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Por Publicado el: 23/11/2006Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

Otros tiempos

Otros tiempos
No se pierdan la grabación recientemente aparecida de “Anna Bolena”, realizada en la Scala en vivo en 1982. No quedan muchos símbolos de la última gran época del belcanto y ésta lo es.
Hace años, cenando, la ya desaparecida Leonie Rysaneck me contó la impresión que la causó María Callas cuando la escuchó en la Scala abordar “Anna Bolena”. Me dijo que cantó penosamente el primer acto y que todo fueron abucheos a su término, mas he aquí que llegó el segundo y Callas parecía otra. Se sobrepuso en un esfuerzo titánico y arrasó. Fue muchas veces abucheada en la Scala, como lo fueron Cossotto, Freni, Fleming y Caballé, pero no nos quedan muchos testimonios discográficos de ello y de sus reacciones.
Durante treinta años nadie se atrevió a volver a programar aquel Donizetti diseñado por Visconti. Finalmente se recurrió a Caballé, como en 1976 había sucedido en el cincuentenario de “Turandot” tras la renuncia de Nilsson y Corelli. Justo antes de empezar la representación se anunció una indisposición de la soprano y se formó un escándalo de los de época. Otro tanto pasó con una “Bolena” que era esperada con intensidad por los viudos de Callas y los partidarios de las nueva jóvenes como Lucia Aliberti. Caballé no militaba en ninguno de ambos bandos. Se anunció la sustitución de Caballé por Ruth Falcon y se montó la de Dios y hasta la intervención en el propio escenario de Giulietta Simionato, pareja de Callas en las míticas “Bolenas”, fue inútil. La representación se hubo de suspender, así como la siguiente. Caballé se atrevió con la tercera. Llegó el final con el “¿Piangete voi?” y no estuvo fina en el agudo del recitativo. Llovieron las protestas –hasta “bruja” se oye gritar en la grabación citada-, pero ella se sobrepuso y cantó elegíacamente el aria, con una increíble media voz. Las notas finales fueron una lucha entre los “fortes” forzados y los pianos bellísimos. Al final una tremenda división de opiniones. Así era la ópera. Ya no hay quien provoque tales pasiones ni público que se defina. ¡Qué pena!
Y todo esto viene a cuento porque Caballé acaba de recibir un gran reconocimiento en Moscú, de celebrar los diez años del Teatro Villamaría de Jerez, de ofrecer un recital en el Liceo y de presentar un nuevo disco de canciones españolas del XIX. Todo en apenas dos semanas. Aún hay fuelle.

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