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Año Nuevo, vida vieja
Artículos de Beckmesser 2002
Por Publicado el: 30/12/2003Categorías: Artículos de Beckmesser

Ropa Vieja Artículos de Beckmesser 2003

OPORTUNIDADES PERDIDAS
«Sevilla tuvo que ser, con su lunita plateada…» Pues sí, ya que Madrid perdió la batalla. La semana pasada se presento en Sevilla el proyecto para un nuevo macrofestival de primavera cuyo plato fuerte inicial, como no podía ser de otra forma, es «Carmen». Al lado de Saura en la dirección escénica y Maazel en la musical, figurar artistas como Gheorghiou -esto sí que es respetar al autor y no lo de Pizzi- Borodina o Fritoli. Todo ello, ópera y conciertos -Filarmónoca de Nueva York, Philharmonia, Nacional de Rusia-, ensamblado por Michael Eckert, experto en las lides de la opera de lujo masiva como demostró en la «Turandot» de Pekín o el «Nabucco» de Jerusalén, amen de la comercialización de la impresionante Pasión que se vive en Oberammergav cada diez años.
Pero Sevilla fue en realidad segundo plato, porque inicialmente Eckert pensó en un «Don Carlo» en el impresionante marco del Monasterio de El Escorial. Pero no pudo ser. Lo impidieron los temores a la resurrección de Felipe II de un prior agustino -la orden que mas que custodiar el Monasterio lo ha secuestrado- y alguien de la Casa Real que, a pesar de estar muy viajado e incluso haber visto bastante ópera, aun considera «Don Carlo» como un insulto a nuestros reales antepasados. Claro que eso sucedió antes de lo otro.
Total que a pesar de los esfuerzos del entonces presidente de la CAM y de un voluntarioso benefactor de la Villa de tres generaciones lugareñas a sus espaldas, crítico musical para más detalles, todo se quedo en la nada. Y Eckert, ayudado por el Presidente del Patrimonio, hizo ese mismo día las maletas y se marchó a Sevilla, con cuyo alcalde alcanzo en 24 horas un preacuerdo para la ya anunciada «Carmen». Eso es sentido de la oportunidad y no lo de otros.
Aquel prior ya no está, tampoco estarán algún día el representante de la Casa Real ni el presidente de ese Patrimonio Nacional, causa de todos los bienes y males de el Escorial y que vive de espaldas a los habitantes de la Villa, como muy bien cuenta Pedro Martín -¿se le ha agradecido suficientemente toda su imaginativa labor local?- en el libro que acaba de publicar sobre lo que ha sido y es San Lorenzo de El Escorial. Sí, todos nos iremos (pronto les escribiré de alguno que quiere irse de rositas), y esperemos que quienes vengan tengan las ideas culturales mas claras y abandonen prejuicios absurdos. Con tantas actitudes decimonónicas, arbustos, botellas y el resurgimiento de la censura andamos listos. BECKMESSER.COM

En Wexford
Hace unos días me fui de Bayreuth, abandoné la en estos días aburrida Verde Colina y mis rifirrafes con el pesado de Hans Sachs para darme un voltio por la verde Irlanda y conocer un festival pintoresco del que un pájaro del bosque me dijo que es como Bayreuth, pero absolutamente diferente. Existe desde hace 52 años y se desarrolla en la remota localidad de Wexford, situada a 180 eternos kilómetros al sur de Dublín. Las carreteras son infames y el tráfico aún más. El viajero melómano, cuando ¡por fin! llega a Wexford, siente que ha llegado al fin del mundo. El viento arrecia y las nubes campean a sus anchas. Hace un frío que pela y el mar invita a cualquier cosa menos al baño.
Pues ahí, en ese lugar más recóndito que la armonía de Tosca, existe un teatrito minúsculo que parece un cine de barrio de aquellos de doble función y pipas de girasol. Para más inri se llama nada menos que “Theatre Royal”, y en él se reúne anualmente la flor y nata de la jet irlandesa y muchos curiosos operófilos extranjeros para asistir a unas raras funciones de ópera en las que los más normal que se escucha son obras como Švanda Dudák, de Jaromír Weinberger, o la desconocida María del Carmen, de Enrique Granados, que se estrenó el pasado 17 de octubre tras muchas décadas de olvido. Es un sitio con “encanto”, como dicen ahora los cursis.
El teatrito de Wexford se siente como una parodia del Festspielhaus de Bayreuth. Apenas 200 personas caben en su platea y en su fosito se apelotonan los músicos como hormigas. La estrechez es tan grande que el director de orquesta tiene que entrar y salir por el patio de butacas, repleto siempre de un público tan arreglado como el de Bayreuth, que parece haber recibido la orden de llevar esmoquin, mientras que los ataviados escotes de las católicas damas irlandesas se adornaban con alhajas que ya quisiera para sí el mismísimo Daland.
En esto, en lo del encopetado público, sí que me sentía como en Bayreuth, aunque ¡hay que ver cómo iba ataviada la colonia española! ¡Daba hasta vergüenza acercarse a ella! ¡Se notaba que faltaba la presencia endomingada de Juan Ángel Vela del Campo! Marino Rodríguez, de La vanguardia, parecía que venía de sacar de paseo a su perro, y Justo Romero, de El Mundo, con un jersey de colorines que podía servir para cualquier cosa menos para ir a la ópera. Menos mal que entre tanto andrajoso paisano de María del Carmen estaba Emilio Casares, quien más que el concienzudo musicólogo que es, se asemejaba, con su terno impecable adornado por un fino pañuelo al cuello, un modelo de Emidio Tucci.
Al salir del teatrito, que da una callejuela de pueblo que por mucho que se llame High Street mas parece sacada de alguna aldea gallega, me quedé de piedra: ¡Otra vez me encontré como en casa! Poco importaba que no hubiera los prados y jardines que rodean mi Festspielhaus de Bayreuth: la fila de cochazos y chóferes esperando a sus señores era idéntica. Aunque eso sí, en lugar de escuchar a Isolda o Brunilda acababan de conocer el canto simplón de María del Carmen, que ¡qué pena! tampoco tiene nada que ver con el genio de su tocaya Carmen.
Pero ni Carmen ni Kundry. Se parecía más bien a la tontaina de Gutrune. Ni siquiera Emilio Casares, el padre que ha rescatado la hasta ahora desconocida criaturita de Granados (y que por lo bajini me confesó en un entreacto que, sobre todo y todos, adora a mi padre Richard), podía apostar por la chavala. Y no porque ésta sea más o menos guapa, que tampoco es que sea feorra, sino porque en Wexford el director de escena mexicano Sergio Vela la pintó bastante peor de lo que es, con un maquillaje zarzuelero empeñado en convertir a la protagonista en fallera mayor de la Rivera del Júcar, y que pronunciaba los rasgos más populacheros de la ópera. Para colmo, la pobre María del Carmen fue cantada por una soprano que, sí, sí, ríete tú de las Brunildas que pululan ahora por el mundo. Era georgiana ¡de Tiblisi, nada menos!, y no se le entendía ni pepa. Igual estaba cantando Anna Karenina.
Todos los españoles de Wexford, desde Casares a Max Bragado, que dirigió el estreno y ha preparado la edición crítica de la partitura, apostaban tras la función por un reestreno en España con un montaje escénico más riguroso e imaginativo. Desde luego, a Bayreuth no va a ir ¡de eso me encargo yo! Pero lo peor llegó al día siguiente del estreno, cuando la incompleta embajada musical española –muy mal, muy mal: faltaron Gonzalo Alonso y Juan Ángel Vela del Campo- completó su weekend en Wexford asistiendo al estreno de la ópera Švanda el gaitero, verdadera obra maestra del checo Jaromír Weinberger que se representó en un genial montaje concebido por Damiano Michieletto, Robin Rawstorne. La desdichada María del Carmen quedó más noqueada que yo al final del segundo acto de la ópera en la que vivo casi sin vivir en mí. BECKMESSER

Vuelve la censura
Pues sí, estos últimos meses han servido para que, al parecer, muchos pierdan los papeles. Volvemos en muchos sentidos a viejos tiempos. No sólo en política, de la que estamos acabado hasta el gorro, sino también en la música y en otras artes.
