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Por Publicado el: 27/04/2025Categorías: En vivo

Critica: “Arabella” en Viena: La fragilidad de la belleza

Arabella en Viena: La fragilidad de la belleza

W. Bankl, M. Plummer, C. Nylund, S. Devieilhe, M. Volle, M. Laurenz, N. Ernst, M. Hässler, C. Unterreiner, I. Staple, J. Mars, M. Wilder, J. Hun Lee, Th. Köber. Orquesta y coro de la Ópera Estatal de Viena. Director de escena: S. E. Bechtolf. Director musical: Ch. Thielemann. 22 de abril de 2025

Arabella en Viena: La fragilidad de la belleza W. Bankl, M. Plummer, C. Nylund, S. Devieilhe, M. Volle, M. Laurenz, N. Ernst, M. Hässler, C. Unterreiner, I. Staple, J. Mars, M. Wilder, J. Hun Lee, Th. Köber,  Orquesta y coro de la Ópera Estatal de Viena.  Director de escena: S. E. Bechtolf Director musical: Ch. Thielemann 22 de abril de 2025

Arabella en Viena

Asistir en la Staatsoper de Viena a una función dirigida por Christian Thielemann es siempre la garantía de una experiencia estética de primer nivel. Pero, además, la obra elegida era Arabella, pieza casi fetiche dentro del repertorio del director. Me atrevo a decir que su interpretación de esta obra supone una cumbre que ningún otro director ha alcanzado. La ha dirigido en importantes teatros y con repartos memorables. Por ejemplo, ya ha finales de los noventa firmó una excelente versión en el Metropolitan con Kiri Te Kanawa. Desde entonces, todas sus interpretaciones de la ópera han sido un acontecimiento artístico de primer nivel.

En esta ocasión, dirigía la reposición de la producción de Sven-Eric Bechtolf estrenada en 2006 y con un reparto casi redondo que contaba como pareja protagonista con una veteranos Camilla Nylund y Michael Volle. Thielemann dirigió una versión precisa, llena de colores, matices y sentido escénico.

Ahora bien, si hay un momento en el que la magia se apoderó de la sala fue en el dúo de Arabella y Mandryka “Und du wirst mein Gebeite sein”: cantantes y orquesta llenaron la sala de sutiles sonoridades de emoción contenida gobernadas por el magisterio Thielemann; el maestro sostenía la batuta con las yemas de los dedos apuntando de abajo hacia arriba con gesto seguro y pulso magistral, transmitiendo que nada podía fallar a la vez que nos recordaba la fragilidad de la belleza. 

El reparto, como señalábamos, fue casi redondo. Camilla Nylund conoce el papel a la perfección. Su técnica impecable, su gran musicalidad y su elegancia natural hicieron de la suya una Arabella del más alto nivel. El papel siempre ha sido ideal para su voz y solo al inicio del primer acto se percibió cierto vibrato que desapareció rápidamente. Michael Volle firmó un Madryka soberbio en lo vocal y lleno de todo tipo de matices interpretativos, desde el dramatismo operístico hasta la delicadeza más propia del lied. En conjunto, una pareja memorable, eso sí, era muy difícil verlos como una pareja de jóvenes enamorados sino que, más bien, parecían la representación de un emotivo amor otoñal.

Sabine Devieilhe fue una maravillosa Zdenka gracias a su lírico timbre destacando la pureza en el agudo, pero con un centro rico en armónicos. Adelaida fue interpretada por una carismática Margaret Plummer y Waldner encarnado con autoridad por Wolfgang Bankl. Ilia Staple fue una brillante y burbujeante Fiakermilli.

El punto débil del reparto estuvo en el Matteo de Michael Laurenz. El tenor tiene una voz de emisión clara y fácil proyección, pero en los agudos resulta un desastre. Los afronta sin hacer el adecuado pasaje y el resultado es que cada vez que que debía subir a la octava aguda era una catástrofe. No es que rompiese la nota, pero sonaba calante y estridente. El resto de pequeños papeles funcionaron como un engranaje perfecto a las órdenes de Thielemann. 

La producción de Bechtolf traslada la acción de la década de 1860 a la década de 1920, poco antes de su composición y estreno. En ese sentido, desengañémonos, tanto Rosenkavalier, como Arabella, como Capriccio son óperas que, en realidad, están situadas a principios del siglo XX aunque el libreto diga lo contrario. La producción sigue siendo fresca pese a sus veinte años y ofrece una exquisita estética.

César Rus

Vienna State Opera

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