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Por Publicado el: 04/05/2007Categorías: Crítica

Una razonable antología de la zarzuela

Fiestas del 2 de mayo
Una razonable antología de la zarzuela
“Viva! Madrid”. Escenas de “La verbena de la Paloma”, “La Chulapona”, “La Gran vía”, “Las Leandras”, “Luisa Fernanda”, “El último romántico”, “El barberillo de Lavapiés”, “La del manojo de rosas”, “Doña Francisquita”, etc. L.Rodríguez, A.Navarro, E.Ferrer, M.Lanza, J.C.Barona. Coro de la Comunidad de Madrid, Orquesta de la Comunidad de Madrid y Joven Orquesta Nacional de España. J.Martorell, dirección escénica. M.Roa, dirección musical. Palacio de los Deportes. Madrid, 3 de mayo.
El pueblo madrileño era fusilado un tres de mayo y otro tres de mayo aplaudía con entusiasmo en el Palacio de los Deportes cuando, sonando el preludio de “El tambor de granaderos”, sus antepasados lograban arriar la bandera francesa e izar la española tras vencer a las tropas francesas. Muy buena entrada y muchas ganas de disfrutar completamente satisfechas. En muy poco tiempo –el día 29 de abril empezó el montaje- se ha triunfado en lo que podemos calificar como “machada política”: había que hacer una antología de la zarzuela en pocos días y hacerlo bien. José Luís Tamayo puso su ciencia técnica, que es mucha y Jorge Culla la organizativa, como ya hizo en el pasado y ya añorado primer Festival de El Escorial para montar en muy poco tiempo un espectáculo de grandes dimensiones –caballos, calesas, procesiones litúrgicas, ballets, rondallas…- de los que llegan al gran público.
Para la propuesta es también indispensable la imaginación de Jaime Martorell y la vital alegría musical de Miguel Roa, partiendo de una adecuadísima selección musical, variada y muy rápida. Una gran plataforma cuadrada, a la que se sube mediante varios escalones, simula una amplia plaza madrileña, a la que da tono una inmensa pantalla trasera con imágenes pretendidamente difusas de una parte de la ciudad, sobre la que se superponen extras, más sugerentes que reales. Muy bien el vestuario y muy bien el movimiento escénico, tanto aquel sobre la plaza como el que tiene lugar a su alrededor aportando la monumentalidad. Existe una notable diferencia en el apartado canoro a favor de Manuel Lanza, pero es de agradecer la entrega de tenores y sopranos y, por qué no decirlo, la lograda amplificación suaviza los contrastes.
Una única representación ¿y ahora qué? Porque ha quedado clara las muchísimas posibilidades de la forma. Se echa mucho de menos una antología a lo Tamayo, pero con los medios de hoy y buenos cantantes. El éxito estaría asegurado dentro y fuera de España. Gonzalo Alonso

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