Hace ya tiempo que una ópera tan seria y grande como «Don Carlo» no se puede representar en El Escorial porque lo impiden el presidente del Patrimonio Nacional y el prior agustino del monasterio. Ambos se echan la culpa mutuamente con la excusa de que quien realmente manda es el otro en cuanto suceda en el recinto. Y, en el fondo, lo único que subsiste es un absurdo temor a que Felipe II se levante de su tumba. Lo peor es que probablemente ni uno ni otro tienen la menor idea de la ópera y de las muchas posibilidades que brinda a la caracterización del austero rey.
Similar actitud ha seguido don Jesús Silva, alto cargo en el Ministerio de Cultura al declarar que «en cierto modo ‘Carmen’ representa una parte de la cultura española» pero que «el problema es que si se la identifica de forma excluyente con la cultura española, se termina distorsionando la imagen de España» y añadir que «no se puede limitar solo la cultura española en el exterior a aquello que los consumidores extranjeros demandan e identifican con la cultura española. Nosotros no hacemos ese tipo de promoción, nos estamos concentrando en dar una visión más realista y más amplia de la cultura española y en dar una visión más joven y más vanguardista». Y yo me pregunto: «¿para qué lanzarse al ruedo de esta forma? ¿Es que alguien le había pedido dinero para una «Carmen» en Seúl? Y esto un señor del PP. Ante tan absurdas declaraciones ha reaccionado con voluntariedad doña Carmen Calvo, socialista consejera de cultura de la Junta de Andalucía, quien por cierto cesó fulminantemente a Elena Angulo como responsable de los actos musicales de la Junta. Se llevaban a matar y los celos añadieron la última gota al rebosante vaso.
Y, hablando de matar, en el PSOE suceden hechos similares a los citados. Así el señor Ibarra, presidente extremeño, tiene todas las cautelas ante la película que sobre los sucesos de «Puerto Urraco» realiza Carlos Saura. Al parecer, para el señor Ibarra se desprestigiaría Extremadura. Eso de intentar «cerrar la boca» se está poniendo de moda en muchos sitios. Miedo me da. BECKMESSER.COM
Pésaro conection
Aún resuenan los ecos de la abundante presencia española en Pésaro. De Pesaro oiremos hablar mucho en los próximos tiempos, más aún que en los últimos años, aunque ya no sea lo que fue, cuando allí cantaban Rossini las Horne, Caballé, Sills, Ramey, etc. Ahora hay que conformarse con Juan Diego Flórez, que no es mal asunto, pero que es la excepción. En la región no sólo nacieron Rossini, también Tebaldi, del Monaco, Corelli, Gigli… y en ella tiene casa hasta Pavarotti.
Pero oiremos hablar mucho porque Alberto Zedda, su director artístico, ha extendido sus tentáculos a Galicia, con el todavía Festival Mozart y cada vez mas Festival Rossini, Tenerife y Madrid, con las contraprestaciones de muchos tipos que se darán. Ya verán la cantidad de producciones y coproducciones que se intercambiarán y la cantidad de veces que Zedda dirigirá aquí y Sagi y López Cobos allí. Al tiempo.
Por Pesaro pasaron, además de los citados, Pasqual, Matabosch, Alfaya, Víctor Pablo, el exconcejal de cultura del Ayuntamiento coruñés y ahora de urbanismo -que es la moda-, Ana Esteban, el lugareño del Monaco, y un sinfín de personalidades de la música italiana y viejas glorias como Kabaivanka.
¿Y de que hablaban unos y otros? Pues desde luego poco de las próximas elecciones madrileñas y mucho del enfrentamiento en la Scala entre Muti y Fontana -del que ya les conté- y del show que se esta preparando con una versión pop de «Tosca» promovida por Lucio Dalla y en la que será protagonista la bella Rosalia Misseri. La quieren llevar hasta la citada Scala. ¿Para cuando en Madrid la «Aida» de la Cubana? Amorós la quería en la Zarzuela. Y de lo más contento que estaba Cambreleng en Trieste tras la tempradada exitosa de operetas y zarzuelas. ¡Había que verle el día de la huelga del Real, haciendo declaraciones por doquier! Y de la ausencia del ministerio de cultura en algunos eventos, repetida luego en la inauguración del auditorio de Teberife.Y de las cuatro horas y media de «Semiramide» que van a ser suplicio en el Real, sobre todo con un primer acto de dos horas y media, mas largo que «El oro del Rhin». ¡Ay como los Reyes no le regalen unas tijeras al Real! Los barberos van a hacerse de oro. Y de la ópera de Falcón y García Alcalde que, naturalmente, cantará Gallardo Domás. BECKMESSER.COM
A tortas en la Scala
¿Se acuerdan ustedes de las trifulcas en el Real entre Cambreleng y García Navarro? Pues no eran nada comparadas con las que hay en la Scala entre el intendente, Carlo Fontana, y el director musical, Ricardo Muti. En todas partes cuecen habas y en donde aún no, acabarán cociendo también. Al tiempo.
Muti siempre ha querido ser el que tome las decisiones, todas a ser posible, pero no las responsabilidades. Es decir, yo programo esto y aquello, me gasto lo que salga y, si después no hay dinero, el problema no es mío. ¡Así cualquiera¡ Pero, es mas, tampoco quiere que ningún otro director le haga la sombra. Vamos, que ni hablar de que Abbado vuelva a la Scala y menos si lo hace con una orquesta externa, no vaya a ser que se lleve una como la de Lucerna, con Meyer y Gutman como solistas de ella. Y otro tanto podría decirse de Chailly y bastantes mas. Y, para colmo, echa la culpa de ello a Fontana, que estaría deseando tenerles en la Scala. Otra vez se demuestra que es mal asunto que mande o intente mandar en un teatro alguien con intereses encontrados o, cuanto menos, con dobles intereses.
Carlo Fontana anda rodeado de números, intentando que cuadren los de el funcionamiento normal del teatro en el exilio, esto es en el teatro provisional Arcinboldi, y los de la reconstrucción de la Scala. Y la cuestión no es fácil. Prefiere sacrificar el nivel artístico de este entretiempo para favorecer las obras, aunque sea a base de musicales. Y Muti no esta de acuerdo. Y ambos son a cada cual mas soberbio. Por eso, la guerra esta servida.
En la Fundación de la Scala manda el Alcalde milanes, a quien se le ha ocurrido crear un superholding y enviar a sus alturas a Fontana como supergerente en la inopia. Asi se lo quitaría Muti de encima, a fuerza de tenerlo en las estrellas. Entretanto Muti quiere que se nombre un director general hecho a su imagen y semejanza a fin de obtener otro mas en su bando. Pero, como es lógico, Fontana no esta por la labor, sino que desea terminar el proceso de renovación de la antigua Scala. Ya veremos en que termina, pero me temo que en lo de siempre: ¿que político tiene ideas claras como para poner en su sitio a un divo como Muti? Es mas fácil cambiar de intendente. Y eso, muy posiblemente, será lo que acabe sucediendo. BECKMESSER.COM
La espantada
La verdad es que no ha sorprendido demasiado la noticia de la cancelación de Angela Gheorghiou. En estas páginas se puede leer la crónica de lo que podíamos denominar «la espantada anunciada». Todos los que estamos en el medio sabemos del carácter de la soprano, como sabemos también de los caprichos e intereses familiares de su marido, el señor Alagna. Cancelaron a Muti, cancelaron y les cancelaron otros contratos en el Met, montaron el pollo en la «Boheme» madrileña…
Lo raro es que, siendo todo esto así, el Teatro Real se arriesgara a inaugurar temporada con una «Traviata» con ella como protagonista estelar, porque una cosa es esa «Traviata» en medio de la temporada y otra como apertura. La ópera de Verdi es, como «Norma», obra de diva y no de diva cualquiera, sino que siempre se ha dicho que requería tres sopranos distintas. Precisa, además de voz, un temperamento y una personalidad. Las tres cosas las posee la rumana. Pero hay que ser previsores y, si se trata de inaugurar, contar al menos con dos grandes artistas. En el Real había tres repartos, pero otra cuestión es si de categoría suficiente para el reto. ¡Ojala que sí! ¡Pobres, en caso contrario, quienes compraron en la reventa, a 600 euros la localidad para el estreno!
