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Vísperas sobrias
Por Publicado el: 06/05/2004Categorías: Crítica

La profesión en música

XII Liceo de Cámara
La profesión en música
Obras de Mozart, Webern y Beethoven. Cuarteto de Tokio. Auditorio Nacional. Madrid, 6 de mayo.
Hay algo en el ciclo Liceo de Cámara que atrae muy especialmente: el comportamiento cívico-musical de un público en el que se ve más juventud de la habitual. Los precios, muy asequibles, pueden ser causa de tal renovación. Y ese entusiasmo se trasmite a los intérpretes, como sucedió en la penúltima visita del Cuarteto de Tokio. Cierto es que no precisan mucho apoyo, pues sus cuatro componentes ponen siempre toda la carne en el asador, tanta como para que su viola, Kazuhide Isomura, acabase sin cuerdas el “Cuarteto Rasumosvski II” beethoveniano. El programa, precioso, empezó de forma un tanto alegre con el Cuarteto “La caza”, el más haydiano de los que dedicara Mozart a su amigo y maestro en la Viena de 1785 y concluyó de igual forma con el vibrante “Presto” del “Rasumovski II” de Beethoven. En medio, punto de encuentro en Viena, el juvenil “1905” de Webern, fuertemente inspirado en la “Noche transfigurada” straussiana, aún postromántico y más declaración de intenciones que obra redonda. En el Cuarteto de Tokio admiramos la entrega y la perfección virtuosística, amén de la compenetración, por encima de la emotividad. Cosecharon un buen éxito y en la propina, el “andantito” del Cuarteto Op.10 de Debussy nos recordaron su visita en el 2000. Gonzalo ALONSO

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