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Por Publicado el: 01/02/2007Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

De envidiar

De envidiar
Hay dos teatros en el mundo que admiran por la gran baraja artística que manejan. No hay director de escena o musical ni cantante de primera línea que no figure en sus temporadas. Son el Metropolitan neoyorquino y la Ópera de Zurich. No puede haber más contraste entre sus tamaños de sala y escenario. Uno es, con la Bastilla, posiblemente el de mayor aforo del mundo, el otro no superará a nuestra Zarzuela. En ambos tiene un gran peso la iniciativa privada, favorecida por las peculiares características sociales y fiscales de ambos países. El mecenazgo, ese que tanto buscan nuestros teatros, tiene en EEUU una amplia desgravación. En Zurich firman contratos artísticos por periodos de tiempo de forma que incluso sea posible justificar una residencia y reducir impuestos. El caso es aplicar la imaginación y las posibles ventajas propias.
Pero además de contar con todos los grandes nombres hay otro aspecto que suscita admiración y envidia: la cantidad de títulos que componen sus temporadas y la frecuencia con que se pasa de uno a otro. La semana pasada se ofrecía en Nueva York “La Boheme”, “El primer emperador”, “Cavallería rusticana”, “Payasos”, “Traviata” y “Lucia di Lammermoor”. En Suiza, algunos menos, “Fidelio”, “Semele”, “El triunfo del tiempo” y también “Lucia”. Por cierto con Bartoli, Beczala, Kaufmann, Salminen, Carsen, Flimm, Christie, Minkowski, etc. Pero es más, allí se pudo ver “Semele” el sábado, “Fidelio” el domingo al mediodía y “El triunfo” ese mismo día por la noche. Algo así, a lo que hay que añadir cambios para ensayos, sucede frecuentemente aunque Zurich cuente con una maquinaria escénica antidiluviana.
Sabemos que una cosa es un teatro de repertorio, como los citados, y otra uno de temporada como todos los españoles, pero de alguna forma, al menos en Madrid y Barcelona, habría que llegar a un compromiso intermedio. No es razonable que en las dos mayores ciudades de España, país turístico por excelencia, no se pueda ofrecer a nuestros visitantes el atractivo de al menos dos títulos de viernes a domingo. ¿Más técnicos? ¿Más presupuesto? Quizá sí, pero también imaginación. Gonzalo ALONSO

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