Pero yo voy a las explicaciones que, prescindiendo de favoritismos con determinado medio, dejaron bastante que desear. Vamos a ver: ¿se fue la Gheorghiou o la protestó el teatro? Porque es algo netamente diferente. Si se fue, sería válido el «derecho a reservarnos las acciones legales oportunas» declarado, aunque yo recomiendo paz y acuerdos en estos conflictos. Si se la protestó, no hay acciones a las que referirse. Y es que en el Real va siendo hora de llamar a las cosas por su nombre y de que quienes asisten a las ruedas de prensa se enteren y pregunten lo que hay que preguntar. Porque ¿qué es eso de que es la primera vez que el presupuesto del teatro no es deficitario? ¿Cómo puede ser tal frase titular en todos los medios? No señores, ningún presupuesto ha sido deficitario como tal, sino que una cosa es querer y otra poder. Los presupuestos siempre han estado equilibrados, pero después los resultados no. Y eso puede volver a pasar el año próximo. Al pan, pan y al vino, vino.
Y, por cierto, un poco más de humildad. ¿Qué es eso de «No admitimos que nadie nos diga lo que tenemos que hacer y cómo debemos hacerlo»? Todos tenemos mucho que aprender. ¿o no? BECKMESSER.COM
Verano de fuegos
Uno ha tenido que andar este verano pisando ascuas, cuando no plenas hogueras. Y hay quien, por no hacer un curso de faquir, se ha quemado. Por ejemplo, en Palermo parece que se carbonizó el intendente Desderi. Prórroga hasta final de año. Y se incendiaron los decorados del Marisnsky de San Petersburgo y, por tercera vez, los de la “Lucia” de Maccerata donde triunfó por todo lo alto Aquiles Machado, aunque en el Real alguien le considere quemado a él sin que sepamos el motivo. Ardieron casi todos los festivales franceses, demostrando que los sindicatos en el arte son tan desastre como nos describió Fellini. Lissner, huyendo de la quema, se ha refugiado en la dirección artística del Festival de Viena, cada vez yendo a menos. Ya más cerca, por nuestros nortes, hay quien perdió el norte confundiendo y mezclando en sus críticas las cuestiones personales. El festival y los chicos de un célebre coro, todos muy quemados, se andan preguntando ¿qué le habremos hecho? Y el resto de la crítica se regocija, mientras en su casa, valorándolo como no debieran, no se enteran del mal que están haciendo a la música.
Y Carmen Calvo, consejera de cultura andaluza, prejubiló a Elena Angulo en pleno incendio de celos por Barenboim y su orquesta, plural y carísima. Las malas lenguas apuestan porque la que fuera tan influyente durante años acabe en la Zarzuela. No en vano su nombre salió un día camino de Andalucía de alguien muy vinculado a esta casa. También se calcinó Rainer Steubing-Negenborn, ya exdirector del coro de la ONE. Pons y Palomero le comunicaron que ya no contaban con él. En su lugar, Lorenzo Ramos, hijo de López Cobos. Y Enrique Rojas dejó momentáneamente la dirección artística del nuevo auditorio tinerfeño, en el que Pésaro también ha puesto sus ojos. Pero, en medio de tanta hoguera, surgió una Juana de Arco. Se llama Cristina Gallardo Domás y las razones de la larguísima crítica que le dedicó cierto diario han sido comidilla general en los ambientes festivaleros. Como también se ha comentado el humo que echaba la oficina de prensa de Bayreuth porque un crítico español había llegado tarde a la inauguración con «El Holandés errante» y, como no había descanso, no pudo entrar. ¡Con lo preciadas que estaban esas entradas! Estos críticos…
Y uno, por fortuna, ha salido ileso de tanto incendio aunque, si me apuran, con ideas pirómanas. BECKMESSER.COM
Fin de curso
Se cierra el curso y me temo que este año con muchas calabazas. Suficientes y suspensos aprovecharan para tomar nuevos impulsos o recoger velas. La ministra de nuestro ramo se va de vacaciones con poca tarea. Cree haber hecho sus deberes en Educación y parece que ya solo le queda que ir de inauguración en inauguración. Pero se va enfurruñada con un critico que le ha sacado los colores al recordarla que en «su» Teatro de la Zarzuela se da zarzuela y que en música «segundo tiempo» no significa lo mismo que en el fútbol, lo que viene tras el descanso.
Amorós, que piensa es la voz de su ama, aprovechara para adelgazar los kilos ganados en tanto cóctel.
Josep Pons, con un pie en Granada y otro en Madrid, tratará de averiguar quien le ha regalado y por que «Alicia en el país de las maravillas».
Jesús López Cobos respirará aliviado y brindará porque ya le ha vencerá el último pago a su ex-mujer.
Inés Argüelles se dedicara en su masía asturiana a nuevos proyectos con los que enlazar los últimos: un chiridisco en vez de una tienda de discos y un «opercafé» para que los conductores de los autobuses con parada en la plaza de la Opera se entretengan con videos del Real mientras se toman un café con porras.
En Valencia Carlo Rizzi preparara las futuras programaciones de la Orquesta, mientras en el Palacio de las Artes esperaran a ver por donde sale Camps tras el parón en las obras del IVAM.
Pedro Halffter soñará con Málaga, en donde no aguantan más a Rahbari, mientras empolla “Norma” para Dresde y trata de responderse por qué tan pocos contratos en su casa en la próxima temporada.
En Oviedo el notario Caycoya y Paganini iran juntos al cine a ver «El retorno del Jedi». Las notas al programa de mano seran de Guillermo Badenes.
Un aspirante a critico buscara a ultima hora como cambiar sus billetes para Aix. Ya no podrá ver a Boulez dirigir «Pierrot lunaire» y «El retablo de maese Pedro». Posiblemente vaya a Salzburgo para el estreno de Halffter.
Don Cristóbal preparara la bienvenida en Madrid a Peter Ruzika, el director del festival de Salzburgo que le invito a el y al que, para corresponder cortésmente, el ha invitado a estrenar en el ciclo de la OSM que el asesora.
Y los implicados trataran de reanimar la suspendida grabación de «La Gran Via» y «El Bateo» y ese «Dalí» que se cayo en la Zarzuela.
Barenboim descansara satisfecho por haber conseguido que en Berlín le den el dinero que le iban a negar Simancas o Aguirre en Madrid. Y pensara en los cortos dineros del Ayuntamiento y sus enfados con el ausente y con la critica.
Y algún director y algún agente proseguirán sus tratamientos para reponerse tras los sustos de corazón y cerebro, llevados tan en secreto. ¡Ánimo y a mejorar!
Y, estén ustedes tranquilos, que todos nuestros políticos han jurado aprovechar el verano para apuntarse a un curso sobre «como no desafinar». La presentación correrá a cargo de Tamayo y Baus, perdón, de Tamayo y Sanz, con Ruth Porta como coordinadora. Matriculaciones en Verdes. BECKMESSER.COM
Ángel F. Mayo
Se nos fue Ángel Fernando Mayo y, como ustedes pueden suponer, ha supuesto una pérdida muy especial para un personaje tan wagneriano como yo.
Su pérdida, haciendo gala al refrán «no hay mal que por bien no venga», ha tenido un contrapunto esperanzador para el colectivo crítico. «También se nos quiere» han sentido muchos. Pocas veces ha sido tan sentida la muerte de un crítico-musicólogo y pocas veces tan homenajeado tras su marcha. Hasta el Teatro Real se apuntó en un acto muy bien planteado y desarrollado. Ángel se nos ha ido, pero su presencia en los foros ínter nautas de debate es mayor que nunca.
Como no podía ser de otra forma, Beckmesser fue invitado al acto del Real. Y, como no podía ser de otra forma, no podía acudir más que disfrazado y no estábamos en carnaval. Pero estuve en espíritu y se lo quiero transmitir a aquellos de ustedes que no asistieron.
