DISTINTAS VISIONES DE LO POPULAR

Canciones de Guridi, De la Torre, Guastavino, Ramírez, García Abril, Ortega, Lavilla, popular catalana, García Leoz, Turina. Piezas para piano de Ernesto Halffter y Granados. Ainhoa Arteta, soprano. Javier Carmena, piano. Auditorio de San Lorenzo de El Escorial. 25 de julio de 2020. Festival de Verano.

Ainhoa Arteta

Pasan los años y la tolosarra Ainhoa Arteta está cada vez más segura de sí y de sus medios. La voz, pasada la cincuentena, ha perdido la pureza, la dulzura, la ligereza, la luminosidad de una lírico-ligera y es ahora más ancha, más voluminosa, más oscura y ha adquirido unas coloraciones no siempre gratas en la zona aguda, potente, vigorosa, sobrada, contundente, aunque dotada de un metal que se hace por momentos agresivo y ligeramente destemplado. Cierto es que al tiempo el talento y la seguridad de dicción y de expresión han acrecido y que la cantante posee la técnica que le permite apianar y sostener el aire con facilidad y conseguir unos muy interesantes filados de carácter corpuscular, que sabe además fundir en largas frases bien ligadas, haciendo calderones a voluntad.

Todo ello supo y pudo aplicarlo a las piezas de este recital, que atendía al título de Orígenes, en conexión con la música vocal de cámara que la soprano mamó desde niña. Un grupo de canciones bastante o muy conocidas en las que lo popular tiene gran presencia y que fueron desgranadas con facilidad, convicción y seguridad, con comentarios en paralelo –no siempre audibles- y con una entrega proverbial que conectaba enseguida con el auditor y en las que pudo desarrollar su temperamento dramático, a veces algo exagerado y extemporáneo, en donde lució, por supuesto, su talento de diva operística.

Ya en la segunda pieza de Guridi, Ala baita, la voz empezó a entrar en calor. Desgranó la tan antigua El pámpano verde de Francisco de la Torre con estilo discutible y bordó las conocidas La rosa y el sauce de Gustavino y Alfonsina y el mar de Ramírez con galanura. Muy meritoria la interpretación del Tríptico sobre poemas de Gala de García Abril y en su sitio las también tres muy bellas páginas de Miquel Ortega. Un especial recuerdo de Arteta al gran pianista y compositor vasco Felx Lavilla con cuatro de sus tan refrescantes y populares canciones. Un recuerdo que verbalizó hacia Teresa Berganza, residente en San Lorenzo y que fuera esposa del compositor en tiempos. La recreación estuvo llena de gracia e intención.

No nos convenció demasiado el Tríptico de García Leoz, que creemos debe cantarse con más ligereza de acento y menos robustez vocal. Evocador y en su sitio el popular Cant dels ocells en arreglo de García Morente. El programa culminaba con las cinco piezas de  Poema en forma de canciones de Turina, sobre textos de Campoamor. En Cantares Arteta se entregó a conciencia y vivió de verdad los sinsabores de la protagonista con una expansión vocal desusada. Y vinieron las propinas: un Vissi d’arte bien delineado y vigoroso, con filados mantenidos tras el si bemol agudo; la romanza De España vengo de El Niño Judío de Luna, con discurso nacionalista previo, aplaudido de manera entusiasta por el entregado público, y La tarántula de La tempranita de Giménez.

Como regalo postrero, y dedicada al pianista Javier Carmena, O mio babbino caro de Gianni Schicchi de Puccini, dicha con finura y propiedad. Muy lógico agradecimiento al teclista, que actuó con una pulcritud y una limpieza expresiva de altos vuelos, atento al menor matiz que imponía la solista. Y tocó con seguridad e intención la Habanera de Ernesto Hallfter, el Intermedio de Goyescas de  Granados y Dedicatoria de Turina. Gran éxito. Arturo Reverter