Suscribirse a la Newsletter de Beckmesser

¡No te pierdas ninguna noticia!

¡No enviamos spam! Lee nuestra política de privacidad para más información.

Busca las entradas de cada mes

Últimas 20 entradas

Últimos tuits de Beckmesser

Comunicado de la Red Española de Teatros, Auditorios, Circuitos y Festivales de Titularidad Pública
Barenboim desata la euforia en La Scala
Por Publicado el: 13/12/2011Categorías: En la prensa

¡Cerremos el Maestranza!

LOS PLIEGOS SIN CORDEL

¡Cerremos el Maestranza!

JUAN MARÍA RODRÍGUEZ

Primero, para justificar sus subvenciones, exigen rentabilidad y eficacia, que ya son índices muy resbaladizos y complejos de medir en materia de cultura; pero luego, a quien las da, y de sobra, no sólo no le premian el esfuerzo, sino que lo despluman y le afeitan el bigote.
La Diputación de Sevilla también se sube, y aceleradamente, al podio de la guillotina y de golpe ajusticia al Teatro de la Maestranza recortándole ¡un 40%! de sus aportaciones dejando al coliseo desnudo al pairo de la invernada, tieso de frío y esperando ya solo a que el Ministerio de Cultura –el último miembro del cuarteto de patronos que aún mantiene el tipo- tumbe su ficha, agote el dominó y termine de asfixiarle el gaznate al teatro por el higiénico procedimiento de cortarle el grifo del aire. Las administraciones es lo que tienen: que asesinan de un modo muy aséptico y administrativo, muy limpio y aseado y sin dejar, que eso está muy feo, ningún rastro de sangre. Lo que se dice un crimen de moqueta y alto standing.
¿Y qué ha hecho el Teatro de la Maestranza para esto? Pues nada, no ha hecho nada. Sólo se ha pasado los 20 últimos años liderando las cartelerías de Andalucía –y alguna vez, hasta de España– con programaciones masivamente respaldadas por el público. Sólo se ha ocupado de multiplicar, durante 20 años, el crecimiento cultural de sus espectadores, pero hoy hay que ser poeta, muy ingenuo o gilipollas, ¿verdad?, para escribir esto, con la que está cayendo: ¿a quién coño le importará ahora, en el tiempo más miserable de la cicatería y de la usura, el crecimiento cultural de los espectadores? Incluso más prosaica y rastreramente: el Maestranza sólo se ha dedicado 20 años a consolidar una industria –pues, sí, señores, ¡qué vergüenza!: por las taquillas de los teatros, el dinero sale, paga gastos y luego vuelve– y a mantener incluso su buen puñado de trabajadores con la eficacia de conseguir que cada euro de subvención que entraba en su presupuesto, volviera a la calle en forma de tres euros de riqueza. Qué gente más rara, la del Maestranza: cuando creíamos que se dedicaban exclusivamente a flotar en su limbo algodonado de exquisitas arias, resulta que también habían aprendido a cuadrar cuentas y extraerle toda su miga al céntimo de euro.
Así es que nada, nada, el Maestranza no ha hecho nada: ni ha sido la “bombonera” cultural de una región que, hasta que lo inauguraron, en estos asuntos vivía, como quien dice, en una perdida aldea africana, ni ha puesto su sello de calidad y atractivo –pues, como todo el mundo sabe, da lo mismo visitar ciudades donde nunca pasa nada que otras que rebosan actividades por un tubo, eso al viajero idiota de hoy no le impresiona lo más mínimo– serigrafiando todas las promociones turísticas de Sevilla. Eso no lo ha hecho el Maestranza, ya te digo. Ni eso vale nada, por supuesto. Ni eso crea empleo ni riqueza. ¡Pero qué dices!
Así es que, como todo eso ni vale nada ni le importa nada a todo el mundo –ni siquiera a la comunidad de melómanos, que ya leen el carrusel encadenado con las noticias del asedio al teatro de sus amores sin ni siquiera registrar un comentario de protesta: ¿para qué, si toda resistencia ha sido desarbolada y lo único que flota hoy sobre los patios de butacas es una congoja muy paralizante y depresiva? –, pues vamos a cargarnos el Maestranza, esa perla inútil que decora inútilmente el paseo del río; vamos a tirar 20 años al agua para que los resplandores de tanta belleza acumulados en su escenario “se pierdan en el tiempo como lágrimas en la lluvia”; vamos a volver a los dorados años en los que en Sevilla no había nada que ver, ni oír ni hacer nada, que para eso están las tardes, para pasearlas y para eso están los aeropuertos, para volver a darnos el gustazo clasista de tener que ir a Berlín o Barcelona a escuchar ópera; vamos a concentrar todo nuestro esfuerzo turístico en contratar baraturas como la Copa Davis, que eso lo regalan, aunque tenga el pequeño inconveniente de no poder organizar una todos los meses…
Cerremos el Maestranza, hombre. A criar malvas la ópera y la música sinfónica! Y la maquinaria, en la que hace bien poco nos dejamos una pasta, ¡que se oxide como el Estadio Olímpico! Convirtamos su solar en un cementerio de la pija “burbuja cultural”. ¿Y los curritos? Qué canten y bailen y monten ellos una compañía de ópera, hombre! Mira que atreverse a ser rentables y a mantener, cuando casi todos están vacíos, su teatro lleno. ¡Pero, hombre, eso sí que es del todo un pecado imperdonable!

Publicado el sábado, día 3 de diciembre, en el diario El Mundo Andalucía

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

banner-calendario-conciertos

calendario operístico 2023