Conciertos de Navidad
Los nombres no bastan
Obras de Beethoven, Mozart y Haydn. W. Schwaiger, trompa y L. Vogt, piano. Mozarteum Orchester Salzburg. I. Bolton, director. Teatro Real, 22 de diciembre.
Concierto alegre y triste a la vez. Alegre porque así lo era el programa, empezando con esa “Primera sinfonía” de Beethoven con uno de los finales más desenfadados que escribiera el de Bonn. Triste por cómo salió y por alguna circunstancia más que no eludiré.
La Orquesta del Mozarteum de Salzburgo goza de cierto renombre y por su titularidad han pasado directores como Minkowski o el actual Ivor Bolton, sin embargo no pudo hacer honor al renombre en esta visita. Los vientos sonaron totalmente descompensados de la cuerda en el Beethoven y, en general, las lecturas y acompañamientos no pasaron de la discreción. Incluso el tantas veces admirado Bolton en el repertorio barroco, no parecía el mismo, aunque el nivel mejoró en el “Concierto para piano n.24” de Mozart, gracias a la interpretación solista de Lars Vogt.
La tarde se cerró con la “Sinfonía n.45” de Haydn, esa en cuyo último tiempo los músicos van saliendo del escenario, hasta quedar solamente dos. Al público, conozca o no la partitura, siempre le hace mucha gracia el asunto, pero posiblemente no le hizo tanta al presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, que promovía el concierto y que, por la mañana, se había enterado del órdago lanzado por la Comunidad de Madrid a su continuidad en la institución. Hay veces en que uno tiene derecho a preguntarse ¿Acaso me están echando también en el Real, a quién diablos se le ocurriría programar precisamente la sinfonía de los adioses? Fue un día negro para la bolsa, la presidencia de la caja y también la orquesta. Gonzalo Alonso