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Por Publicado el: 15/05/2025Categorías: En vivo

Critica: Réquiem por Ophélie en el Teatro Real por Devieilhe y Degout

RÉQUIEM POR OPHÉLIE

Obras de Berlioz, Thomas y Fauré. Sabine Devieilhe, Stéphane Degout. Pygmalion, Coro y Orquesta. Director: Raphael Pichon. Teatro Real, 13 de mayo de 2025. 

RÉQUIEM POR OPHÉLIEObras de Berlioz, Thomas y Fauré. Sabine Devieilhe, Stéphane Degout. Pygmalion, Coro y Orquesta. Director: Raphael Pichon. Teatro Real, 13 de mayo de 2025. 

Sabine Devieilhe & Stéphane Degout

Acoplamiento verdaderamente curioso el que ha ofrecido este concierto en el que se ha tratado de establecer vínculos argumentales, caracterológicos, estéticos y psicológicos entre dos obras que realmente tienen poco que ver entre sí como la ópera “Hamlet” de Thomas y el “Requiem” de Fauré, más allá de que en una y en otra lata la idea y la realidad de la muerte. Pero en circunstancias  muy diferentes.

Todo ha tenido un aire luctuoso desde los fúnebres toques de campanas al principio y al final y todo se ha desarrollado de un tirón, sin interrupciones quitando algún los aplausos a la soprano. Con la inclusión, eso sí, de dos fragmentos de la muy poco conocida “Tristia, el op. 18” de Berlioz: “Meditación religiosa” y “Marcha fúnebre”. Parece que el autor de la “Sinfonía Fantástica” las asoció con el mundo del “Hamlet” de Shakespeare. De tal forma Pichon marcaba la conexión.

Se partía creemos de una premisa un poco traída por los pelos aunque interesante. La distinta calidad y naturaleza de los pentagramas no ayudó al redondeo del espectáculo más allá de que el resultado musical de la sesión fuera muy bueno gracias al excelente soporte orquestal (en torno a 50 músicos) y coral (unos 40). Afinación a partir de instrumentos de mediados del sigo XIX bien ensamblados impulsados por el gesto firme y bien modelado, de brazos bien abiertos y en ocasiones puños cerrados, del director. Coro sin fisuras, cohesionado y empastado. Buena base por tanto para que las dos voces solistas se sintieran cómodas.

Y vaya si lo estuvo la de soprano lírico-ligera, más esto que aquello, de Sabine Devieilhe, de figura esbelta y delicada. Timbre espejeante y cristalino, fraseo ceñido y variado, afinación sin tacha, caracoleos precisos, matizaciones de insólitas luces, ascensos al agudo y sobreagudo sin mácula a excepción de alguna nota un tato forzada. Cantó embebida y entregada la célebre aria de la locura de Ofelia. Nos mantuvo en vilo durante los muchos minutos de la pieza que fue premiada al final con una gran ovación.

Devieilhe es sin duda una continuadora y heredera de Natalie Dessay, hoy ya sesentona y que quizá tuviera algo más de cuerpo. Al lado de Sabine actuó sin mácula ese buen barítono que es Stéphane Degout, de timbre más bien oscuro, de metal no deslumbrante, pero de buen apoyo, seguro y sobrio, con adecuada igualdad de la gama. No cantó, como es lógico teniendo en cuenta el carácter de la sesión, el célebre brindis “O vin, dissipe ma tristesse”.

El “Requiem” de Fauré se nos ofreció en una lectura cuidadosa y severa, con adecuados reguladores, fraseos sobrios y elegantes, puede que sin el toque emotivo o expresivo más sentido. Una interpretación lineal y bien construida. Devieilhe volvió a mostrar su delicadeza en el exquisito “Pie Jesu” y todo se desvaneció en el éter del maravilloso “In Paradisum”. Regular y no del todo afinado el concertino Afanasy Chupin. Arturo Reverter

Teatro Real

Un comentario

  1. Francisco José Poyato Ariza 16/05/2025 a las 15:38 - Responder

    Los instrumentos eran anteriores a mediados del siglo XIX: trompas barrocas sin pistones y cuerdas sin vibrato, por ejemplo. Aplicar falsos criterios historicistas, es decir, tocar obras de finales del XIX como si fueran de principios del XVIII resulta en algo pobre, blando, sin fuerza, sin carácter. Las cuerdas ni se escuchaban cuando cantaba el fabuloso coro. ¿Por qué ese empeño en tocar romanticismo como si fuera barroco? Esperemos que sea una moda pasajera…

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