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Por Publicado el: 01/12/2020Categorías: Recomendación

Recomendación: Shubhendra Rao con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León

ORQUESTA SINFÓNICA DE CASTILLA Y LEÓN (SHUBHENDRA RAO)

Oriente se casa con Occidente

Shubhendra Rao, sitar; Saskia Rao-de Haas, cello indio, Prabhu Edouard,  tabla. Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Dir.: David Murphy. East Marries West. Ravi Shankar Symphony. Auditorio Nacional de Música, Sala sinfónica. Jueves 3, 19.30 h.  15 €.

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El sitarista Shubhendra Rao

Aunque abolidas las castas en la India desde 1950, no hay más que darse un paseo por cualquier enclave histórico de la superpoblada Rajastán para comprobar que la realidad del hinduismo en el norte de la India es bien distinta. Los intocables siguen existiendo, y, lo que es peor, siguen contando con un censo, cifrado en millones. Entre esta clase (los dalits, conocidos como parias) y los brahmanes (la casta alta, formada por sacerdotes, maestros y artistas), hay todavía tres divisiones más: los chatrías (políticos y soldados), los vaishias (comerciantes, constructores y artesanos) y los shudrás, no otra cosa que las clases bajas, obreros y campesinos.  Ravi Shankar (1920-2012) perteneció a la casta de los brahmanes. Y por eso fue un ilustrado desde el minuto uno de su vida. La consecuencia inmediata de esa clase de pertenencias, como también ha sucedido a lo largo de la historia del arte occidental con sus más conspicuos representantes, es que son precisamente ese tipo de creadores los que de manera más inquieta dirigen su mirada hacia otros lugares del planea, en busca de relaciones creativas consigo mismo. Shankar, el sitarista más importante y mejor de la historia del instrumento, así como de los diversos géneros musicales en que se mueve este, practicó esa búsqueda desde muy joven, y, sin abandonar la base conceptual de las músicas autóctonas indias, es decir el riquísimo y penetrante mundo de las ragas y las talas, dio el salto a Occidente, en busca de elementos de fusión con, por un lado, la música más avanzada armónicamente, y, por otro, la más popular, entendido el término no desde el folclore tradicional sino desde el fenómeno urbano moderno, es decir, el rock. Y hay que decir que si el primero de esos caminos le abrió puertas de excelencia musical, el segundo le aportó una mística distinta: la popularidad.

En la aproximación al clasicismo centroeuropeo, los protagonistas más destacados en ese intercambio fueron el violinista y director de orquesta Yehudi Menuhin y el compositor y también director André Previn. Y, como saben hasta los indios de las más remotas tribus amazónicas, el beatle George Harrison fue quien marcó el paso en el otro contexto. El último amor musical de Shankar, esta vez en la vanguardia minimalista norteamericana, fue el poliédrico y a veces algo pasado de rosca Philip Glass. ¿Quién de todos ellos aportó más a la causa musical india cuando se posicionaron al lado de Pandit Ravi Shankar?  A mi entender, el músico que más aportó al shankarismo fue su buen amigo Yehudi Menuhin. El violinista judío lo conoció en una grabación discográfica que el sello EMI programó a gloria de los dos con el sugestivo título de ‘Encuentro entre Oriente y Occidente’. Fue en 1966, y en ese disco Shankar, con sus inseparables Alla Rakha a la tabla y Prodyot Sen a la tambura,  explicó al mundo cómo funcionaba el mundo de las ragas. Menuhin, con su hermana, la pianista Hezphzibah Menuhin, interpretaban la Tercera sonata para violín y piano de George Enescu. Y tras poner cada uno de los dos sus cartas sobre la mesa, se enzarzaban en un suerte de dúo infinito entre violín y sitar (con la tabla y la tambura en continuo pululeo), como muestra de unión técnica entre dos sistemas musicales casi antagónicos que sin embargo ellos querían unir. El resultado fue fascinante; muchachos como yo –entonces- caían como borrachos ante un complejo sonoro de imposible definición pero que se dirigía directamente al corazón. El recuerdo emocional es imborrable. Casi una década después el famosísimo Harrison invitó a Shankar a que se hiciera famoso en el  conocido luego como Concierto de Bangladesh, tras haber recibido unas cuantas lecciones de sitar de su ya buen amigo Shankar durante algunos años. Este encuentro le regaló  fama y dinero, pero los resultados de tal juntura estuvieron lejos del fundamento que Menuhin aportó a la musicalidad innata de Shankar. A partir de entonces Occidente lo trató como una verdadera autoridad, hasta el extremo de admitirle en la sacrosanta sala de conciertos. En 1971 estrenó su primer concierto para sitar y orquesta, bajo el paraguas de André Previn y su London Symphony Orchestra. Y después todavía vendría un segundo diez años más tarde, que estrenaría otro de sus grandes amigos, Zubin Mehta. Sus discípulos aparecían por todos los lados (el penúltimo y más brillante es su hija Anoushka Shankar) y todo el mundo requería de él más servicios de los que, físicamente, podía ofrecer. Incluida la ávida New Age, tan atenta a este tipo de fenónemos.

Por todo ello, qué menos que acordarse de él en un aniversario de cifras tan redondas: cien años de su nacimiento. Como a él, tan abierto y proclive a la fusión, le hubiera gustado, el concierto recoge una de sus composiciones para sitar y orquesta y un dúo entre este instrumento y el violonchelo. El estupendo director de orquesta David Murphy se pone al frente de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León para ofrecer, como cierre del concierto, la Ravi Shankar Symphony, una de las últimas obras de su autor, y que, estrenada en Londres en 2010 por él mismo y la hija de Shankar, se escuchará en España por primera vez. Los solistas ahora serán  Shubhendra Rao, uno de los últimos discípulos de Shankar, y el tablista Prabhu Edouard. La primera parte del concierto la ocupará una obra de gran singularidad, también estreno absoluto: la composición East Marries West (Matrimonio entre Oriente y Occidente), para sitar y violonchelo. Saskia de Haas, de origen holandés, es una virtuosa del cello que, tras conocer a Shubhendra Rao (y casarse con él) se empeñó (y consiguió) construir un nuevo instrumento, como adaptación del violonchelo clásico a la música india. Ella añade una cuerda y diez más para sonar por resonancia al instrumento original. El instrumento resultante, además, está diseñado para poder tocarse en el suelo, uniéndose así al sitarista y al tablista. En este caso, el tablista será Prabhu Edouard .

El concierto se celebra uniéndose a la exposición “Indian Odyssey. El universo de Ravi Shankar. The Beatles en India”, coproducida por la Casa de la India y el Fernán Gómez, Centro Cultural de la Villa, con el apoyo del gobierno de la India, y que podrá contemplarse en el Fernán Gómez desde el 3 de diciembre de 2020 hasta el 17 de enero de 2021. Pedro González Mira

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