EL PLACER DE LOS TEATROS PEQUEÑOS

I due Foscari, música de Giuseppe Verdi. Reparto: Luca Salsi, Luciano Ganci, Marigona Qerkezi, Antonio Di Matteo, … Orchestra dell’Emilia Romagna Arturo Toscanini, Coro del Teatro Municipale di Piacenza. Matteo Beltrami, director musical. Joseph Franconi Lee, director escénico, William Orlandi, escenógrafo y vestuario. Corrado Casati, director del coro. Teatro Municipale di Piacenza, Piacenza, 3 de mayo 2024.

I due Foscari en Piacenza

I due Foscari es una ópera temprana de Verdi, no demasiado conocida, poco representada y muchas veces en forma de concierto. Parece que ni siquiera a él mismo le entusiasmaba y sin embargo contiene buenos momentos y pensamos que está por encima de otras más programadas. No es musicalmente lineal, intercambia movimientos verdianos o habituales en las óperas de la época con algún adagio no tan común. La introducción es bella, después un gran coro, más tarde un coro de voces femeninas, se encuentran algunas arias belcantistas, una barcarola…

Incluso el libreto, obra de Francesco Maria Piave, basado en la obra homónima histórica de Lord Byron es creíble: intrigas políticas en la Venecia del siglo XV en las que el Doge, Francesco Foscari, se ve obligado a mandar al exilio a su hijo Jacopo, pese a que es inocente de los dos asesinatos de los que es acusado. Ambos acaban muriendo, el hijo en el barco que lo lleva a Creta y el padre de pena al saber la noticia y al verse obligado a entregar su poder a su máximo oponente, el senador Jacopo Loredano, principal acusador de Jacopo Foscari.

Esta versión, coproducida con el Teatro Comunale di Modena, ha tenido dirección escénica del estadounidense Joseph Franconi Lee y escenario y vestuario del prolífico William Orlandi (nos gustó mucho su trabajo en Las golondrinas del año pasado en el Teatro de la Zarzuela). Ambos ya produjeron otra interpretación de esta obra para la ABAO Bilbao Ópera en 2008, y por las fotos que se pueden ver de aquella, no demasiado lejana de esta.

No es un gran derroche dinerario, pero en todo caso decir que la presentación es muy correcta: aparece un escenario elevado unos escalones sobre el nivel del suelo (no sabemos bien si como referencia al acqua alta o por motivos técnicos, ya que no intervienen en el desarrollo) donde se presentan las diferentes composiciones para cada acto: estancias del palacio ducal, las mazmorras… 

El vestuario es acorde a la época, con diferentes colores para el consejo de los diez, los senadores, los jueces o el pueblo. Las luces sin embargo estorbaban en algunos momentos impidiendo ver correctamente la escena. Con todo, nos gustaría que teatros de renombre sacaran tanto provecho de los presupuestos que manejan como ha hecho este con uno muy inferior.

I due Foscari en Piacenza

En cuanto a los cantantes, básicamente son tres principales con algunas otras interpretaciones: el magnífico barítono Luca Salsi nos deleitó como el Doge Francesco Foscari, con una gran interpretación, una gran romanza, O Vecchio cor, che batti, al final del primer acto y otra al final de la obra, además de emotivos duetos con su nuera y su hijo. También estaba muy adecuado en su papel, moviéndose bien en el escenario.

Muy bien también el tenor romano Luciano Ganci, como el desgraciado hijo Foscari, una bella voz, muy clara además, que gustó mucho desde el principio, con el aria Dal più remoto esilio. Quizá su trabajo actoral se resentía un poco en algunos momentos, pero en todo caso fue siempre aplaudido por el público.

El papel de Lucrezia, nuera del Doge, fue para la soprano croata Marigona Qerkezi, que pudo ser vista el año pasado en La Coruña y Oviedo, con Aida y Ernani, respectivamente. Su voz es muy poderosa y lo demostró en sus arias, dominando la parte belcantista y manteniendo emotivos duetos tanto con su marido como con su suegro.

Pero lo que es más de apreciar en toda la noche es cómo la orquesta, bien dirigida por el maestro Matteo Beltrami en una versión de delicada belleza musical, muy bien enfrentado a coros y arias, llenaba la sala y la podíamos sentir de un modo muy intenso. También las voces, claro. Es el placer de los pequeños teatros: no son producciones grandilocuentes, pero si el elenco vocal funciona bien y la orquesta es profesional y está bien dirigida, el espectador está muy cerca de alcanzar el éxtasis.

Amigos, no lo duden: en un viaje por Italia, Alemania o Europa Central, si están en una ciudad de provincias y ven un cartel de una ópera o un concierto para esa noche, no lo duden y compren un billete, porque lo disfrutarán como un niño disfruta al abrir un regalo.

Javier Lillo