Crítica: Capitales imperiales, Praga: Más y menos para ‘Las bodas de Figaro’
Capitales imperiales, Praga: Más y menos para Las bodas de Figaro
Le nozze di Figaro, música de Wolfgang A. Mozart y libreto de Lorenzo da Ponte. Lukáš Bařák como Fígaro, Pavol Kubáň como conde Almaviva, Markéta Kaudová como condesa Almaviva, Jekatěrina Krovatěva como Susanna, Jarmila Vantuchová como Cherubino… Orchestr Národního. Marek Šedivý, director musical. Barbora Horáková Joly, directora de escena. Teatro Estatal, Praga, 7 de junio 2025.

Una escena de la producción de la ópera mozartiana, en Praga
Las bodas de Fígaro, compuesta por Wolfgang Amadeus Mozart con libreto de Lorenzo Da Ponte, se estrenó sin mucho éxito en Viena en 1786. Un año después, Mozart la volvía a dirigir, en este mismo teatro, y fue un éxito rotundo. Basada en la comedia de Beaumarchais, es la continuación de El barbero de Sevilla (que comentaremos la semana próxima en nuestra vuelta a Viena). La ópera es una divertida sátira social que desafiaba las jerarquías de su tiempo, con criados que burlan a sus amos y un conde que pierde el control de su casa.
La producción de 2023 que se repone, concebida por Barbora Horáková Joly, es bastante atrevida, no tanto por el montaje escénico cuanto por las ‘escenas añadidas’ que se insertan en la obra, incluyendo canciones relativamente actuales, como Tutto Nero, una versión italiana de Paint It, Black de los Rolling Stones.
Contra lo que pueda parecer, no estamos en contra de la idea, no nos parece de lejos lo peor que hemos visto (sin ir mas lejos, la versión de Jenufa que hace Bieito que comentamos ayer). Por ejemplo, un tango que aparece en el primer acto encaja perfectamente con la historia, pero pensamos que se acaba abusando de tanto encaje contemporáneo, personajes, músicas e instrumentos (guitarras, acordeón, teclados) fuera de la obra original sobre el escenario demasiado a menudo acaba distrayéndonos sobre la historia principal, del siglo XVIII. Un Cherubino como músico punk tiene su gracia, pero como hemos mencionado, si no se hubiera abusado ni alargado.
Nos ha encantado el decorado preparado por Falko Herold incluyendo ingeniosas infografías que ayudaban mucho a desarrollar escenas donde abundan los equívocos y los actores tienen que andar de acá para allá apareciendo y desapareciendo. La idea del primer acto de una promoción inmobiliaria con minicasitas promovidas por un desalmado conde Almaviva está bien, aunque luego no se logra desarrollar correctamente. El enredo en la habitación de la condesa es muy divertido y bien hilvanado, con buenas ideas para hacer aparecer puertas y salas. La boda incluye una pérgola y hay un enorme pastel de bodas. El bosque de setas gigantes es gracioso también.
El reparto incluyó actuaciones destacadas. Nos gustaron mucho sobre todo ellas. Como la condesa Almaviva, la soprano Markéta Kaudová no defraudó nada en la esperada aria Porgi amor al comenzar el segundo acto. Gran sabor de boca nos dejaron los duetos con la soprano Jekatěrina Krovatěva (como Susanna) que también nos gustó, con una bella voz. A medida que se iban incorporando otros intérpretes el buen hacer se mantenía.
Pese a los algo aburridos recitativos, la música de Mozart siempre resulta un placer. En este caso dirigida por el joven pianista y director local Marek Šedivý, la Orquesta del Teatro Nacional estuvo correcta. Por un lado, a veces parecía demasiado pequeña y por otro, mi impresión es que tanta interrupción acabó afectando al tempo, que a veces se notaba algo irregular.
Aunque valoramos la representación de forma positiva, con todo, se acaba haciendo un poco larga. Supone un adelanto con respecto a su tiempo, pero en la parte musical hay exceso de recitativos y la historia acaba mareando con la abundancia de situaciones equívocas que se hacen difíciles de seguir.
Últimos comentarios