MEHTA EN GRANADA: CONTUNDENCIA Y SAPIENCIA

Festival Internacional de Granada
MAHLER: Sinfonía nº 3. Christiane Stoijin (mezzosoprano), Coro de la Presentación de Granada, Coro de la Generalitat Valenciana, Orquesta de la Generalitat Valenciana. Director: Zubin Mehta. Palacio de Carlos V, Granada, 24 de junio de 2011.
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A la jornada inaugural de Granada 2011, edición número 60 del Festival, no le faltó de nada. Contó con la presencia de la Reina Sofía, Presidenta de Honor de la muestra; tuvo a un director de campanillas, uno de de los grandes, Zubin Mehta (Bombay, 1936) –parece mentira que tenga ya 75 años-, que hacía 43 años no visitaba Granada, desde que en 1968 se presentara, joven treintañero, con la Orquesta Nacional en el mismo Palacio de Carlos V; y hubo en programa una obra imponente, los 100 minutos de la más larga de las Sinfonías de Mahler, la Tercera.
Imbuida de panteísmo, referencias a Nietszche y alusiones religiosas –San Pedro aparece, por vez primera, en una Sinfonía del aún no converso compositor, y volverá a ser mentado en la siguiente obra del ciclo sinfónico-, la monumental Tercera es un conglomerado sorprendente, en apariencia disparatado, en donde lo que pudo ser un ‘totum revolutum’ se transforma en una estructura férrea, grandiosa, titánica y, lo más increíble, coherente, en donde el canto a la Naturaleza de Mahler se resuelve, en un recorrido majestuoso y magnífico, en canto al amor y a la divinidad, glosado esto con acierto por Arturo Reverter en también excelentes notas al programa de mano.
Mehta es dueño absoluto, pleno, de todo este contenido magmático, que conoce y que ama, y que expresa con sapiencia, pero también con contundencia de apisonadora: algunos de los timbalazos oídos en la Alhambra habrían vuelto a derribar, con o sin trompetería -que la hubo-, las murallas de Jericó. El maestro indio y su colega Lorin Maazxel han forjado, en los últimos siete años, un instrumento admirable en el Palau de Les Arts de Valencia y, con fallos o “moros” siempre comprensibles en concierto al aire libre, la agrupación sonó entregada a las órdenes de su vitalista maestro… aunque en el recuerdo de madrileños asistentes a la sesión perviviera la estupenda interpretación que hace apenas semanas brindara, precisamente, la Orquesta Nacional con Pons.
La holandesa Stoijin cantó a la noche con autoridad y empatía, y los coros, infantil y femenino, exhibieron inatacable musicalidad. El triunfo fue de clamor, y Granada abrió sus primeros 60 años por la puerta grande. Fue un muy buen augurio de los 20 días inmediatos. José Luis Pérez de Arteaga