REFINADAS ESENCIAS POPULARES

            Obras de Durán, Granados, Montsalvatge y Dvorák. María José Montiel, mezzo. Orquesta de la Comunidad de Madrid, Camerata Infantil Fundación BBVA/ORCAM. Director: Víctor Pablo Pérez.

            Con el patrocinio de la Fundación BBVA se ha celebrado este concierto, en el que han participado miembros de cuerda de la Camerata Infantil. Allí estuvieron los infantes, con una jovencísima y juncal Paula Mejía como concertino, bien que únicamente en la obra del gallego Juan Durán (1960), “Cervantina”, un encargo del propio director. En sus diez movimientos el compositor combina distintas variaciones sobre la folía con refinadas elaboraciones de temas históricos de rancio abolengo: “Guárdame las vacas”, “Fantasía” de Mudarra, “Tres morillas de Jaén” y “Ay, triste que vengo”. El tratamiento instrumental, la sutileza de las soluciones revelan la buena mano del buen músico que es Durán.

            María José Montiel se mostró en auténtica sazón vocal. El timbre, carnoso, la emisión, tersa, la expresión, diáfana y emotiva, sólo quedaron empañados por algunas notas agudas algo forzadas y apretadas, como el la bemol 4 que abre la primera de las tres “Majas dolorosas” de Granados en el arreglo para orquesta de Rafael Ferrer, al que aquí se incorpora una guitarra (cuyo buen tañedor quedó en el anonimato). Pero las canciones fueron cantadas en su tono original, con magníficos descensos a la zona inferior. Hubo hermosas frases y filados de libro, que se prodigaron también en las “Cinco canciones negras” de Montsalvatge, de las que la cantante ha hecho siempre un gran creación y a las que sabe otorgar la cadenciosidad y balanceo justos. Admirable “vocalise” final en “Punto de habanera”.

            En todo momento la cantante fue bien arropada por la orquesta y el director, que consiguieron toques muy refinados en Montsalvatge y que cerraron la sesión con una bien trabada interpretación de la “Sinfonía nº 9”, “Del Nuevo Mundo”, de Antonin Dvorák. Exceptuando ciertas sonoridades agrestes, determinadas asperezas y pasajeros confusionismos en los planos (coda primer movimiento), todo funcionó a satisfacción, bien engarzado y acentuado. Hermosa delineación del “Largo”, donde el corno inglés de Ana María Ruiz sonó estupendamente, e inteligente exposición de los múltiples temas. El director supo destacar el todo instante la presencia del diseño que unifica la obra. Arturo Reverter