató de imponerle algún título en la programación?
–Bueno, eso en un principio era imposible porque el Teatro de la Maestranza se creó bajo la dirección de un Consorcio y era éste órgano, a propuesta del director, el que aprobaba la programación, además de establecer los objetivos generales para el futuro funcionamiento del Teatro. Piensa que se trataba de una maquinaria de una gran envergadura que en sus inicios requirió la readaptación de los recursos humanos existentes, la creación de una plantilla especializada, además de la búsqueda de nuevas fuentes de financiación, patrocinadores privados, colaboradores y otras fuentes de ingresos. Todo ello hubiera sido imposible sin el apoyo, y el respaldo de las instituciones que forman el Consorcio del Teatro de la Maestranza.
-En aquel momento, los críticos, los melómanos y los aficionados más exigentes cerraron filas a favor de usted ¿esperaba una reacción tan unánime?
-La verdad es que no, imagínate la gran satisfacción que sentí cuando al dejar la dirección del teatro, recibí tal cantidad de afectos, al solidarizarse tantos y tan diversos sectores que habían seguido su trayectoria.
-¿Qué sintió ante ese despliegue de solidaridad?
-Además de la sorpresa por tal reacción sentí una enorme satisfacción por el reconocimiento que se hacía de mi trabajo. Lo cierto es que a lo largo de mi carrera en el mundo del teatro, de la cultura, he experimentado muchos sentimientos, pero esta reacción ha desbordado mis emociones. Hasta ahora no he tenido la oportunidad de hablar de ello y me gustaría aprovechar este momento para dar públicamente las gracias a todas aquellas personas que de una u otra manera a través de sus opiniones, expresaron su confianza en mí.
-La Asociación de Amigos de la ópera llegó a contar con casi tres mil miembros en 1993, y ahora son sólo trescientos ¿qué ha sucedido?
-Bueno, en mi opinión cuando esta asociación se creó, la ciudad de Sevilla no contaba con un teatro de ópera ni con una programación estable, excepto las que puntualmente se introducían en el teatro Lope de Vega, o en algún otro espacio de la ciudad. Pero esto ha cambiado radicalmente y ahora existe en la ciudad de Sevilla un teatro con una programación continuada y con un nivel que puede satisfacer los gustos de los melómanos más exigentes, quizás esto pudiera estar relacionado con el descenso de socios de Amigos de la Ópera.
-¿No cree que se haya debido, pues, a una menor afición por la ópera?
-Yo creo que se puede hacer una reflexión diferente, y es que la mayoría de esos tres mil socios son ahora abonados a las diferentes temporadas del Teatro de la Maestranza, aunque puede que hayan dejado de ser socios de los Amigos de la Ópera.
-Pero los abonados de la orquesta también han caído y, por primera vez, hasta donde recuerdo, se han quedado asientos vacíos en una ópera, asientos que también se quedan cada vez más vacíos en los conciertos de la ROSS…
-En las dos últimas temporadas no he podido asistir al teatro, por lo que desconozco esta circunstancia, pero mi deseo es que el Maestranza siga manteniendo su éxito y su proyección internacional. En este sentido, creo que debemos seguir siendo optimistas.
-Y por primera vez, y parece que cada vez más frecuentemente -los últimos han sido esta semana-, se producen abucheos en las óperas…
-Pues ojalá no vuelva a suceder porque un abucheo es una cosa terrible y afecta a todos los que están implicados en la realización de un espectáculo.
-Y eso que el público de Sevilla tiene fama de generoso y respetuoso… ¿Cómo es el público de Sevilla?
-Difícil, complejo, pero muy agradecido. No olvidemos que son ellos los que con su asistencia hacen posible que el Teatro de la Maestranza sea una realidad.
-¿Un Teatro como el Maestranza se puede dirigir desde fuera de Sevilla?
-Desde mi experiencia creo que un teatro de estas características requiere una dedicación muy intensa, casi exclusiva. Si bien es cierto, que hay que mantener un equilibrio que permita la continuidad de la carrera profesional del director, sin que esto signifique el abandono de sus responsabilidades en la institución.
-¿Con qué disfrutó más, dirigiendo «El acero de Madrid» o «El barbero de Sevilla»?
-Bueno, en «El acero de Madrid» lo más importante fue la experiencia de conocer y trabajar en la Compañía Nacional de Teatro Clásico, creada y dirigida por Adolfo Marsillach, que me propuso la dirección de esta obra de Lope de Vega. Mientras que «El Barbero de Sevilla» fue algo muy especial, porque la responsabilidad fue doble, por una parte como director de escena compartiendo cartel con Carmen Lafont y otros grandes artistas sevillanos. Y por otro lado, como gestor de un teatro que realizaba su primera producción propia y, con ello, se ponía a prueba toda la capacidad técnica y humana del mismo. Además serviría para proyectar la imagen del Teatro a nivel nacional e internacional.
-El sello «Dynamics» se interesó por hacer un dvd con la producción del Maestranza «El barbero de Sevilla» ¿Por qué no ha salido adelante ese proyecto?
-No conozco los detalles concretos sobre este tema, por lo que no te puedo responder.
-Una vez tuvieron que buscarle una butaca al padre Apeles para que asistiera a una ópera ¿tuvo que afrontar al frente del Maestranza situaciones más insólitas todavía?
-Más insólitas no, iguales sí. El teatro es un lugar de espectáculos y las situaciones insólitas a veces no están solamente en los dramas y partituras que se interpretan, sino también en las personas y personajes que asisten a las representaciones.
-¿Cuál fue la mayor satisfacción que tuvo en los años en que dirigió el Maestranza?
-Muchas, tantas que ahora lo que se me ocurre decir es que lo más importante ha sido la satisfacción de haber colaborado en la puesta en marcha y consolidación del Teatro de la Maestranza.
MILLÁN HERCE

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