ANÁLISIS
Luz y taquígrafos
06.12.08 – EMECÉ
El Diario Vasco
El Teatro Real, que no su Patronato en sempiterno rol de figurante, ha presentado a los medios al belga Gerard Mortier como nuevo Director Artístico del coliseo matritense a partir de la temporada 2011/2012, cuando finalice en tal cargo Antonio Moral, no bien tratado, en su cese, por la cúpula política que rige el Ministerio de Cultura.
Los destinos de este teatro lírico estará en manos, durante cinco años, de persona de indudable repercusión mediática que ha finalizado sus estancias como el título de la película protagonizada por Robert Mitchum: Con él llegó el escándalo.
Con las Españas en plena crisis financiera, de paro galopante, de estrecheces presupuestarias, resulta que se cierra un contrato que no ha sido sometido a ningún control administrativo previo. Eso está absolutamente lejos del Código de Buenas Prácticas que tanto preconiza el Ministro de Cultura.
Se habla, con bastantes dosis de certeza, de una retribución anual de 280.000 euros, que de ser cierta viene a equivaler a la suma de los emolumentos anuales de los tres directores artísticos, anteriores a Mortier, que ha tenido el Teatro Real.
Por ser dinero público en su mayoría, que sale de las arcas a las que todos contribuimos, es de imperiosa exigencia legal, que se pongan boca arriba las cartas con suficiente luz y que se conozca la integridad del contrato convenido y la verdad de cuanto vamos a pagar al señor Mortier, en un país que está para pocas gollerías. Algo tendrá que decir el Parlamento de la Nación, salvo que a nadie el interese ver lo que puede ser un escándalo de difícil explicación.
¡Es que no vamos a cambiar!