XIV Festival de Canarias
Un gran Barbazul
Obras de Rachmaninov, Brahms y Bartok. G. Días-Jerez, L. Polgár, I. Komlosi. Orquesta Festival de Budapest. I. Fischer, director. Auditorio Alfredo Kraus. Las Palmas de Gran Canaria, 24 y 25 de enero.
Uno de los factores importantes para todo festival es que las programaciones presenten una cierta exclusividad. Lo sabe bien la dirección del Festival, que acaba de ofrecer la Orquesta del Festival de Budapest en dos conciertos prácticamente únicos en España y que repetirá filosofía a finales de febrero con Muti, la Philharmonia y el Orfeón Donostiarra abordando nada menos que el “Requiem” verdiano.
Ivan Fischer fundó la Orquesta del Festival de Budapest en 1983, que se ha consolidado dentro y fuera de su país como una sólida agrupación. Hablar de Budapest y Hungría es hablar de Bartok, a quien se dedicaron las segundas partes de los dos programas ofrecidos en Canarias. Quizá “El príncipe de madera” no reúna la redondez de “El mandarín maravilloso” pero, una vez ya tocado éste en el festival, lógico era recurrir a su suite op.13. Se tuvo además la buena ocurrencia de subtitular la acción, lo que también se realizó en “El castillo del Duque Barbazul”. Sin duda sólo por la lectura de esta última partitura valió la pena la visita de los húngaros. Fischer supo obtener las mejores prestaciones de la orquesta, matizando mucho los planos y articulando las tensiones para que culminasen pletóricas de sonido en la apertura de la “quinta puerta” y se diluyesen en la misma oscuridad, soledad y misterio final con la que el bajo-barítono inicia el relato de su sombría morada. László Polgár es gran especialista en una parte que hasta ha grabado con Jessye Norman y Pierre Boulez. Los medios han perdido consistencia, sobre todo en la zona alta, pero queda sobradamente compensado con la profunda caracterización vocal del duque llamado a conseguir la felicidad sólo a través de la ausencia del objeto amado, en la idealización del recuerdo. Ofreció buena réplica Ildiko Komlosi, mezzo húngara muy en candelero y protagonista, como Amneris, en la ya célebre inauguración de la Scala en la que Alagna-Radamés dio la espantada. Magnífica versión que entusiasmó al público.
El tinerfeño Gustavo Díaz-Jerez demostró ir por buen camino en la “Rapsodia sobre un tema de Paganini” de Rachmaninov, de quien ocho violines solistas cantaron junto al resto de la orquesta “Vocalise”. Completaron los programas las “Variaciones sobre un tema de Haydn” de Brahms y una brillante primera secuencia de valses de “El caballero de la rosa”. Gonzalo Alonso