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Por Publicado el: 01/12/2012Categorías: Crítica

Tokio, despedida en la cima

DESPEDIDA EN LA CIMA

 Bela Bartók: “Cuartetos nº 4” y “nº 5”. Lera Auerbach: “Cuarteto nº 6”. Cuarteto de Tokio. Ciclo Bartók Prémiere del CNDM. Auditorio Nacional, Madrid. 30-XI-2012.

 Este muy antiguo conjunto, fundado hace 44 años, ha anunciado su disolución para el verano de 2013. Aunque todavía volverá a Madrid en marzo dentro del ciclo Liceo de Cámara. En este concierto ha puesto una vez más en evidencia sus cualidades: afinación intachable, exactitud de ataques, tensión expresiva, amplitud sonora, conjunción infalible, perfecta planificación y solidez estructural. El sonido del Tokio ha sido siempre un punto agresivo, pero equilibrado, no tan muelle como, por ejemplo, el del Berg, pero dotado de una vibración que a veces roza los límites de la confortabilidad auditiva.

Desde la misteriosa apertura del Allegro del “nº 5” de Bartók al arrojo mostrado en el manejo de los esquinados aires danzables y la finura con se sirvió el Andante, todo funcionó estupendamente. En pocas ocasiones hemos escuchado de manera tan virtuosa el Prestissimo con sordina del “nº 4” ni traducir con esa precisión diabólica los “pizzicati” de su Allegretto. La concentración de estos músicos es impresionante, lo que te mantiene agarrado a la silla sin pestañear.

Su calidad se puso de nuevo a prueba en la ejecución de una partitura que conocía su estreno, por encargo del CNDM, el “Cuarteto nº 6” de la rusa residente en USA Lera Auerbach, artista de múltiples facetas. No le favorece su inclusión al lado del húngaro. Porque el lenguaje de esta brillante creadora no deja de tener bastantes lugares comunes y de establecer estratégicas disonancias y efectismos varios, tratados, eso sí, con extrema habilidad, con refinamiento y mesura. El primer movimiento, Prologue, es muy discursivo y conecta en cierta medida con Bartók. El segundo, Epilogue, presenta mayor interés y ofrece una suerte de variaciones sobre un tema cantabile que es llevado a las tesituras más elevadas en pianísimo en medio de delicuescencias varias.

Los Tokio nos hicieron disfrutar al cierre con un regalo magníficamente tocado: el Finale de un Cuarteto de la “op. 20” de Haydn. Arturo Reverter

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