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LA EVOLUCIÓN DE LANG LANG
Por Publicado el: 02/03/2011Categorías: Crítica

Los Hugonotes, un operón en el Real

Temporada del Real
Un operón en el Real
“Los Hugonotes” de Meyerbeer. A.Massis, J.Di Giacomo, K.Deshayes, E.Cutler, D.Tiliakos, M.Spotti, D.Ulyanov, etc. Coro de la Comunidad de Madrid, Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Madrid, 1 de marzo.
Posiblemente no se hayan escuchado en Madrid “Los Hugonotes” desde 1924, pocos meses antes de que el Teatro Real echase su cierre. Sin embargo fue una ópera muy popular durante el siglo XIX y parte del XX, tanto como para que el teatro celebrase con ella las uvas de un fin de año o que sirviese para que el duelo entre Gayarre y Massini se zanjase definitivamente a favor del primero cuando el segundo abandonó una representación e hiciese las maletas tras un agudo frustrado. El wagnerianismo acabó con Meyerbeer y los directores artísticos de los últimos cincuenta años han considerado su música casi como un bodrio, olvidando por ejemplo los entusiasmos que suscitó en la Scala en 1962 en las míticas representaciones con Sutherland, Simionato, Corelli, Cossotto, Ghiaurov y Tozzi. Ha vuelto al Real en forma de concierto, aligerada su duración de casi tres horas y media en la forma que el mismo Renato Palumbo realizara años atrás en Martina Franca.
Aún así el primer y segundo actos ofrecido juntos pesaron demasiado. La partitura contiene momentos muy interesantes, pero también resulta excesivamente predecible en otros muchos. Es una ópera que requiere escenificación, pero que resultaría muy costosa dada la escasa frecuencia con la que se repone y así lo entendió el Real. Ahora bien, ya que se hacía en concierto, cortada y de forma que el argumento resultaba ininteligible, más hubiera valido haber ofrecido simplemente una selección de un par de horas con los números más notables. Gran acierto fue la presencia de Palumbo, un maestro muy potente en este repertorio, al que dota de vitalidad y que controló muy bien los muchos medios que precisa la obra. Coros y orquesta sonaron bien, a pesar de que los decibelios pudieran perjudicar la audición de unos cantantes mal ubicados en el escenario. Annick Massis, que salió a saludar la última, cantó de forma correcta una parte llena de agilidades y agudos, pero no era en absoluto la protagonista. Lo es el tenor, si bien Eric Cutler no puede hacer del todo justicia a un papel que hoy requiere, no sólo agudos, sino un centro con volumen. Flojeó mucho en los dos primeros actos y en el gran dúo del cuarto apenas se le oyó. Cumplió con entrega y suficiencia de medios Julianna Di Giacomo en el tampoco fácil rol de Valentina. En el resto del homogéneo y sólido reparto sobresalieron la mezzo Karine Deshayes y el bajo Dmitry Ulyanov. El público, que no llenó la sala, respondió con entusiasmo. Gonzalo Alonso

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