Lo mejor de todo fue que estuvo cargado de afecto y humanidad sin caer en la lágrima fácil. Fernando Peregrín, amigo siempre pero muy estrechamente ligado en últimas colaboraciones y otras que han quedado sobre la mesa, moderó ejemplarmente las aportaciones de unos y otros. Intervino primero Inés Argüelles y lo hizo con honestidad: expresando que dejaba paso a los que conocieron a Ángel mejor que ella. A partir de ahí un recorrido por el «todo Ángel», que es mucho. Salieron hasta sus aficiones futbolísticas. En eso, como en Wagner, amaba el pasado -los Molowny, di Stefano, etc- pero también el presente de un Guti. Y los toros. Incluso pertenecía a la peña «Los de Juan y José». Y hubo esas notas de humor que relajan el ambiente. Se recordó el comentario de Juan Lucas -muy emocionado por cierto- «¡Es que venir a Bayreuth con Ángel es como ir a La Meca con Jomeini!». Lo suscribo plenamente. Con él estuve allí un año. Amortiguando los crímenes contra Wagner con buen vino, buena comida y mejor charla – a veces, porqué no decirlo, monólogo- hasta casi el amanecer.
Desde donde esté, rodeado de walquirias y ondinas, nos mirará y se sonreirá. «Quién me iba a decir que allí, donde tan difícil me fue escribir notas a los programas de mano, me iban a ofrecer tal homenaje. Y quién me iba a decir que el mismísimo Beckmesser se acordaría de mí en mi paso al Walhalla?». BECKMESSER.COM
Luisa Fernanda
Hace unos días llegó y triunfó la Zarzuela en la Scala. Se habló de jornada histórica, sin embargo hemos de mirar con lupa tal triunfo. Al acto acudió la ministra de Cultura. Curioso hecho que quien no ha visto aún una zarzuela en el Teatro de la Zarzuela -el teatro del ministerio- se vaya a verla a Milán. Más curioso por cuanto el ministerio no intervenía en nada de la «Luisa Fernanda» scagliera, que todo era cosa de Domingo. Tampoco intervenía en nada el Real, pero allí también estaba Inés Argüelles, la gerente que tampoco pisa la Zarzuela y sólo de cuando en cuando asiste a funciones enteras de su casa. Todo ello bastante kafkiano.
La administración central sigue dando la espalda al género y ya veremos cómo se las apaña José Antonio Campos para lograr un aumento de ese presupuesto de mil doscientos millones para representaciones que lleva congelado prácticamente desde que él dejara el mismo teatro una década atrás.
Ni los gobiernos del PP, ni los del PSOE han sido capaces de elaborar una política musical. Uno comprende que la ministra no sea quien deba alumbrarla, pero no que mantenga la teoría, por poner un ejemplo, de que las competencias están transferidas a las autonomías y no puede hacer nada para potenciar la zarzuela. Porque la labor del ministerio es coordinar y, puesto que concede subvenciones a unas y otras, qué menos que otorgarlas a proyectos concretos de interés común que emanen de una filosofía bien planificada.
Pero claro, ello requiere en el ministerio responsables con imaginación y ganas de trabajar. Y no sólo con ganas de viajar, asistir a inauguraciones, dar conferencias, escribir notas a programas de mano, etc. Justo lo que no hay. Y hace falta que la máxima responsable escuche a sus más altos cargos y no a otros inferiores por mucho que les de su apoyo porque hacen excursiones juntos, por Asturias o donde sea. Los puenteos y otras muchas enfermedades merodean por la casa de Cultura. Y, sin gente de nivel, seguiremos sin que la ONE y la RTVE graben nuestro ingente patrimonio musical, sin que nuestras grandes voces hagan lo propio con nuestra canción y sin que podamos escuchar buenos cantantes interpretando zarzuela en su país. No, todos a Milán. ¡Cuánto tiempo sin verte, Luisa Fernanda! BECKMESSER.COM
Necrológicas
Aún recuerdo la noticia que escuché en la radio siendo niño: «En el accidente de tren fallecieron 27 personas. Afortunadamente todas viajaban en tercera». Los mayores me informaron que la segunda frase quería decir que no había muerto nadie importante. Me ha vuelto a la memoria al releer las últimas necrológicas. Cuando desaparece alguien importante, de primera, siempre suele ser noticia en las páginas de los diarios que se centran en el campo al que debe su fama. Cuando fallece alguien menos importante, de segunda, sólo aparece en un obituario. Pero a veces las cosas se trastocan cuando media la incompetencia.
Se nos fue Sesto Bruscantini, un barítono grande de verdad, y apenas lo recogió «beckmesser.com». Una semana después aparecían un par de necrológicas en los periódicos nacionales. Uno de ellos, en cambio, había dedicado una columna en páginas de espectáculos -espacio reservado a los de primera- a la muerte del «mundialmente famoso” bajo Jacques Mars, especializado según la información en los «principalísimos» papeles de Angelotti, Monterone o Zúñiga. Unos días más tarde nos enteramos por el mismo diario que había fallecido una tal flautista Hanne Friis Shar. El texto no tenía desperdicio. O se trata de un familiar o de una inocentada o no se entiende más que como incompetencia. A este paso también nos enteraremos un día de la desaparición del «siempre seguro Malheiro», un director que toma la batuta en Manaos, de cuya célebre temporada lírica nos enterábamos todos por el mismo periódico a través de la crónica de un crítico titular que debía andar por allí de vacaciones.
Falleció, eso sí, Luciano Berio y la noticia apareció tanto en las secciones de espectáculos -la música aún no es cultura- como en las necrológicas. Alguien escribió que se había ido un amigo. Berio ni recordaba el nombre del supuesto amigo. Los muertos siempre han sido maravillosos en su profesión, excelentes personas y, cuando famosos, siempre hay muchos oportunistas dispuestos a emparentarse a ellos. Berio fue grande, pero recuerdo a un Giulini que, en un compartido premio en la Reina Sofía, escuchaba una «Sequenza» y se preguntaba «¿Y esto es música?». Ahora es sensacional para todos. Sin duda estaríamos mejor si tanto oportunista, inmoral e incompetente se mudase de barrio. Beckmesser.com
Me voy pá Manaos
Cuantos escriben reportajes o criticas musicales conocen y sufren la falta de espacio que existe en toda la prensa escrita.
En «ABC» ha causado baja a voluntad propia Leopoldo Hontañón, cansado de recortes y trabajos no publicados. En «El Mundo» áun se echan de menos las espléndidas informaciones de Rubén Amón, a quien se daba cancha. En «La Vanguardia» apenas se publican criticas. El equipo de «La Razón» logra de momento mantener el tipo a base de llamar y reclamar.
No es en absoluto una situación feliz, pero a pesar de todo nuestros musicólogos, críticos y cronistas musicales son posiblemente los que más publican de todos los países de nuestro entorno. Pero «el mal de muchos, consuelo de tontos» no puede consolar a gente tan brillante y preclara como la musical. Pero nuestros admirados críticos y los responsables de las secciones de espectáculos han de ser coherentes y, a veces, no lo son. Dos ejemplos recientes.
En «El Pais» se dio la noticia, con una columna, del fallecimiento del “mundialmente” famoso bajo Jacques Mars, especializado según la información en los “principalísimos” papeles de Angelotti, Monterone o Zuñiga. Si la información es preocupante por el desconocimiento que entraña, aún lo es mas por el agravio comparativo. En las mismas fechas moría Sesto Bruscantini, un grande de verdad. Sólo a los varios días, una simple necrológica. ¡Menos mal que existe «beckmesser.com»! Y aún más reciente queda el obituario de una tal flautista Hanne Friis Shar. O se trata de un familiar o de una inocentada o no se entiende.
Pero el asunto hasta tiene más miga. Cuando todos sufren por falta de espacio, va un diario nacional ya citado y nos cuenta la temporada de opera en…¡Manaos ! Vayan ustedes a saber por qué. Posiblemente porque el crítico estaba allí de vacaciones. Y, no se lo pierdan, en dicha información se escribía textualmente «dirigida por el siempre seguro Malheiro». Como si el crítico turista escuchase todas las semanas al “celebérrimo” director. Un diario, reputado justamente como uno de los mejores del mundo, no puede caer en tales errores de bulto porque alguien juegue en su propio beneficio. El poco espacio debería estar disponible para aquello que lo merezca y quienes lo ursupan con tales despropósitos hacen un flaco servicio a la música. Beckmesser.com
Líos líricos en Oviedo
Parece, que por la Ópera de Oviedo las cosas siguen “revueltas”, y últimamente mucho más.
