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Por Publicado el: 04/04/2024Categorías: En vivo

Crítica: ‘Madama Butterfly’ en la Royal Opera House de Londres

UNA BUTTERFLY DE ALTOS VUELOS EN LA ROYAL OPERA

Madama Butterfly, Puccini. Reparto: Asmik Grigorian, Joshua Guerrero, Hongni Wu, Lauri Vasar, Ya-Chung Huang. Orquesta de la Royal Opera House de Londres. Dirección musical: Kevin John Edusei. Dirección escénica: Moshe Leiser y Patrice Caurier. Royal Opera House,  Londres.  26 de marzo 2024.

Debo de confesar que a día de hoy, antes de asistir, o no, a una representación de ópera, en lo primero que me fijo es en el director de escena. Y no porque para mí prime la escena sobre lo demás, pero es importante saber si es un director que va contra la obra, que pretende transmitirnos un mensaje ajeno a ella, pero a través de ella, o si es simplemente un creador de “fealdades escénicas sin sentido”,  ahorrándome entonces la entrada, el tiempo, y en muchos casos el disgusto.

También debo admitir que la música, tanto de Puccini, como de Mozart como de Wagner (tres de mis compositores de ópera favoritos, aunque no los únicos), me sumerge en una especie de trance espiritual, y si la representación funciona  más o menos (ya sabemos que es casi imposible asistir a una función perfecta), el disfrute es de gran nivel. ¡No creo que nadie que haya escuchado y vivido una ópera de Puccini pueda seguir siendo la misma persona! Aunque sea un poquito, algo habrá cambiado en él, o ella.

Pasada esta (larga) introducción, en la que creo hablar por muchos sufridos aficionados operísticos actuales, debo de decir que asistí a una muy notable representación de la tremenda ópera pucciniana, Madama Butterfly.

Crítica: 'Madama Butterfly' en la Royal Opera House de Londres

Escena de la producción de Madama Butterfly

La producción del tándem Leiser-Caurier debe ser ya conocida por un gran número de aficionados, ya que se estrenó en la ROH hace más de 20 años, y es, además, coproducción con el Teatre del Liceu, donde también se ha visto varias veces. Es de las producciones que aficionados como yo buscamos: sigue la historia, la dirección de actores es acertada, y, como plus, es bellísima visualmente.

Un único set, que representa el interior de la casa de Cio-Cio San, cuenta con una superficie central de madera a modo de piso, de la que salen con unas planchas por las que entran y salen los cantantes. En el fondo del escenario se disponen una serie de paneles a modo de shoji que suben y bajan o se desplazan lateralmente, dejando ver unos bellísimos fondos evocativos, que van cambiando conforme discurre la acción. El efecto es magistral. Sobresaliente también la labor de iluminación por parte de Christophe Forey.

La estupenda orquesta de la Royal Opera estaba esta vez dirigida por el director alemán Kevin John Edusei, al cuál no conocía de nada,  pero, no obstante, llevó a cabo una buena labor orquestal, con sus precisas dosis de emoción, mostrando un buen equilibrio entre voces, orquesta y coro, y sin cargar las tintas; Madama Butterfly, tal como la escribió Puccini, con sus melodías envolventes y eternas, funciona por sí sola.

Crítica: 'Madama Butterfly' en la Royal Opera House de Londres

Escena de la producción de Madama Butterfly

El norteamericano Joshua Guerrero es un buen tenor, de estupenda presencia física (desde este punto de vista encarna a la perfección el personaje) y como mucho de sus compatriotas, de canto entregado, honrado y generoso. Un buen cantante para este papel.

Lauri Vasar hizo una muy buena creación de ese ambiguo personaje que es Sharpless. Con voz más sonora y rotunda de lo habitual para este personaje, optó por interpretar al cónsul americano como un señor de férreos valores morales, enfocando su personaje como un profeta bíblico que va advirtiendo seriamente de lo que puede pasar (y pasa).

Suzuki y Goro fueron interpretados por Hongni Wu y Ya-Chung Huang respectivamente. Hongni Wu hizo una más que correcta Suzuki, uno de los papeles más tiernos y tristes de esta ópera. Bufo y antipático, como debe ser, el siniestro Goro de Ya-Chung Huang, pero muy lejos de las recreaciones antológicas de un Piero de Palma o de un Michel Sénéchal.

Bien en general los secundarios, y muy bien, prestación de gran altura del Coro de la Royal Opera, a las órdenes de William Spaulding.

Y claro, Butterfly: aunque he disfrutado en vivo unas cuantas, desgraciadamente no vi en vivo, por edad, a Scotto o Kabaivanska, que hacían creaciones inolvidables del personaje (¡gracias a Dios que hay grabaciones!). Pero sí puedo afirmar que Asmik Grigorian es la mejor de todas las que he visto: su identificación con el personaje es total, y vocalmente, la mejor en muchos años. No dio muestras de fatiga vocal en ningún momento, su voz flotaba sin problemas sobre la nutrida orquesta pucciniana, y en los dúos con Pinkerton y Suzuki, la compenetración con los otros cantantes fue perfecta. Una interpretación de muchos quilates y mucha emoción.

Tras Radvanosky y Netrebko, la nueva generación de sopranos que incluye a Yoncheva, Davidsen y Grigorian (¡y más!), nos pueden llevar a pensar en un futuro ciertamente optimista. Grigorian parece que está llevando su carrera de forma acertada, aunque siento que cancelase su participación en Jenufa con la London Symphony y Rattle este pasado enero. Pero sólo la puedo decir: Brava!

Crítica: 'Madama Butterfly' en la Royal Opera House de Londres

Escena de la producción de Madama Butterfly

Finalmente, algunas reflexiones.

Vivimos en la época que vivimos, y algunas cosas son las que son, incluso en una puesta tan tradicional como ésta. Lo primero es que muchos de los personajes asiáticos, están cantados por cantantes asiáticos: ¿curioso? Siempre he defendido que los cantantes debían seleccionarse por su voz, y, en segundo lugar, sus dotes actorales. Es decir, la selección debería ser, como dicen en inglés, colorblind (si Mario del Monaco no hubiese podido cantar Otello, o Jessye Norman sólo hubiese podido cantar Aida…) Pero, en esta representación, todos los cumplieron sin problemas con sus papeles, luego no problem.

Por otro lado, comentar que cuando asistí a la primera función de la anterior serie de Madama Butterfly en la Royal Opera, a Joshua Guerrero, debutante en el papel de Pinkerton, le cayó un abucheo de campeonato. Guerrero, tras una buena prestación, quedó aturdido y completamente destrozado, llevándose incrédulo la mano a la oreja para mostrar que no se creía lo que escuchaba, y luego al corazón. El resto del elenco le consoló y le explicó, como otros nos dimos cuenta, que no le abucheaban a él, sino a su personaje. Igual ha ocurrido esta vez, aunque de forma más mitigada; luego, ¿ahora se aplaude y se abuchea a los personajes y no a la prestación artística? Gracias a Dios, Joshua ya se las sabía, y entendió que al menos actoralmente había hecho una buena encarnación como malvado…

Jose María Garcia-Courel

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