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Por Publicado el: 07/01/2022Categorías: Recomendación

Recomendación: Kissin y Leonskaja, semana caliente

Semana caliente con Kissin y Leonskaja

Evgeny Kissin, piano. Obras de Bach/Tausig, Mozart, Beethoven y Chopin. Auditorio Nacional de Música, Sala sinfónica. Domingo, 8, 19.30. Entre 83 y 20 €.

Elisabeth Leonskaja, piano. Cuarteto de cuerda de la Staatskapelle Berlin. Obras de Brahms. Auditorio Nacional de Música, Sala de cámara. Lunes y martes, 19.30. Entre 10 y 20 €. APLAZADOS ESTOS DOS CONCIERTOS AL 25 Y 26 DE ABRIL

Kissin-cara-piano

Kissin

 

Entre unas cosas y otras, y salvo honrosas excepciones, de un tiempo a esta parte afrontamos nuestros conciertos con poca gloria y una perenne pena que no parece querer desaparecer de nuestros corazones; una tristeza que  cala hasta los huesos bajo una pauta marcada por la desesperanza. Los programadores, a veces esos héroes,  han tenido que reinventarlo todo a golpe de cambios y cancelaciones, para que, cuando parecía que iba a escampar, se imponía de nuevo la ilógica de los ataques pandémicos. Hasta el extremo de no saber en qué momentos de la guerra nos encontramos y de mantener dudas más que razonables sobre lo que se puede y no se puede anunciar a cortísimo plazo, pues la pandemia una y otra vez se muestra más veloz que nuestros pensamientos y, lo que es peor, nuestras voluntades. Decir que dentro de unos días vamos a poder asistir a tal o cual concierto o que tal o cual artista nos va a visitar se convierte así más en un deseo posible que en un hecho real. Seamos, pues, precavidos; puede pasar de todo, y es de esperar que esta vez sí, podamos escuchar a Leonskaja y el Cuarteto de la Staatskapelle Berlin tras la anulación de sus conciertos que debieron celebrarse en mayo del año 2020.

Con mucha fe, celebramos determinados destellos, como por ejemplo los que van a brillar en el Auditorio Nacional los días domingo, lunes y martes, tres conciertos de esos que no se olvidarán fácilmente, pues se celebrarán bajo los auspicios de músicos de muy alta calidad, repertorios de elevado voltaje, y bajo la mirada de quienes nos hacen tal regalo, Ibermúsica y el CNDM (Centro Nacional de Difusión Musical). Evgeny Kissin es un asiduo en la programación de la primera; lleva más de treinta años tocando en sus conciertos y recitales con el signo de la más absoluta excelencia como marca. Es un valor seguro y de altísimo rendimiento artístico. Regresa ahora con uno de esos programas que cualquier aficionado sueña, una especie de pequeña historia para el teclado, que comenzará con la transcripción más famosa del virtuoso polaco Carl Tausig, la Toccata y fuga en Re menor K.565, que se sigue atribuyendo a Bach pero que en realidad a fecha de hoy no tiene un asignación clara al autor de El clave bien temperado. Para los fines que va a cumplir en el concierto no importa mucho, pues lo valorable de la transcripción es la propia versión, una auténtica explosión romántica en base a las notas originales, que en manos de un pianista como Kissin adquiere una naturaleza todavía más volcánica. Ya está bien dar comienzo una velada de esta manera. El peldaño siguiente será Mozart, su Adagio en Si menor K.540, pieza adusta y de plausible contenido expresivo, que actuará de puente para llegar a la Sonata para piano nº 31 op.110, o lo que es lo mismo el centro del eje que pivota sobre las tres últimas piezas del autor, y que magnifica la anterior y anuncia el estallido final. Es esta, como cualquiera de las otras dos, una prueba absoluta, un reto para este o aquel pianista. Kissin es muy grande en Schumann y Chopin, por ejemplo, pero no tanto en Beethoven, autor del que siempre esperamos más en sus manos. Veremos esta vez. En Chopin no hay la más mínima duda. Se trata de uno de los chopinianos más grandes de todos los tiempos. Así de fácil. Y en esta ocasión viene con las cartucheras bien cargadas: el Andante Spianato y Gran Polonesa Brillante y una selección de siete mazurkas. Se anuncian la quinta (primera de la Op.7, en Si bemol mayor), decimocuarta y decimoquinta (primera y segunda de la Op.24, en Sol menor y Do mayor), decimoctava y decimonovena (primera y segunda  de la Op.30, en Do menor y Si menor) y vigesimocuarta y vigesimoquinta (tercera y cuarta de la Op.33, en Do mayor y Si menor). Un excelente repaso, aunque nos hubiera gustado la presencia de alguna de los últimos opus.    

No albergamos ninguna duda acerca de la grandeza de este concierto, pero, como acontecimiento, nos parece más resaltable lo que sucederá el lunes y el martes en la sala de cámara del Auditorio:  la poco programada integral de los cuartetos para cuerda y piano, repartida en las dos sesiones y acompañada en la segunda de las cuales por el Quinteto en fa menor op.34,  de Johannes Brahms. No hace mucho que pudimos comprobar el estado de forma artística y técnica de la pianista georgiana Elisabeth Leonskaja, que a sus setenta y seis años cumplidos resultan prodigiosas. En total y plena madurez interpretativa, sus dedos corren por el teclado con pasmosa facilidad, desarrollando un complejo sonoro arrollador. Está en un perfecto estado para afrontar las partes que le corresponden. Será, seguro, una fiesta. En cuanto al cuarteto que se encargará de la desusada integral, el grupo forma parte de ese colosal instrumento del mismo nombre, que muy recientemente pudimos escuchar en Madrid con su director titular, y bajo el que nace la agrupación hace más de diez años. Wolffram Brand y Krzysztof Special, violines; Yulia Deyneka, viola; y Claudius Popp, violonchelo, son sus integrantes. Y ya tienen la experiencia de haber tocado con Leonskaja este repertorio. Su calidad técnica y su bagaje estilístico rayan a gran altura, pero lo que ahora interesa más es la ocasión de deshacer un tópico: esta no es la música de cámara de segunda de Brahms, muy poco interpretada por cuartetos de cuerda, por el hecho de tener que ceder el puesto de segundo violín al piano.

En definitiva, una doble (más bien triple) recomendación para esta semana, que se adivina calentita. Pedro González Mira

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