La parte artística va por buen camino, la próxima temporada que comienza en Septiembre se vislumbra interesante – Idomeneo, Lakmé, La Rondine, Roberto Devereux y Rigoletto- y el nuevo Director Artístico Javier Menéndez, que se incorporará a su despacho en julio, ya está gestionando dicha temporada y las siguientes.
Menéndez sustituyó al tan “criticado” Jorge Rico, de nombre artístico Giorgio Paganini, cesado como director artístico por acuerdo mayoritario de la Junta Directiva a primeros de Septiembre de 2002 e incomprensiblemente mantenido por el Presidente hasta el pasado 30 de marzo de este año, dado que el Contrato que le unía a la Ópera de Oviedo era por temporada y, como tal, finalizaba al finalizar la temporada, ó sea el 25 de Enero de 2003 ( 3ª y última representación de la “recordada” Maria Stuarda). Esta situación extraña originó bastantes tensiones internas durante el desarrollo de la temporada pasada, aunque se quisieron tapar con el aireado recurso del ahorro económico en el coste de la 55 temporada que había conseguido el Paganini ( se subieron casi un 12 % el precio de las localidades, se conocía desde Enero 2002 que habría 55 millones de ptas menos de ingresos para hacer la 55 Temporada, y se hizo un título menos que la temporada anterior) y de que se había dotado a la Temporada de un equipo técnico profesional “netamente asturiano y de menor coste”, aunque, según se comenta por Oviedo, el “equipo netamente asturiano”, excepto 2 técnicos, serían las mismas personas de los últimos años y el coste fue similar.
En la parte interna la situación es muy delicada y en cualquier momento se pude desencadenar una gran tormenta de proporciones imprevisibles. Desde 1978, y con más intensidad desde 1989, el “factotum» de la Ópera de Oviedo es Guillermo Badenes, una persona de todos conocida en los ambientes líricos, no sólo del Principado de Asturias sino de media España. Su trabajo, dedicación y buen hacer por la Ópera de Oviedo en 26 años es reconocida por todos, desde instituciones de la región, empresas públicas, socios de Amigos de la Ópera de Oviedo, artistas, teatros, agentes artísticos, etc. El actual presidente, que fue anteriormente vicepresidente, y él mantenían un buen entendimiento, según consta en todos los ambientes operísticos de la ciudad, pero en los últimos meses el enfrentamiento entre ambos es total. Según cuentan, todo partió del pasado año, cuando Badenes le comenzó a decir al actual Presidente que la “apuesta personal que mantenía por el Sr. Paganini, no era lo más acertado para la buena marcha y la línea ascendente de los últimos años de las temporadas de ópera de Oviedo “. Trascurriendo los meses no solo fue Badenes, sino más voces se alzaron también por la calle de Uria -la más emblemática de Oviedo- en la misma línea. Se dice que parte de la Junta Directiva apoyaba y apoya sin fisuras al apoderado Sr.Badenes y que las discrepancias internas con el presidente cada día son mayores.
Personas que se mueven en los ambientes líricos de la ciudad llevan meses preguntándose “ si el apoderado, que durante 14 años fue bueno, y hasta el Vicepresidente, hoy Presidente, lo reconocía con frecuencia, no cumple actualmente con las funciones que tenía y tiene encomendadas ¿porqué razón no se le cesa? ”. La realidad es que Guillermo Badenes continúa desempeñando su trabajo con la misma rigurosa responsabilidad de siempre pero, según se comenta, el presidente trata de marginarlo. De todos es sabido que no hay “nadie imprescindible” pero hay muchos que piensan que la ópera de Oviedo, sin Badenes, igual sería otra cosa.
Esta situación debe “enderezarse” y la Junta Directiva tiene que tomar cartas en el asunto a la mayor urgencia, si el apoderado ha dejado de tener la confianza de los rectores de la Ópera de Oviedo, que se actúe de inmediato. “Algo no cuadra -se dice- en la actual actitud del presidente» y hasta se llegan a preguntar si el presidente no será de esas personas que tienen el criterio personal de “ó estas conmigo ó contra mi “. Por lo que cuentan, el gran error de Badenes habría sido tener la valentía de no aceptar que el presidente actuase de una forma unilateral y recordárselo con excesiva frecuencia.
La Junta Directiva debe de solucionar este problema y tratar que las cosas sigan funcionando como hasta hace unas fechas. La 56 temporada está encima y, si esta situación interna no se clarifica definitivamente, puede surgir algún problema serio de complicada solución. BECKMESSER
El cirio pascual
Hete aquí que esta Semana Santa cogí un ramito en el pico para festejar el final de la primera guerra y me disfracé de Paloma Blanca. Revoloteé por muchos sitios, pero mi viaje más productivo me llevó a Cuenca. Debutaba yo en el veterano festival de música religiosa, ahora relanzado por el mago Antonio Moral, que descubrió que Galicia está muy lejos, hay chapapote y no le gustan las indecisiones de los políticos locales y decidió que Cuenca no sólo está más cerca sino que en Semana Santa los medios de comunicación le prestan toda la atención del mundo porque no hay más tela que cortar.
Moral combina allí los platos contundentes de la cocina conquense -«La Creación» o el «Stabat Mater»- con los aperitivos más exquisitos -los Biber- e invita a unos y otros. Acudieron todos los críticos. Todos pudieron ver al director del Coro Nacional con el diapasón pegado al oído durante las «Cuatro piezas sacras» verdianas que salieron un poco profanas. Pero lo mejor de todo fue mi revoloteo por la cúpula de la Catedral tras dicho concierto. Allí, cirio en mano, estaba la plana mayor de toda la prensa musical cantando «lo tenemos levantado hacia el Señor». Todos, los habitualmente acertados, los errados y los herrados, que de todo hay en la viña del Señor. ¡Qué místicos ellos! Así se entiende tanta bondad crítica. Claro que hubo un trío de agnósticos que abandonaron al Señor antes de tiempo y en penitencia les vi gemir «Padre, por qué nos has abandonado» mientras esperaban en vano un taxi bajo la lluvia para ir de tapas a la Ponderosa ya que a las once casi todo había cerrado en Cuenca.
Tanta bondad crítica y también tan poca inspiración. Porque inspiración y fervor poco pudieron hallar en la Misa catedralicia. La iglesia se equivoca de lleno. La religión precisa de puestas en escena y haría bien en coger algunos de los muchos registas que sobran en la ópera para que les mejorasen unas misas cada vez más paupérrimas e insípidas. ¿Por qué guardan las casullas y demás tesoros en las sacristías para sólo enseñarlas a cambio de euros? Las misas especiales precisan la oscuridad de las velas, el incienso, la riqueza ornamental y hasta el latín. No se puede celebrar una misa a todo watio luminoso, de blanco inmaculado y con una palangana en el suelo con cuatro tablas para encender los cirios. Voto de pobreza sí, pero ni tanto ni tan calvo. Beckmesser.com

EDITORIAL

Se presentó la programación del Teatro Real para la próxima temporada. Asistió nada menos que la Ministra de Educación y Cultura, que minutos antes había presidido la Comisión Ejecutiva de la Fundación. Uno se pregunta en calidad de qué acudió a la presentación, porque carece de sentido que un ministro sea quien presente la programación de un teatro, ¿o no? Pero en el rótulo de la mesa que señalaba su puesto se leía textualmente «Pilar del Castillo, ministra de Educación y Ciencia». Resulta que la señora ministra es también Presidenta de la Fundación Teatro Lírico. Pero ya ven, a alguien le traicionó el subconsciente y puso un rótulo equivocado, porque Pilar del Castillo estaba allí por presidir la Fundación, no por ser ministra. Y, el/la del lapsus, tiene en su subconsciente que el Real se dirige a golpe de ministros, de política y quizá, o sin quizá, actúe de la misma forma: saltándose los organigramas.
