Festival de Perelada

Ángeles Blancas celebra Strauss

Obras de Strauss y Fénelon. Ángeles Blancas, soprano. Ensemble Orquestra Cadaqués. Felipe Nardi, director musical. Iglesia del Carmen. Perelada, 4 de agosto.

Perelada continuó su festival, tras el momento cumbre operístico de Jonas Kaufmann -por cierto ya entero en Youtube-, con dos espectáculos de carácter muy diverso. Uno de ellos de marcado carácter popular en el gran auditorio, el reencuentro de Albano y Romina Power tras veinte años de enfrentamientos, muestra de cómo el dinero lo puede casi todo. Otro de carácter mucho más íntimo en la Iglesia del Carmen y evidentemente de mucho mayor calado artístico: Ángeles Blancas con el Ensemble Orquestra Cadaqués celebrando los ciento cincuenta años de Strauss.

Las iglesias no suelen ser sitios acústicamente adecuados más que para la liturgia eclesiástica y, quizá, algunos tipos de música sacra y la del Carmen no es excepción. Resultó muy poco adecuada para las canciones straussianas. El compositor bávaro parece ensamblar a veces la voz dentro de la orquesta como si fuese un instrumento más, pero no es el caso de las seis canciones, orquestadas por Adriá Barbosa, en la que Blancas luchaba denodadamente por traspasar la barrera sonora del grupo de cámara, un tanto descontrolado en su volumen. Afortunadamente la soprano tiene otros valores, además de una voz de peso, capaces de triunfar contra los elementos, como son su carisma y su intensidad expresiva. Por ello, cuando llegó «Waldseligkeit», nuestros oídos ya se habían hecho a las circunstancias y éramos capaces de disfrutar del arte de Blancas.

La soprano volvió a intervenir en las cinco canciones sobre poemas de Rainer Maria Rilke pertenecientes al «Cuarteto de cuerdas con voz n.IV» de Philippe Fénelon (Loir-et-Cher, 1952), compositor  que verá estrenar en el mismo festival su ópera «Flaubert & Voltaire». Piezas vocales acompañadas de un cuarteto de cuerda, del que los dos violines adquieren papel preponderante, especialmente en tercera y cuarta.

El concierto se completó con un arreglo de Franz Hasenöhrl del «Till Eulenspiegel» para violín, contrabajo, fagot, trompa y clarinete, esmeradamente tocado por el conjunto de Cadaqués.

Inevitablemente surge una duda para quien sigue la trayectoria del Festival de Perelada: ¿habrá continuidad una vez que se jubilen Carmen Mateu y Arturo Suqué, entusiastas comandantes de él? Si la respuesta es afirmativa, bueno sería empezar a pensar en construir un teatro en condiciones, tal y como se ha hecho en Aix-on-Provence, a base de prescindir de una multitud de festivales locales menores para apoyar el que realmente tiene peso y tradición. Gonzalo Alonso