Porque, si no ¿Cómo es posible que el Patronato fuese informado de la programación del teatro al mismo tiempo que la prensa? y eso nos quedó a todos muy claro en el acto. ¿Acaso el artículo 7 de los estatutos de constitución de la citada Fundación, depositados en el correspondiente registro, no dicen textualmente en su apartado «a» que corresponde al Patronato «La Alta Dirección del Teatro Lírico» y en el «b» que también le corresponde » La aprobación de los planes de actuación, que deberán estar de acuerdo con la finalidad fundacional definida en el artículo 29 de estos Estatutos»? Y en el punto «2» del mismo artículo también se dice «Las funciones designadas en el número anterior con las letras a), b), d), e), g), h), j), k), l), m) y n) son indelegables». Será discutible si la programación del teatro entra en los planes de actuación, aunque el sentido común dice que por supuesto, dado que lo principal del teatro es ofrecer representaciones y lo principal de estas representaciones es su adecuada programación. Así que debería contemplarse como «alta dirección» o «plan de actuación» y por tanto debería haber sido aprobada por el patronato. Pero es más, la mera cortesía por parte de gerencia y Comisión Ejecutiva obligaba a ello. Solo asistieron tres patronos al acto. ¿Por qué no asistieron los demás a un acto tan relevante? Está claro que o no les interesaba la programación o era su forma de protestar por no haber sido informados por el conducto reglamentario… o porque ya conocían la programación a través de lo publicado el día anterior en La Razón.
Decía Borges que «si en algo soy rico es en perplejidades». Nosotros también. Lamentable sin paliativos los comentarios al respecto de Inés Argüelles en dos ocasiones. La misión de un periódico es dar noticias y cuanto más frescas mejor. Es obligación del personal de redacción, los profesionales de un diario, escuchar, preguntar e informar. ¿A qué viene el profundo mosqueo de la gerente? El equipo que colabora en esta web conocía la programación en su casi totalidad desde hace tiempo, como la conocía medio mundo musical (Carlos Mínguez, Susana Gaviña, Cosme Marina, Francisco Villalba, etc, por citar sólo algunos nombres). Esta página no tiene los mismos objetivo que un periódico. No pretende sólo informar sino, por encima de ello, el que las cosas funcionen mejor en nuestro mundo musical. Fue nuestro criterio que era mejor no dar a conocer ni comentar la temporada hasta que el Real la presentase y así lo hicimos, pero felicitamos a La Razón y su redacción por el adelanto, porque representa un buen trabajo profesional, de preguntar a unos y otros, releer lo ya publicado y contrastar informaciones.
La gerente estaba un tanto tensa. Se la vio muy afectada cuando tuvo que reconocer que los patronos y los grandes patrocinadores del teatro se enteraban de la programación al mismo tiempo que la prensa. Pero, si tan normal y tan correcto es su planteamiento de convocarles a la vez, ¿por qué ese cabreo al tenerlo que confesar? Cuidado con los subconscientes y mucho más con las presunciones y acusaciones sin fundamento que, nos consta, lanzó contra alguien del Patronato.
Y la gerente debe pensar que el mismo enfurruñamiento que ella tiene, lo tienen patronos y patrocinadores y, si es inteligente y algo más, tomar nota. Porque, como decía Balmes «no hay sabiduría sin prudencia».
A Inés Argüelles le pierde la soberbia. Posee tanta que no le deja ni informarse sobre el pasado. Habla de él sin conocerlo. «por primera vez se da a conocer la programación al mismo tiempo a patronos y prensa», afirmó e informó. Pues le recomendamos que se informe bien porque, como escribió el filósofo americano George Santayana, «los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo». Y en el pasado del Real quedaron Lisnner, Salgado y Cambreleng por actuaciones que Argüelles haría bien en analizar y comparar.
Luis María Anson, siempre tan brillante y temible con su pluma, escribió en su admirada «Canela fina» de La Razón, el mismo día en que nos daba a conocer la programación del Real, que «…Pilar del Castillo, no sé si por prepotencia o por ligereza, cree que siempre tiene razón. No escucha a nadie, dialoga poco, hace nombramientos por puro capricho y toma decisiones precipitadas, muchas veces sin conocimiento de causa…». Ni sabemos ni queremos entrar en si la ministra actúa así, pero mucho nos tememos que su pupila sí.
Querida Inés y querida de verdad -«quien bien te quiere te hará llorar»- un consejo final, el de Confucio: » Quien ha cometido un error y no lo corrige, comete otro error mayor.»
Beckmesser

Efectos colaterales
Ya conocemos la programación de la próxima temporada del Teatro Real. Sin embargo no son tan conocidos lo que podríamos denominar «efectos colaterales» de la presentación pública. Me refiero a las cosas que afirmó la Santísima Trinidad, es decir, gerente, dirección artística y dirección musical.
Sorprende que Emilio Sagi asegurase que el Real se encuentra prácticamente al límite con unos ciento sesenta servicios al año. ¿Cómo se entiende entonces que Jesús López Cobos hablase de los más de trescientos que se ofrecen en muchos teatros alemanes? Acaso el Real no es más nuevo y tiene mejor técnica que todos ellos. Algo me falla. Pero algo me falla también si las actividades del Real se comparan con las del Liceo, un teatro que lleva abierto menos tiempo que el Real. El Liceo presentará doce títulos, 180 funciones en la sala principal, una veintena en el foyer y más de 140 espectáculos infantiles en el propio Liceo y en el Romea. Y todo ello, frente a los ciento cincuenta servicios totales del Real, con un presupuesto económico similar, que cada año se cierra con superavit, por lo que las administraciones públicas pueden permitirse poner cada vez menos dinero. Y los precios de las nada menos que 456.000 localidades que pondrá a la venta son inferiores a los del Real sea cual sea el punto de vista con que se analice. El Liceo da mayor peso al arrendamiento que a las producciones propias o coproducciones, al contrario que el Real. Esperemos, y afortunadamente así lo aseguró Sagi, que ninguna de las producciones del Real sea destruida. «Divinas palabras» o “La vida breve” pueden estar tranquilas: no acabarán como los ninots en las fallas.
Habrá más de dos repartos para varios títulos, claramente desiguales en algunos casos. Para el público no tienen el mismo atractivo unos que otros. En los teatros donde esto sucede -muy común en Alemania- hay precios diferentes según la categoría de los repartos. No puede pagarse lo mismo por ver una «Walkiria» con Meier y Domingo que con dos desconocidos por buenos que estos sean. La gerente afirmó que habría precios diferentes para títulos diferentes -esperemos que no se refiriese sólo a los títulos infantiles o de «taller»- pero no supo qué contestar al tema de los repartos. Convendría que se lo fuese pensando para la próxima temporada. Tiene, quizá, todo un año por delante. Beckmesser.com
¿Y la educación?
El nombre de Josep Pons como titular de la ONE se avanzó en estas mismas páginas hace muchos meses. No se trataba de una casualidad ni una adivinanza, simplemente bastaba unir unos cuantos cabos: las circunstancias, las exigencias, las limitaciones, las personas que habían de decidir y sus relaciones con unos y otros.
A las semanas de avanzar el nombre de Pons se conoció la desafortunada carta de Rafael Frühbeck, director emérito de la agrupación, en la que venía a juzgar negativamente el eventual nombramiento. Las reacciones fueron vivas y significativas. Ni que decir tiene que ahora sus días en la ONE pueden estar contados.
Desde la gerencia de la ONE y el INAEM se realizó una curiosa prueba. Curiosa porque su finalidad nunca se dio a conocer. En esta temporada figuran tres directores con dos conciertos en semanas sucesivas: Josep Pons, Juanjo Mena y Pedro Halffter. Las intenciones probatorias parecieron claras porque además los programas daban pie a ello. Estaban diseñados como si de un concurso se trataran: una obra española, una de repertorio (preferentemente Beethoven), una contemporánea y un concierto. Lo que no quedó claro es quienes constituían el jurado. Frühbeck, participante en la idea, no asistió a ellos. Empezó la contienda y la huelga. Mena dirigió, antes de que se iniciase pero con el ambiente muy enrarecido, a Halffter le pilló de lleno y Pons lo hará con el panorama apaciguado. Circunstancias nada parecidas.
Pero lo que llama la atención son las comunicaciones, oficiales o no, del INAEM. De pronto y sin saber cómo ya sólo había dos candidatos. Uno, Halffter, había sido nominado para dejar la contienda. Demasiada telebasura hasta en el ministerio. Más tarde Mena se descartó, quizá sabiendo que no iba a ser el elegido. Vía libre para Pons, que es un buen director y al que deseamos todos los éxitos. Lo que aún no está justificado es este jesuítico tejemaneje para llegar al mismo sitio que ya conocíamos.
Y otra cosa. Ni las gracias, ni una muestra de reconocimiento a Pedro Halffter que, con una gran madurez, salvó del ridículo al director del INAEM y al gerente de la ONE en el segundo de sus conciertos, cuando el público pedía sangre. Así, sin formas ni educación, van las cosas por nuestra cultura. Y luego nos quejamos de lo que sucede en la calle. Beckmesser.com.
La foto
De lo próximas que están las elecciones tuvimos nueva constancia en la cita que, a última hora y con más improvisación de la debida, reunió a una extraña selección de la prensa con otra igualmente extraña de directores de teatros y las autoridades de la Generalitát valenciana.
Para estas fechas estuvo un día prevista la inauguración del Palacio de las Artes. Más tarde, aplazada ésta, se previó un concierto de apertura en la sala exterior aunque las obras continuasen dentro y, de últimas, todo ello quedó en una foto: la del presidente José Luis Olivas con Plácido Domingo. Se organizó la extraña reunión el día y a la hora que el tenor podía, a una hora que le permitiese levantarse tarde -había cantado”Walkiria” la noche anterior- y estar de vuelta en Madrid para llegar a tiempo al Bernabeu al partido Madrid-Milán. Nada que objetar al tenor, representante de las óperas de Washington y Los Ángeles y promotor del concurso «Operalia» que tendrá su sede en el Palacio de las Artes cuando éste entre a funcionar, pero sí a la lamentable organización. Los periodistas en manada, sin más derecho en la visita que a hacer fotos pero a ninguna información verbal. Los directores de unos cuantos teatros internacionales – Bundestheater de Viena, Chatelet de París, La Scala de Milán, Royal Opera House de Londres, New National Theatre de Tokio- recorrieron para fines fotográficos un teatro que ya habían visitado con detenimiento el día anterior, mientras Santiago Calatrava daba escuetas explicaciones a Domingo y Oliva. Una rueda de prensa final un tanto apresurada sirvió para verificar una vez más los problemas de la Generalitát en decidirse a pisar a fondo el acelerador. Olivas afirmó que el teatro estará listo para el primer semestre de 2004, pero simultáneamente reconoció que no hay muchos avances en la formación de la orquesta que habrá de tocar en él. Y, según Olivas, estamos a un año vista de ello. Claro, que les puedo asegurar que ya será un año más tarde, en el 2005.Helga Schmidt tiene ideas, pero la Generalitát no tiene de momento ganas más que de fotos.
Para justificar la foto se firmó un protocolo de intenciones de colaboración entre los directores teatrales extranjeros que no deja de ser un ¡Viva Cartagena! y uno se pregunta dónde estaban los españoles. Quizá también en los toros, como dos de los invitados. Beckmesser.com
ORIENTE DE MODA
La ópera mi ciudad, Munich, está dirigida por Peter Jonas y Zubin Mehta. Hace tan solo un año se renovaron sus contratos para extenderlos hasta e2006 a pesar de las críticas en contra. A Jonas se le reprocha el que se haya hecho fatal el repertorio de Mozart, Verdi y Wagner para en cambio favorecer el barroco. ¿Quién iba a decir que la ciudad de Wagner y Strauss se iba a dedicar a Haendel? Las producciones de sus óperas han salido redondas, pero a costa de tener la mitad de la orquesta cobrando y de brazos cruzados, porque para tal repertorio no se necesita una plantilla tan amplia.
Hace pocos días, Hans Zehetmaier, el ministro de cultura bávaro, ha anunciado los sucesores de Jonas y Mehta, que han preferido cerrar su ciclo bávaro. Desde luego la anticipación contrasta con las improvisaciones españolas, pero tanta anticipación choca para quien conozca la situación de la política bávara y es que, al final, en todos lados acaba enmierdando la cultura. Zehetmaier ha realizado los nuevos nombramientos a pocas fechas de cesar en el cargo, dejando una herencia hipotecada a su sucesor, que es quien mandará en el periodo ya atado. ¿Qué razones le han llevado a ello? Algunas hay al igual que para otras decisiones que abarcan hasta el 2007.
Pero al margen del trasfondo, ¿a quien ha elegido? El intendente será Christoph Albrecht, asistente de Everding, luego administrador del ballet de Hamburgo y posteriormente de Dresde, de donde salió por desavenencias con Sinopoli. Sucedió a Ruzicka -el actual director del festival de Salzburgo- en la dirección de la Academia de Munich. Ha sido elegido después de que Alexander Pereira y Klaus Zehelein rechazasen el cargo. El primero por desacuerdos con el director musical que iba a tener y porque no le daban dinero para la orquesta barroca que quería crear para el Teatro Cuvillé y el segundo porque ya es mayor y se encuentra muy cómodo en Stuttgart. El director musical será Kent Nagano, el mismo que Gonzalo Alonso propuso al Patronato del Real para el caso en que López Cobos no llegase a aceptar. Lo malo de Nagano en Munich es que su cultura lírica es un tanto limitada para un teatro de repertorio. Lo oriental está de moda en centroeuropa, con Ozawa en Viena y Nagano en Munich. No sabrán dirigir el repertorio propio de la zona, pero traeran japoneses. Beckmesser.com
Modales
Hoy vamos a tratar de los avisos con los que se recuerda al público la molestia que supone un móvil sonando en medio de un espectáculo y de la filosofía organizativa que subyace en el subconsciente de la redacción de los mismos.
Empecemos por uno que dice así: «Les recordamos que deben apagar sus móviles». Se trata de una instrucción que revela una buena dosis de autoritarismo. El acento de la frase está en la palabra «deben». «Deben apagarlos y si no la hacen serán malos y les castigaremos» parece ser la consecuencia que rige en el subconsciente de la emisión. Este anuncio es el que se emite en el Teatro Real antes de empezar las representaciones y resulta sorprendente que el propio teatro se haya negado a dar el texto a este Cultural, objetando que no pueden ofrecer este tipo de informaciones así porque sí. ¿Es que acaso no estamos hablando de un anuncio público en un teatro público?
Hay otro aviso que empieza por dos timbrazos de móvil amplificados que hacen sonreír a los músicos de las orquestas invitadas al Auditorio Nacional. Su mensaje era aún más militar que el del Teatro Real, pero tras nuestras críticas se moderó – «Señoras, señores: apaguen sus teléfonos móviles. Muchas gracias»- aunque tampoco sea modelo de amabilidad.
Mucho más educados y corteses son aquellos que anuncian «Les rogamos que sus móviles estén desconectados» o «Les rogamos tengan la amabilidad de desconectar sus teléfonos móviles». Resultan adecuados. Pertenecen al Teatro de la Zarzuela y a la Orquesta Sinfónica de la RTVE en el Teatro Monumental.
En el extranjero hay quien tiene más sentido del humor y entregan a la entrada una tira de cartón con un dibujo irónico concerniente a la ocasión y una pregunta en varios idiomas: «¿Quiere usted ser realmente la estrella de la tarde?».
Parece que a algunos responsables españoles les cuesta tratar bien al público gracias al cual tienen trabajo. Y el hecho, consciente o inconsciente, discurre paralelo a las críticas con que recriminan a ese mismo público diversos comportamientos. Todos estamos hartos de móviles, relojes, toses, envolturas de caramelos y sordos que no distinguen la potencia con la que hablan al vecino, pero los responsables de salas han de actuar guardando elementales formas de educación y diplomacia. Beckmesser.com
Intimismos
Hoy me toca hacer crítica de la crítica y es que, día tras día, no salgo de mi asombro. Parece que se ha puesto de moda entre un sector de ella el término “intimismo”. En el fondo no dejará de ser un mal pasajero, como lo fue aquella enfermedad de la “utopía” o tantas otras que padecen quienes no pudiendo escribir de lo que realmente es la música han de recurrir a las florituras literarias para que quede bonito, parezca que uno sabe y confundir al lector que, al final, no se entera de cómo ha estado un concierto o una representación. Y, ¿acaso no es esto de lo que se trata cuando uno lee una crítica? Porque una crítica no debe ser un pedante intento de ensayo literario.
Hace un tiempo cantó Plácido Domingo en una nueva producción de “Otello” en la Scala. Hubo críticas feroces que no se merecía quien ha sido posiblemente, tras del Monaco, el mejor “Otello” de los últimos cincuenta años. Pero hubo quien se pasó por el extremo contrario y para justificar las debilidades ya notables del tenor en ese papel-que desde entonces retiró de su repertorio- escribió sobre el maravilloso “Otello intimista” que había interpretado Domingo.
Ahora acabamos de asistir al “Fausto” del Teatro Real, donde una de las grandes ligeras de hoy ha abordado el personaje de Margarita. Se trata de una parte que requiere en muchos momentos una voz de soprano lírica. La de Devia es técnicamente perfecta pero pequeña y sin el cuerpo de una lírica. Cuando alguien está justo en un papel, cuando su voz no reúne los graves ni el centro suficiente para él, no puede transmitir la emoción que la parte encierra. Esto es lo que ha sucedido con ella en el Real. Sin embargo he leído que estuvo estupenda y que consiguió los momentos de máxima “intimidad” de la noche. No, señores, no es eso. Cantó de forma intimista porque no podía elevar el volumen y cantar Margarita como la cantan quienes tienen la voz adecuada.
¿Y por qué estas “florituras” críticas? A mí sólo se me ocurren tres razones: que se trate de jugar a la contra, que haya una relación personal entre artista y crítico o que quien escribe no tenga pajolera idea de la obra. En cualquier caso no me parece que los casos comentados sean ejemplos a seguir. ¿No les parece que es mejor lo del “al pan, pan y al vino, vino”. Y, mucho me temo, el tema crítico va a dar más juego. BECKMESSER.COM
Dudas de corto
A veces se va a las fiestas de largo y a veces de corto. Normalmente nosotros, que somos muy elegantes, siempre vamos de largo, pero miren ustedes por donde hoy nos toca ir de corto. Vale, pero que no cunda el ejemplo.
Les traigo, de corto, la casi confirmación de algunas dudas. En el liceo se siguen callando el nombre del sustituto de Bertand de Billy, pero mi pájaro del bosque me sigue asegurando que será Sebastián Weigl y me da razones musicales y extramusicales. Fue asistente de Barenboim, vive en Berlín, dirigió en Granada el “Fidelio” el año pasado, conoce a Enrique Gámez y naturalmente a Joan Mataboch. Y también hay silencio sobre el nuevo titular de la Filarmónica de Gran Canaria, pero Gonzalo Angulo ya parece tener decidido que será el joven Christoph König, de momento sólo asociado.
Barenboim tendrá sus problemas, pero también buenos asistentes. Thielemann lo fue y también Philip Jordan, hijo de Armin, el veterano maestro que dirigió “Pelleas” en el Real. A éste es al que nos falta de conocer en España y quien le traiga no le soltará. Se lo aseguro. El chico vale un montón. Quizá, tras los nombramientos de Weigl y König, el personal se anime a apostar por nombres diferentes. Beckmesser.com
Canarias a lo lejos
Me imagino a los críticos -mis colegas de por aquí incluídos- atiborrándose en los desayunos, desperezando luego la digestión al sol de las Canteras y escuchando Brahms con Chailly y el Concertgebouw como aperitivo antes de cenar en la planta 23 de un nuevo hotel mientras contemplan toda la ciudad tras las cristaleras panorámicas. Decididamente, yo quiero ser crítico de mayor, aunque tenga que escuchar dos veces, pausa por en medio, la misma obra de Stockhausen en el mismo concierto. E incluso alabarla luego. Pues, miren ustedes por donde a mí no me hace falta ir a Canarias para saber lo que se cuece.
De entrada me alegra saber –ya que no ver– que Rafael Nebot va enderezando su salud. Siento, por contra, el fallecimiento de José Antonio Cubiles. Nebot anda exultante porque el Festival ha traído esta edición dos ciclos tan suculentos como los de Schumann y Brahms. Ambos y el hecho de tener al Concertgebouw como orquesta residente le, le dan una personalidad propia dentro de Canarias y dentro de España. Y, también, porque ha conseguido que vaya hasta Peter Ruzicka, el nuevo director del Festival de Salzburgo. Estaba en el sur, en esa enorme mansión del pianista Justus Frantz que se alquila a precios del mismo tamaño.El compositor, que naturalmente ha asegurado que no escribirá nada para su Festival, anda tan estirado como escaso de cuartos. ¿Es que no son capaces de encontrar una persona normal para dirigir el Festival? Para Cristóbal Halffter va de perlas porque este verano estrenará una nueva obra, dedicada a su hijo Pedro y a su nuera Ana.
Y también Stockhausen llegó a Canarias. Con el harén, faltaba más. Yo no se quien ha hecho el favor a quien, porque el compositor, que nadie duda es una gran figura del siglo XX, andaba inexplicablemente un poco olvidado frente a nombres como Henze, Raimann, Berio o Ligetti, por más que sus polémicas declaraciones sobre el 11 de septiembre le diesen más popularidad que sus últimas obras. Por cierto el 11 y el 9 son los números con los que Halffter juega, muy matemáticamente como en él es habitual, en las estructuras del estreno salzburgués. Sobre la terrible fecha unos hablan y se pelean, la ligan al 1991 -siempre 1 y 9- y otros componen. Pero no todos discuten y, afortunadamente, también hay quienes son capaces de reconciliarse y abrazarse. BECKMESSER.COM
Perniciones
Se acumulan hechos cuya enumeración pudiera parecer un simple anecdotario de curiosidades, pero no es así. Tras anécdotas aparentemente menores existen filosofías perniciosas que las generan y por eso conviene sacarlas a la luz de vez en cuando.
William Christie dio por finalizado su «Mesias» madrileño con uno de sus dedos señalando la hora que era: casi la una de la madrugada. Era tarde efectivamente, pero es que en el Auditorio Nacional le habían limitado el tiempo hasta hacerle cortar algunos números y le habían señalado hora tope. Lo de la hora tope es cosa seria. Que se lo pregunten a Rostropovich, que se quedó a oscuras ensayando cuando le apagaron las luces al pasarse del tiempo pactado. Salió comentando que nunca le había pasado nada así en su vida y que no iba a volver al Auditorio. Ya se calmará a cambio de seguir cenando en Horcher, con la Reina, al fin de sus actuaciones. Parece que a la Jonde y al Coro Nacional no les dejan ensayar en el Auditorio su concierto del próximo festival de Cuenca. Pero, ¿acaso no es su sede?
En uno de los ensayos de «Bastian y Bastiana» en el Real alguien tranquilizó a los cantantes: «los niños aplaudirán», pero un alto jefe matizó: «salvo que sean hijos de los abonados». Y es que en la casa existe una gran preocupación por la frialdad del público y sus consecuencias: muchos artistas no quieren volver. Y ya que estamos con el Real, resulta asombroso que el nuevo coro amenazase con no cantar en «Bodas de Fígaro» si no le pagaban extra por bailar los cuatro pasos de la ópera. Se entendería en el de la Zarzuela, en el de la ONE, pero no en un coro de teatro de ópera, que se supone ha de actuar, y menos en uno nuevo. ¿Cómo se habrán hecho los contratos para que esto sea posible? Y, ¿cómo es posible que alto cargo de la casa se enterase a través de amigos extranjeros de que no le renovarían su contrato al vencimiento?
Y, hablando de contratos, cómo y quién negociaría el último convenio de la ONE que no sólo exige pagar extra las grabaciones de discos sino también las retransmisiones de los conciertos. No pudo hacerse peor. Claro que la ausencia dominical de la ONE ha ayudado a promocionar la Orquesta Ciudad de Barcelona y Nacional de Cataluña. Beckmesser.com.

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